La misión liberadora de Jesús. Darío López R.. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Darío López R.
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религиозные тексты
Год издания: 0
isbn: 9789972701993
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destinatarios de la buena noticia del advenimiento del Mesías (Lc 2.8–11). Además, Lucas en esta sección de su evangelio, puntualiza que dos indefensos niños considerados como insignificantes y como seres humanos incompletos, según los patrones culturales predominantes del primer siglo, iban a dar cumplimiento a las profecías del Antiguo Testamento relativas a la misión liberadora del Mesías (Lc 1.68–80; 2.10–11, 27–32).

      Lucas enfatiza que Jesús comenzó su ministerio itinerante por ciudades y aldeas, predicando el evangelio del reino de Dios desde la despreciada provincia de Galilea (Lc 4.14, 15, 42–43; 8.1), y que fue en la sinagoga de Nazaret donde expuso su programa mesiánico (Lc 4.16–30). Programa en el que especificó que había venido a predicar el año agradable del Señor o el jubileo (Lc 4.19). En aquella ocasión, delante de un público judío, proclamó un mensaje de liberación integral con claras consecuencias sociales y políticas. Según Yoder:

      El pasaje de Isaías 61 que Jesús utiliza aquí para aplicarlo a sí mismo, no sólo es uno de los más explícitamente mesiánicos: es también el que establece las expectativas mesiánicas en los tér­minos sociales más expresivos. (Yoder 1985: 32–33)

      Desde la perspectiva de Yoder, lo más probable es que estas expectativas mesiánicas estuvieran asociadas al impacto igualitario del año sabático o jubileo (Yoder 1985: 33). El Mesías había venido para proclamar buenas nuevas a los pobres: euaggelizo ptojós (Lc 4.18). Además, resulta significativo notar que esta proclamación comenzó en la provincia subdesarrollada de Galilea, poblada por una raza mixta que los piadosos judíos de Jerusalén despreciaban, y en la que había cientos de viudas, huérfanos, pobres y desempleados (Saracco 1982: 9, Gutiérrez 1989: 197–198). Desde la despreciada Galilea comenzó, entonces, el anuncio de la buena noticia de liberación para los pobres y los oprimidos (Lc 4.18).

      Al respecto, la respuesta de Jesús a los discípulos de Juan el Bautista es bastante elocuente:

      Juan el Bautista nos ha enviado a ti para preguntarte: ¿Eres tú el que había de venir, o esperaremos a otro? En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído; los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucita­dos, y a los pobres (ptojós) es anunciado el evangelio. (Lc 7.20–22)

      Lucas es el evangelista de mayor sensibilidad a las realidades sociales. Tanto en su Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles, los temas de la pobreza material, de la puesta en común de los bienes, de la condenación de los ricos, son frecuentes. (Gutiérrez 1988: 423)

      En el mismo sentido, Howard Marshall sostiene que en Lucas se destaca la preocupación especial que Jesús tiene por la gente menos privi­legiada: los pobres materiales, las mujeres, los niños y los pecadores declarados (Marshall 1991: 830). Indudablemente, uno de los temas teológicos centrales de Lucas en su evangelio es la presentación del ministerio de Jesús como el anuncio de la buena noticia de liberación a los pobres y los excluidos. La evidencia acumulativa presente en este evangelio es suficientemente sólida. Al respecto, haciendo una novedosa exégesis de pasajes como Lucas 1.46 y ss., 68 y ss.; 3.21–4.14; 4.14 y ss.; 6.12 y ss.; 9.1–22; 12.49–13.9; 14.25–36; 19.36–46; 22.24–53, Yoder ha demostrado ampliamente las implicancias sociales y políticas del enfoque teológico lucano (Yoder 1985: 27–48). Este mismo autor sugiere también que pasajes como el Magníficat hacen pensar en la doncella María como una macabea (Yoder 1985: 27).

      Pero ¿quiénes son los pobres y los excluidos en el Evangelio de Lucas? No resulta fácil establecer con precisión tanto las características básicas que definían a los pobres y los excluidos como los límites de los espacios sociales donde estos se movilizaban. A pesar de estos incon­venientes, ciertos factores teológicos, culturales y políticos, pueden ser bastante útiles para explicar cuáles son los sectores sociales a los que nos referimos cuando hablamos de los pobres y los excluidos.

      En la Palestina del primer siglo, el mundo de los excluidos estaba integrado principalmente por los leprosos, los cobradores de impuestos o publicanos, los samaritanos, las mujeres, los enfermos de todo tipo y los niños. Todos estos sectores sociales estaban condenados al ostra­cismo social. Dicho de otra manera, en una sociedad marcada por los valores religiosos de un fariseísmo insensible y los intereses políticos mezquinos de escribas y saduceos, la marginación y la exclusión tuvo niveles económicos (los pobres), sociales (mujeres, niños, enfermos, cobradores de impuestos), culturales (samaritanos, mujeres, niños) y religiosos (mujeres, cobradores de impuestos, samaritanos, enfermos).

      Dentro de ese contexto, si bien los pobres formaban parte del mundo de los excluidos, no todos los excluidos formaban parte del mundo de los pobres. Como ejemplo de esto podemos mencionar a dos de ellos, Zaqueo y Mateo, no eran pobres en el sentido material del término, pero sí se ubicaban en el mundo de los marginados y excluidos debido a su condición de cobradores de impuestos vinculados al poder imperial. Teniendo en cuenta esa realidad, se puede comprender mejor por qué escribas y fariseos murmuraron cuando Jesús y sus discípulos entraron a los hogares de estos dos conocidos pecadores públicos. En el caso de Leví o Mateo, se señala lo siguiente:

      Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos. Y los es­cribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? (Lc 5.29–30)

      Sobre la presencia de Jesús en casa del cobrador de impuestos o publicano Zaqueo, se subraya que todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador (Lc 19.7).

      También varias de las mujeres que seguían a Jesús, siendo excluidas cultural y religiosamente, tenían, sin embargo, bienes materiales que las ubicaban socialmente como miembros de un sector privilegiado. Juana, esposa de Chuza, intendente de Herodes, y Susana, entre otras mujeres que le servían a Jesús de sus bienes (Lc 8.3), son ejemplos que ilustran esta afirmación.

      En segundo lugar, cuando hablamos de los excluidos, nos referimos a los sectores o subculturas que al interior de cualquier sistema social están en la periferia o son considerados como descartables. Ese fue, por ejemplo, el caso de los cobradores de impuestos y los leprosos en el mundo cultural judío del primer siglo.

      Sin embargo, rompiendo con las categorías sociales y culturales