â¡Oye, suéltame, eh... me confundes!
âNo, Jack, no te confundo, apuesto a que estás drogado.
Entonces supo que sÃ, que ese hombre le conocÃa, su vida de exageraciones, extremos y derroches le impedÃa retener los rostros de la gente.
âOk, está bien. si me tienes apresado contra esta pared de forma tan oprimente es porque fui muy, muy malo contigo, y no lo lamento, ¡mira que eres feo!, amigo.
Esto irrita al hombre que se prepara para darle un golpe, pero Jack es ágil, saca su arma y apunta decidido, sus ojos de loco maniaco asustan al hombre, ya sabe que Jack es capaz de disparar e irse como si nada.
âCálmate, Jack.
Ambos ignoran que tienen algo en común: encontrar a Klaire.
âEstoy calmado, amigo, pero mis manos, ah, ah, ellas no se gobiernan, ¿sabes?, me encantarÃa dispararte a la cara y borrar ese horrible rostro que no recuerdo, pero no puedo, estoy buscando a una vieja amiga, si no fuera por eso, te matarÃa, por desperdiciar mi cigarrillo, ¡idiota! âBaja el arma, la guarda, respira y toma el cigarro del suelo, al que le queda una Ãnfima llama, exhala y lanza el humo hacia el cieloâ. Estoy vivo, permanezco en mi propio infierno, soy un dios.
El hombre lo mira sintiendo lástima de aquella personalidad distorsionada, respira y más calmado se dirige a él.
â¿Quién es tu amiga?
â¿Qué amiga? âFinge ser un despistado para molestarle.
âDijiste que... buscabas a una amiga.
âAh, sÃ, eso, es una amiga de la secundaria, ha desaparecido, vive aquÃ, en este edificio.
â¿Klaire? ¿Buscas a Klaire?
â¿La conoces?
Durante una conversación que duró unos veinte minutos, se pusieron al tanto de todo, ambos se informaron sobre casi todo lo que sabÃan, Jack no le mostró la grabadora, no querÃa delatar a la madre de Klaire, no quiso mostrar esta evidencia.
âAhora que te he puesto al tanto de todo, quiero... quiero entrar en su apartamento.
âImposible, no puedo permitirlo.
âVamos, ambos queremos que regrese.
â¿Qué encontrarÃas que no hayamos ya visto? Hay un equipo de expertos en el caso.
â¿Olvidas quién soy? Soy el policÃa forense más reputado de NY, mi experiencia es trascendental, lo sabes.
âEstá bien âdijo tras pensarlo unos segundos. Jack ignoraba lo desacreditado que estaba en su trabajo, realmente permanecÃa en él porque muchos le debÃan favores, si Jack hablara, muchos caerÃan, conoce todos los cÃrculos corruptos de su departamento policial.
âPero entraré solo, sabes que trabajo solo.
âNo hay problema, ya las cosas de valor han sido puestas en lugar seguro âdijo insinuando que Jack podrÃa robar algo.
âMe alegra, no me gustan las tentaciones en la escena del crimen. âSe intenta mostrar sarcástico y divertido al mismo tiempo.
No tardó nada en entrar en el apartamento. â¿Dónde está el montón de libros?â Ya no estaban, solo una computadora que enciende, mientras se inicia el sistema, mira con detalle la moderna decoración, sà que habÃa cambiado Klaire, ahora es más que una frustrada mujer, se ha convertido en una vanguardista neoyorkina, en el lugar se respira equilibrio gracias a aquella decoración contemporánea, de colores blanco, plata y azul cielo, se refleja clase, estilo y mucha paz.
El vuelve a ponerse ante el ordenador, se sienta, pero el PC reclama una contraseña y un usuario, lo intenta con algunos.
âA ver, 1234, no, no es ese, el nombre de la madre, va, tampoco, su nombre, tampoco.
Entonces se le ocurre una idea idiota: âSolo me falta poner mi nombreâ, lo puso y se abrió, el PC se inició.
Su corazón latió muy fuerte, ella tenÃa su nombre como usuario, o le amaba mucho o le odiaba demasiado.
Es cuando ve algunos documentos, uno de ellos es un audio, pone: âDiario de Klaireâ, con nada más y nada menos que casi 1GB de datos. También está esa aplicación con montones de libros. âAhora lee a través de la computadora, cómo cambian las cosasâ, piensa. â¡Vaya! La chica tiene mucho que decirâ.
Conecta su móvil al PC y lo descarga.
Luego toma la grabadora y empieza a escuchar tranquilamente las últimas conversaciones de Klaire antes de desaparecer.
Se levanta mientras escucha, se fija en el teléfono, tiene varios mensajes, empieza a escucharlos. Algunos son de su madre, otros, de su jefe, y uno al final, ese le llamó su atención, era un mensaje de Petrushka Nova, la madre de la fallecida Lara Nova.
âDetective Morgan, soy Petruska Nova, dÃgame que todo está bajo control, por favor, dÃgame qué ha pasado, espero noticias suyas.
El mensaje era de hacÃa dos dÃas, era el último, copió el número y lo marcó, era un número con código de área ruso, no logra contactar.
En ese momento, la puerta se abre y el jefe de Klaire entra. Jack saca el USB y quita el cable de su teléfono. Por suerte, el documento ya se habÃa descargado.
âVeo que está escuchando los mensajes⦠Ah, ¡también pudo obtener la clave de acceso!
âNo es algo tan difÃcil, sus expertos pueden deshabilitar las claves en cuestión de segundos, ¿por qué no lo hicieron?
âPor respeto a su privacidad, su PC es algo muy personal, veo que conoces más de Klaire de lo que creÃa.
âTe sorprenderÃas ârespondo irónico.
âHay mensajes recientes, por lo que veo âdice mientras empieza a escuchar el de hace dos dÃas.
âSÃ, se ve que están haciendo un gran trabajo.
âDéjate de ironÃas, Jack, no puedes querer encontrar a Klaire más que yo, apareciste en su vida después de mucho tiempo, yo he estado en ella bastante más.
â¿De cuál te enamoraste, de la obesa pusilánime o del clon de la psicóloga muerta? Ambas parecen muy ardientes, ¿no crees? âSu sarcasmo era repugnante.
âNo voy a permitir que...
â¡Ya basta, calma! No vamos a pelearnos por ella, ¿eres capaz de compartir un sándwich, o depende del tamaño?
âOye, Jack, no sé qué existe entre ustedes, no me interesa, pero una cosa sà te digo, Klaire es la mujer más honesta, respetuosa y transparente que conozco, lamento que tengas una imagen equivocada de ella, quizás eres de las personas que miran a los demás a través de sus propios espejos. Lo siento, eras una mala persona antes y lamento decir que... ahora, eres un asco.
Esas palabras fueron cortantes y empezó a reflexionar, se preguntó en ese mismo instante: â¿Qué clase de monstruo soy?â.
«Es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente, uno comienza a alterar los hechos, para encajarlos en las teorÃas, en lugar de encajar las teorÃas en los hechos».
Arthur Conan Doyle
CAPÃTULO III
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