Casos de espina bífida también los hemos encontrado á menudo.
La eclampsia, convulsiones de los niños, llamada alferecía, es, á no dudarlo, un padecimiento muy común; y se explica con sólo recordar que en su etiología figura con frecuencia la irritabilidad intestinal, y que esta se produce á causa de una alimentación mal dirigida ó viciosa, que es casi siempre el caso en que se encuentran los hijos de gentes pobres y aun de no pocas familias acomodadas. "El hijo del pobre, dicen, debe acostumbrarse á comer de todo," y siguiendo esta máxima le echan al estómago de las criaturas sustancias alimenticias que no puede aquel órgano digerir.
La imbecilidad, el idiotismo y las anomalías congénitas del cerebro dan también en los campos su contingente á la patología infantil.
De los afectos propios de los órganos de los sentidos, el más frecuente es el catarro del oido en sus distintos grados.
Los órganos de la respiración se afectan de muy varios modos: el catarro nasal simple, el catarro bronquial, la neumonia, se observan á menudo; el asma misma se halla con extraordinaria frecuencia; la tos ferina, tos brava, reviste caractéres de rebeldía muy acentuados, y el crup no deja de castigar á las pobres familias campesinas.
Las endocarditis y pericarditis, enfermedades del aparato circulatorio, siendo como es cosa común el reumatismo, ocasionado por la falta de abrigo conveniente, también encajan en esta enumeración á título de padecimientos no raros.
Las enfermedades del aparato digestivo son las más numerosas: el muguet, sapos, lo padecen casi todos los niños, principalmente durante la dentición, que es difícil, en tésis general, á causa de múltiples circunstancias que se refieren á la pobreza de calidad de la leche de las madres, á la debilidad orgánica congénita, á la mala alimentación, etc.
Esta última causa, contribuye á que los padecimientos gastro-intestinales, agudos y crónicos, sean tan comunes en los niños de nuestra población rural; la lienteria y la misma tabes, se las encuentra en casi todas las familias haciendo víctimas.
La perversión del apetito, el vicio como le llaman en el campo, que consiste en alimentarse de tierra, ceniza, cal, es un estado morboso que los médicos tienen ocasión de comprobar á cada paso.
Lo propio sucede con los entozoarios, lombrices. Este padecimiento es tan general, que las madres atribuyen á las lombrices casi todos los desórdenes morbosos que observan en sus hijos.
Los infartos del hígado y del bazo son de una notable frecuencia; lo propio que las fiebres intermitentes, que no respetan edades. Hemos tenido ocasión de observar el paludismo hasta en niños recién nacidos.
Las parótidas—paperas—son bastante comunes; la angina tonsilar y sobre todo la hipertrofia de las amigdalas son padecimientos ordinarios.
El raquitismo, las discrasias tuberculosas y escrofulosas, y las manifestaciones de esta última ya en los ganglios, huesos, ó articulaciones, son casos que hallamos todos los dias en las criaturas de la clase de que venimos ocupándonos.
La nefritis es una enfermedad á causa de la cual sucumben bastantes niños.
Recordando que es frecuente la fimosis congénita, y el hidrocele en los varoncitos, y el catarro de la mucosa genital, flores blancas, en las niñas, cerramos este compendio de las enfermedades á que está más expuesto durante la infancia el habitante de nuestros campos.
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