– Aumento de la secreción de sudor.
Estas reacciones se manifiestan independientemente de la condición física del sujeto, aunque esta última puede determinar el comportamiento y la entidad. Se trata de cambios temporales, porque en cuanto cesa el ejercicio físico también desaparecen estos cambios y en poco tiempo el organismo vuelve a su estado normal. El intervalo de tiempo para la vuelta a la normalidad es normalmente más breve cuanto mejor es la condición del individuo.
La expresión «condición física» indica ese estado concreto por el que el deportista se encuentra en la .
Una de las manifestaciones típicas de la condición física es el alejamiento del «umbral de la fatiga».
¿Qué es la fatiga? ¿Qué es el umbral de la fatiga?
Por fatiga entendemos la disminución del poder funcional de un órgano o de todo el organismo, debida a un exceso de trabajo.
El umbral de la fatiga representa el límite de demarcación entre la completa eficiencia y el inicio del descenso del poder funcional.
El entrenamiento mediante múltiples actividades se propone y retrasar el momento del surgimiento de la fatiga.
En la práctica, el entrenamiento se manifiesta como una repetición sistemática y racional de determinados movimientos y comportamientos con el objetivo de obtener una mejora de prestaciones.
Los cambios estructurales y funcionales que se verifican en nuestro cuerpo a causa del entrenamiento tienen una relación estrecha con el tipo de prestación motora que los ha provocado: a cada forma de movimiento le corresponde un tipo de adaptación.
En la práctica ocurre que, en las fases inmediatamente posteriores al esfuerzo físico, las estructuras orgánicas y musculares requeridas para producirlo y soportarlo no se limitan a superar la situación de fatiga con una vuelta a las condiciones de normalidad, sino que tienen una reacción reconstructiva que los lleva a superar la situación precedente al estímulo.
Estos momentos de sobrecompensación tienen una duración limitada y se vuelve progresivamente a la situación de normalidad.
Se hace necesario provocar otras situaciones de sobrecompensación antes de que se agoten las precedentes, es decir, provocar una «suma total de las acciones de entrenamiento» (Matwejew, 1972).
Repetir estas situaciones de estrés provocará la adecuación gradual de las capacidades atléticas, poniendo al organismo en situación de superar cargas de trabajo con menos acumulaciones de fatiga o de mostrar prestaciones siempre más elevadas. La sobrecompensación no debe entenderse desde un punto de vista fisiológico, sino solamente como una mejora de la acumulación de glucógeno.
Cuanto más grandes sean los depósitos de glucosa (reservas de glucógeno) en el músculo del futbolista, más tarde acusará el cansancio y más tiempo mantendrá la capacidad de cumplir con su tarea con una muy alta intensidad (Cogan Coyle, 1989).
El elemento básico de la prestación futbolística en lo que se refiere al empleo y el consumo de energía es la actividad de carrera.
Los especialistas se preocupan de detectar «cuánto» corre el futbolista aficionado durante un partido: en general, se ha verificado que esa carrera equivale a unos 8.000 metros. Eso no representaría ni siquiera una prestación atlética de nivel medio, si tenemos en cuenta exclusivamente el tiempo total de juego (90’).
Un análisis apropiado de la carga de trabajo muestra que en el ámbito de esta distancia se realizan:
– Saltos.
– Detenciones y frenados.
– Cambios de dirección.
– Controles del balón.
– Enfrentamientos con adversarios.
En otras palabras, el partido de fútbol es una sucesión de prestaciones diversas por tipo de intensidad de acuerdo con el desarrollo del juego y se producen en un periodo determinado de tiempo. Toda comparación de la prestación futbolística con otras disciplinas (por ejemplo, el atletismo) es en realidad arbitraria y errónea. El jugador de futbol, desde el punto de vista atlético, ha de ser considerado solo un futbolista y nada más. Los 8.000 metros de carrera del futbolista se reparten así:
– Caminar 20% (~1.600 metros).
– Carrera lenta 35% (~2.800 metros).
– Carrera 25% (~2.000 metros).
– Sprint 15% (~1.200 metros).
– Carrera hacia atrás 5% (~ 400 metros).
Los centrocampistas habitualmente recorren distancias superiores con respecto a defensas y delanteros. La cantidad de carrera y el tipo de marcha varía mucho de posición a posición y en el mismo puesto en relación con las características físico-atléticas y sobre todo de carácter del futbolista.
Las distancias recorridas a la máxima velocidad varían desde los 3/4 metros a los 25/30 metros, siendo las más frecuentes de 10/15 metros y se repiten unas 50/60 veces.
Creo interesante indicar también los resultados de un estudio sobre las frecuencias cardiacas manifestadas por los futbolistas durante una competición. Los valores registrados demuestran que el futbolista no está sometido a tensiones muy elevadas.
A lo largo de un partido, se han manifestado las siguientes pulsaciones:
Esas cifras generan algunas consideraciones de carácter general:
1. Existen diferencias importantes entre las prestaciones medias de los distintos jugadores.
2. Con la excepción de los centrales, todos los demás jugadores están sometidos a una amplia gama de estímulos.
3. Entre los defensas y centrocampistas prevalece el periodo de intensidad media, mientras que para los delanteros tenemos el periodo más largo de intensidad mínima, pero también el más largo de intensidad máxima.
Tratemos ahora de analizar cómo el movimiento y el entrenamiento pueden producir cambios en nuestro cuerpo. Para facilitar las cosas, describiré por separado los efectos del movimiento producidos sobre los músculos, sobre las articulaciones, sobre los huesos, sobre los órganos internos, sobre la mente y también sobre las relaciones con otros, pero hay que tener presente que a menudo esos efectos se manifiestan al mismo tiempo.
EFECTOS SOBRE LOS MÚSCULOS
Los músculos son los órganos activos del movimiento, están de hecho constituidos por fibras que se contraen ante la presencia de impulsos (órdenes nerviosas). El movimiento produce sobre el músculo las siguientes transformaciones:
1. Aumento del volumen: El músculo, si se le hace trabajar para elevar pesos o vencer una resistencia, se hace más grueso y al mismo tiempo aumenta su fuerza.
2. Aumento de la longitud: El músculo mantiene o aumenta su longitud por medio del trabajo continuo al que es sometido, el estiramiento muscular permite aprovechar plenamente la amplitud articular.
3. Aumento de los capilares: El músculo, dedicado a un trabajo de baja intensidad, pero de larga duración, aumenta su capilarización, es decir, el número de vasos que hacen llegar el oxígeno (transportado por la sangre) a las fibras musculares. Se consigue una mejor capacidad de abastecer