Estudios históricos del reinado de Felipe II. Fernández Duro Cesáreo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Fernández Duro Cesáreo
Издательство: Public Domain
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Жанр произведения: Зарубежная классика
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le nombra Flaminio Orsino.

21

En la composición de las escuadras hay variedad en las relaciones: en el total de vasos están conformes las más.

22

Foragidos, dice Ulloa.

23

Herrera, lib. I, cap. IX. – Cabrera de Córdova, tomo I, página 284.

24

Hay diferencias de apreciación de bajas en las dos aguadas en las narraciones de Cabrera de Córdova y Herrera: el primero dice que en la dirigida por D. Álvaro de Sande hubo 157 muertos y 30 heridos, y en la de las galeras de Malta 80 muertos y cautivos, comprendidos los cinco Capitanes. Ulloa no consigna este suceso.

25

D. Álvaro de Sande disponía las cosas á su gusto. (Cabrera de Córdova, lib. I, pág. 295.)

26

Un bel fuggire che un bravo combattere e perdersi á fatto. (Antón Cirni Corso.)

27

Carrelières, Histoire de l'enterprise.

28

Según Cirni Corso, único que recogió pormenores.

29

La escuadra de Sicilia siguió el ejemplo de la Real, embarrancando en los Gelves y rindiéndose sin resistencia.

30

Herrera, lib. II, cap. II, sube á 25 las naves apresadas. Otros anotan 28 galeras, una galeota y 27 naves apresadas. Castillo refiere que se perdieron en el combate 19 galeras, á saber: 4 de Juan Andrea Doria, 5 de Nápoles, 2 de Sicilia, una de Mónaco, 2 del Papa, una del Marqués de Terranova, 2 de Florencia, una de Antonio Doria y una de Mario. No incluye en el número otras siete galeras que, acertando con el canal, se refugiaron por el pronto bajo los cañones del fuerte; mas al fin se perdieron con éste.

31

Felipe II, tomo I, pág. 296.

32

Herrera, lib. II, cap. II.

33

Corrales dice que un siciliano, que se llamaba el capitán Sebastián, ofreció destilar agua del mar, por lo que le prometió Don Álvaro 500 ducados en dinero y 200 de renta. Diego del Castillo amplía que el inventor siciliano se nombraba Sebastián Poller, y conforma con la utilidad que reportaron los alambiques, produciendo 25 barriles diarios de agua, mientras hubo combustible.

34

Pág. 274, en el citado tomo de la Colección de libros españoles raros ó curiosos.

35

Diego del Castillo emplea la misma frase, pero en distinto lugar. Dice que en la retirada de la armada turca tocó en un punto de Sicilia llamado la Brúxula, entre Cabo Passaro y Augusta, por hacer aguada, y el Capitán español Sayavedra, que allí se hallaba, fué con salvoconducto á la galera Real del Bajá, con propósito de hacer algún rescate. Vió allí á D. Sancho de Leyva, D. Berenguer de Requesens y D. Juan de Cardona, que le recibieron con lágrimas en los ojos, y mirando á D. Álvaro de Sande, vió que con alegre semblante reía. Preguntándole el Capitán Sayavedra cómo, estando en aquella prisión, estaba con tan buen ánimo, le respondió: «Señor Capitán, llore quien se ha perdido mal, que yo, si he perdido la libertad, he conservado la honra, habiendo hecho en esta jornada lo que era obligado á Dios y á mi Rey, y como hombre he de pasar las adversidades y trances de fortuna.»

Otra especie consigna Diego del Castillo: que los Bajás que asisten en el Diván prometieron á D. Álvaro honores y riquezas si se quería volver turco, y de no ser así, que sirviese al gran Señor contra el Sofí, sin dejar la ley que tenía; y viendo la poca estima que de ellos y sus promesas hacía, condenáronle á cortar la cabeza, y le sacaron luego á caballo muy acompañado de ejecutores; pero el Sultán dió contraorden, mandando llevarle á la torre del Mar Negro, donde estuvo con un criado y un capellán hasta que Dios fué servido darle libertad.

Corrales asegura que en una historia de la jornada que D. Álvaro escribía en la torre, auxiliado de este capellán, llamado Carnero, tenía puesto que le ofrecieron el gobierno de Egipto con 50.000 ducados de salario, si renegaba de la fe cristiana. Créaselo quien quisiere, añadía. Lo cierto es que en el memorial dirigido al Rey nada escribe D. Álvaro de esto.

36

Memorial histórico español, publicado por la Real Academia de la Historia, tomo XI: Madrid, 1859, fol. 43.

37

Murió en Constantinopla.

38

Academia de la Historia, Colección Salazar, G-64.