A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos – a menudo únicos– de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. DE VECCHI EDICIONES, S. A.
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EL DESPERTAR DE UN SENTIDO
¡Hablemos del sexto sentido! Cuando comencé esta obra empecé a plantear, en las conversaciones mantenidas con numerosas personas de opiniones y sensibilidades muy diversas, esta cuestión un poco abrupta.
Ninguno de mis interlocutores se sorprendió, sino más bien al contrario.
El sexto sentido interroga, fascina. ¿Es el de la precognición? ¿Es el de la conjunción azar-realidad? ¿Es una manera de nuestro subconsciente de revelarnos nuestros verdaderos deseos? ¿Es una derivación de la telepatía? Estas y otras cuestiones, así como los detalles que se derivan, han sido abordadas.
El hombre posee unas capacidades psíquicas sorprendentes, algunas de las cuales dan lugar al debate: sensibilidad, receptividad, discernimiento (clarividencia, clariaudiencia), telepatía, telequinesia, premonición, retrocognición, etc. Abordar el sexto sentido significa necesariamente abordar todos estos temas, pero también detenerse en los trabajos de Freud, Jung, etc.
No es mi intención realizar un estudio científico stricto sensu, o un estudio sobre parapsicología. El objetivo manifiesto de esta obra es:
– presentar todas las nociones conectadas al sexto sentido (la imaginación, los sentidos, el espíritu, el tratamiento personal de la información recibida en tiempo real, etc.);
– confrontar los diversos puntos de vista: el lector encontrará numerosas opiniones que permiten conocer, mediante las citas, las diferentes posiciones de pensadores, investigadores, escritores, etc.;
– presentar ejercicios relacionados con el sexto sentido (meditación, desaparición del miedo, eliminación de la frustración, etc.).
Además, a partir de ejemplos concretos extraídos de la vida cotidiana, intentaremos comprender mejor qué es el sexto sentido y sus múltiples manifestaciones.
Intentando analizar todos los campos de explicación, de realización y de investigación del sexto sentido, mi primer deseo es conducir al lector hasta un mayor conocimiento del hombre y de su vida interpersonal.
Para terminar esta introducción, damos la palabra a Gide en Les Nourritures terrestres: «Todo conocimiento que no es precedido de una sensación es inútil».
¡Manos a la obra!
Primera parte
EN BUSCA
DEL SEXTO SENTIDO
DE LA OBSERVACIÓN
A LA CONSTATACIÓN
Según se observe a las personas de lejos o de cerca, se creerá que todas se parecen o bien que son muy distintas. Es bueno destacar esta diferencia de posición en el espacio, que haría que un marciano nos mirase sin comprendernos mejor que lo que nosotros mismos comprendemos a las hormigas o los cromosomas.
Una mirada distante conducirá a la constatación de que cada uno está dotado de dos brazos, dos piernas, dos ojos, dos orejas, etc., pero también, entre otras cosas menos aparentes, de cinco sentidos que son iguales para todos. En otras palabras, todas las personas están preparadas para tener la misma aproximación al mundo exterior y, por ello, las mismas relaciones con las demás personas.
Cuando, llevado por su curiosidad, un observador se encontrase entre las personas, constataría la evidencia de que no todas son iguales. Quizá sus gustos lo atrajesen más hacia unos que hacia otros, y al intentar comprender por qué de cerca son tan diferentes, se daría cuenta de que hay dos razones principales. Una es que no todos vienen al mundo en las mismas condiciones, cada uno llega con un capital y unos recursos diferentes. Unos tienen más capital que recursos y otros a la inversa. Son raros los que disponen de las dos cosas. Algo así como si se tratara de un negocio del que cada uno dispusiese al principio, con la posibilidad, a lo largo de su vida, de hacerlo fructificar o desaparecer.
La otra razón que hace a las personas distintas es que, si bien están todas dotadas de cinco sentidos que les permiten la relación con el mundo exterior y con las otras personas, no todas los utilizan de la misma manera. Se plantea entonces una cuestión: ¿qué más tienen aquellos que aprovechan mejor la vida, o aquellos que la construyen basándose en la utilización de un único sentido: perfumistas, cocineros, músicos u otros? Ya podemos preguntarnos, por lo tanto, si algunas personas no estarán dotadas de sentidos suplementarios: el sexto sentido, por ejemplo.
• La imaginación
Es necesario precisar en qué consiste la imaginación. Decir: «Si esto no existe hay que inventarlo» es lo contrario de la imaginación porque se parte, en este caso, del estado de alguna cosa que no existe… y son muchas las que no existen. Así, se puede soñar con hacer existir cualquier cosa a partir de su ausencia. Por ejemplo: no hay un automóvil que pueda transportar cuatro personas consumiendo un litro de gasolina a los cien kilómetros, a ciento cuarenta kilómetros por hora de media. Respuesta: hay que inventar un automóvil atómico que llene este vacío. Esta es la clase de respuesta que demuestra una total ausencia de imaginación porque procede de un desconocimiento de la realidad. Para que la imaginación pueda ponerse en acción, es necesario que haya materia y problema, o al menos duda.
La imaginación permite resolver de manera poco habitual o nueva un problema surgido de la realidad, mediante unos medios igualmente obtenidos de la realidad.
Un señor ha comprado una pequeña casa de guardabarreras de una línea de ferrocarril que ya no se utiliza. Está a siete kilómetros de la ciudad en la que trabaja, que era atravesada por esta línea. No tiene, además, ningún deseo de comprarse un coche. ¿Cómo ha resuelto su problema? Respuesta: ha comprado una plancha de 3,10 ×
1,53, de 22 mm de grosor. Debajo ha adaptado cuatro ruedas de aluminio. Encima ha instalado un mástil y una vela. En esa zona los vientos son fuertes y constantes. Resultado: su artefacto rueda a veces a más de setenta kilómetros por hora, y nunca necesita más de un cuarto de hora para llegar a su trabajo.
• Yo…
Una persona es en sí misma un mundo, un ego. Se podría llamar a eso un mundo interno. En nuestro planeta conviven varios millones de mundos internos y el conjunto representa para cada uno el mundo externo, es decir, el otro, el alter.
Cada uno puede decirse: el mundo externo está formado por todos los otros, salvo yo. Si esto se lleva bien, se puede decir que se trata de una relación altruista, porque va del ego al alter. Si se lleva mal, se trata, por el contrario, de una relación egocéntrica. La cuestión del sentido es importante.
La parte común impuesta a estas dos formas de una misma relación es la realidad, porque una misma realidad está al alcance de todos. La diferencia entre