Sergei Prokofiev. Nadia Koval. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nadia Koval
Издательство: Издательские решения
Серия:
Жанр произведения: Биографии и Мемуары
Год издания: 0
isbn: 9785448313554
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así casi desde los pañales ¡Su sonata es una caminata de elefantes!». En aquel momento, Prokofiev se sintió muy ofendido por recibir «un papirotazo en la nariz» de parte de los adultos. Pero pasará el tiempo y confirmará su gran talento de compositor.

      Luego de haberse graduado del curso de composición, Prokofiev recibió la designación oficial de «artista libre». Para festejar este evento pidió a su madre que le comprase un traje gris, camisas de color, corbatas, gemelos y zapatos amarillos. Algún tiempo antes de la graduación, Prokofiev se encontró con Maximilian Schmidthoff, un estudiante en un curso más bajo que él. Altamente inteligente, Schmidthoff compartía con Sergei el gusto por las charlas sobre filosofía y la música. Alentado por Max ‒como solía presentarse Schmidthoff‒ Prokofiev comienza a leer a Schopenhauer, cuya escritura va a tener una muy marcada influencia sobre el futuro compositor. Pronto, Schmidthoff se convertirá en uno de los más queridos amigos de Prokofiev.

      En febrero de 1910 el padre de Prokofiev se trasladó a San Petersburgo con la idea de vivir junto a su familia, pero se sintió mal de improvisto y se lo tuvieron que llevar al hospital. En marzo, los médicos descubrieron que Sergei Alekséievich tenía cáncer de intestino. Lo operaron el 10 de abril, pero su situación era crítica porque el cáncer se expandía a otros órganos. Ahora, Sergei y María Grigórievna lo iban a visitar todo el tiempo al hospital. La nueva operación en mayo no pudo cambiar nada. Sus últimos días los vivió bajo la influencia de la morfina. El padre de Prokofiev murió el 23 de julio de 1910, sin recobrar el conocimiento. Fue enterrado en el Cementerio Novodevichy de Moscú. El 10 de agosto de 1910, Prokofiev había escrito en su Diario:

      ¿Si yo lo amaba? No lo sé. Si él hubiese sido ofendido por alguien, hubiese hecho todo para protegerlo. En cuanto al amor, durante los últimos seis años perdí contacto con él. Teníamos muy pocos intereses en común. Lo vi sólo en cuatro ocasiones, cuando él venía en invierno a San Petersburgo. Y entonces, el principal punto de contacto eran las clases de álgebra, la geometría y el dibujo que yo recibía cuando volvía a Sóntsovka. A veces, las clases eran agradables; otras veces no, por el exceso de pedantería de papá. De todos modos, siento que en ese momento no llegué a valorar completamente la excepcional personalidad de mi padre, que hizo muchísimo para su hijo único, y quien con su duro trabajo por mucho tiempo estuvo sosteniéndome materialmente.

      Con los cinco años de carrera de composición, los estudios de Prokofiev no habían terminado en el Conservatorio: decide seguir otra carrera – la de pianista. Después de deliberar mucho, decidió dejar de estudiar con Winkler y se inscribió a las clases de Ana Yesipova, la profesora de piano más reconocida. En su Diario anota:

      Estudiar con Yesipova es un placer. Cada vez que preparo la lección, lo hago cuidadosamente, para que suene con más claridad e inteligencia. ¡Qué suerte que me fui de Winkler! Pero no obstante, el recuerdo de él es sagrado. Y en la memoria de los antiguos buenos años, durante el verano compuse especialmente para él los cuatro Estudios para piano y se los dediqué con las palabras «Al querido Maestro». El día antes de ayer se los entregué a Winkler, y mañana tendré que encontrármelo «accidentalmente» en el conservatorio y preguntarle si le han gustado.

      Al principio todo iba bien con las clases de Yesipova, y la profesora decía con orgullo que tenía en su clase a un alumno que sabía escribir sus propias sonatas.6 Pero después de un tiempo, Prokofiev empezó a sentir que el método de Yesipova, basado en los patrones «clásicos», era muy aburrido para él. «Si el temperamento del alumno coincidía con el de la profesora, los resultados eran admirables. Pero si el alumno demostraba cierta originalidad, ella en lugar de desarrollarla, la quería suprimir», recordaba él. Ella le insistía que tocase más Mozart, Schubert y Chopin cuando se ocupaba de encontrar su propio lenguaje, y por eso, no entendía cómo uno podía preocuparse por las sencillas armonías de Mozart.

      El examen final de piano se presentó en dos partes. La primera tuvo lugar el 12 de marzo de 1914, donde Prokofiev tenía que interpretar las obras de Bach, Mozart, Beethoven, Chopin, Schumann y Lizst. Los examinadores le pusieron la nota más alta, «5+». Después del primer examen, Prokofiev escribió en su Diario:

      Es muy lindo sacarse de encima este examen. Pero el segundo está por venir. ¿La interpretación de mi propio Concierto me salvará o me matará? ¿Quedarán enojados los examinadores por su disonancia o, por el contrario, quedarán impresionados por su brillantez e impetuosidad? De todos modos, ya es demasiado tarde para empezar a estudiar otro Concierto. Pero estoy seguro de que se puede tocar mi obra de tal manera que los examinadores se queden sin palabras, y en eso está la victoria. Además, este es el primer caso: ninguno de los alumnos del Conservatorio de San Petersburgo ha interpretado jamás su propio Concierto en el examen final.

      El 22 de abril de 1914, Prokofiev tocó brillantemente su Primer Concierto para Piano en el examen final. Su más cercano rival para obtener el primer lugar en la carrera fue Nadezhda Golubovskaya.7 A la espera de la decisión del comité del examen, Prokofiev invitó a Golubovskaya a jugar al ajedrez. La comisión estuvo a favor de Prokofiev, lo que significaba el otorgamiento del título de Laureado del Conservatorio y el Premio de Antón Rubinstein – un piano nuevo fabricado por Schroeder, que se entregaba cada año al mejor pianista graduado.

      Sí, fue una victoria, y muy importante para mí porque ocurrió en mi Conservatorio favorito, donde no me dieron golpecitos en la cabeza como a un buen alumno, sino que gané con una nueva palabra, mi palabra, pronunciada contra la rutina y la vieja tradición establecida en el Conservatorio.

      Los resultados de los exámenes finales habían sido publicados en los periódicos de San Petersburgo. El domingo 24 de mayo de 1914 en la Sala Teatral del Conservatorio, a la una de la tarde, se celebró el Acto público del Egreso N° 49 de los estudiantes del Conservatorio de San Petersburgo.

      Los profesores

      Aleksandr Glazunov (1865—1936)

      Ya siendo parte del Conservatorio, Prokofiev realizaba varias rebeldías en contra de Glazunov, considerándolo exponente de una visión conservadora de la música. Sin embargo, la discordia entre ellos no duró mucho tiempo. Como se sabe, Glazunov observaba seriamente los pasos de Prokofiev en su carrera y muchas veces le ayudaba en la promoción de sus primeras obras. Durante toda su vida Prokofiev guardó un profundo respeto hacia él. La influencia creativa de Glazunov se reflejaba en el hecho de que muchas veces los estudiantes practicaban tocando su música en sus casas. Por ejemplo, Prokofiev y Miaskovski interpretaban a cuatro manos la reducción para piano de su Quinta y Sexta Sinfonía. Con Vera Alpers, tocaba la Séptima y Octava Sinfonía. A pesar de que Sergei Prokofiev siempre trataba de evitar cualquier tipo de influencia sobre su arte, con el paso de los años demostraba cada vez más cierta dependencia de lo que sentía en los años de su juventud. Tal vez por eso su Quinta Sinfonía, compuesta en 1944, resultó absolutamente madura, musicalmente entera y perfecta por su forma que recuerda a las obras de Glazunov.

      Nikolai Rimski-Kórsakov (1844—1908)

      Rimski-Kórsakov estaba a cargo de las clases de orquestación. Sus clases duraban cuatro horas por semana y a ellas asistía una gran cantidad de alumnos. Con tanta gente, era imposible dedicarle tiempo a cada uno de ellos. Prokofiev recordaba que las clases no eran demasiado eficaces porque los alumnos se cansaban muy rápido en el lapso de esas horas. Muchas veces el profesor dedicaba todo el tiempo en la corrección de las tareas. Un día los alumnos tuvieron que hacer la orquestación de la Marcha para cuatro manos de Schubert. A Rimski-Kórsakov no le había gustado lo que había hecho Sergei. Le preguntó: «¿Qué es esto? ¿Por qué la melodía central está interpretada por un violoncelo solo?». Prokofiev contestó: «Porque no me gusta cuando los violoncelos suenan juntos». «¿Pero usted lo ha escuchado


<p>6</p>

En aquel momento, Prokofiev había terminado su Primer Sonata, Op. 1, y ella le había ayudado a insertar el pedal.

<p>7</p>

Profesora del Conservatorio en el futuro.