Sergei Prokofiev. Nadia Koval. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Nadia Koval
Издательство: Издательские решения
Серия:
Жанр произведения: Биографии и Мемуары
Год издания: 0
isbn: 9785448313554
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entendimiento de la música actual: «No existe y no puede existir la música internacional; pero para ser nacional no es suficiente usar temas rusos en la música, hay que cumplir con el espíritu nacional (…), y por lo tanto, hay que salir urgentemente de Petrogrado, donde ya no se sabe apreciar nada ruso, y donde lo verdaderamente nacional en la música culminó con Borodin, Músorgski y Dargomyzhski». Diaghilev, aparentemente, se había confundido con la determinación de su percepción, porque hace muchos años que no se encontraba en Rusia y, además, lo que le había presentado Prokofiev había sido algo totalmente inesperado. En una carta desde Roma, del 25 de marzo de 1915 dirigida a su madre, Prokofiev escribió: «Diaghilev considera que «el pantano del Petrogrado» tiene una terrible influencia sobre mi desarrollo musical, y que yo estoy detrás del pulso europeo. Si mi música le está gustando a Petrogrado, eso significa que me quedé atrás… Esto no carece de precisión.

      Diaghilev insiste en que Prokofiev permanezca en el extranjero para que se adapte a las nuevas tendencias de la música; también le pide a Stravinski una inmediata intervención, comentándole: «Hace poco, Prokofiev tocó en Augusteum con un éxito digno, pero no es el caso. Me trajo un nuevo ballet terminado en una tercera parte que podría servir para la producción en Petrogrado y ser válido para las actuaciones en el Teatro Mariinski il ya dix ans. Lo siento mucho, pero tenemos que empezar todo de nuevo. Para hacer esto hay que mimarlo y dejarlo con nosotros durante algún tiempo, por 2 o 3 meses. Para esto quiero contar contigo. Prokofiev es talentoso, pero qué puede hacer uno si para él el hombre más culto es Tcherepnin, quien lo está influenciando con su ejemplo. Además, él parece ser más simpático y encantador que antes, cuando tenía un comportamiento algo arrogante. (…) lo necesito reformado completamente. De lo contrario, lo perderíamos para siempre».

      Desde Roma Diaghilev y Prokofiev viajaron a Milán, donde el 2 de abril se les unió Stravinski por un par de días. Diaghilev ubicó a los dos compositores en habitaciones contiguas del Hotel «Continental», donde ellos abrieron la puerta que los dividía y por iniciativa de Stravinski, hablaron mucho y tocaron el piano juntos. «Al escuchar mi Segundo Concierto, la Toccata y la Segunda Sonata —escribió Prokofiev en su Diario— Stravinski quedó muy asombrado y me dijo que era un verdadero compositor ruso, y que, exceptuándome a mí, en Rusia no había otros compositores rusos».

      Una vez tocaron a cuatro manos toda La Consagración de la Primavera. Prokofiev la había oído sólo una vez en los conciertos de Koussevitzki. Antes de que Prokofiev se sentara con Stravinski a leer la reducción para piano de La Consagración de la Primavera, la obra no era para él muy clara y parecía increíblemente difícil. Sergei Prokofiev se acordaba de Stravinski de la siguiente manera: «Era de baja estatura y anémico. Mientras tocaba hervía, se llenaba de sangre, transpiraba, roncaba y tan cómodamente daba el ritmo, que la Primavera era interpretada con un efecto increíble».

      Sólo luego de tocar, Prokofiev finalmente entendió La Consagración de la Primavera – una obra de gran libertad y poder. El estudio de la obra le ayudó a Prokofiev a reflexionar sobre la consolidación de sus propias ideas en la música.

      Diaghilev le había dicho que para buscar otro tema para el ballet ellos tenían que dirigirse a Stravinski, quien poseía una gran cantidad de libros sobre el folclore ruso. Entre los cinco tomos de los cuentos de hadas rusos de Afanásiev seleccionaron dos sobre un payaso, con los cuales «armaron fácilmente una historia para otro ballet, compuesto por seis escenas, y esta vez Diaghilev había firmado conmigo un contrato por 3000 rublos», recordaba Prokofiev.

      Igor Stravinski (1882—1971)

      Según el Diario, el compositor inicialmente había dicho que su condición para el trabajo debía rondar en los 5 mil rublos. Diaghilev, que no tenía esa cantidad de dinero, calculaba «comprar» a Prokofiev con las perspectivas de su futuro reconocimiento por toda Europa. Además, le declaró directamente al compositor que estaba loco y que tanto dinero no se le había pagado ni a Stravinski.

      El nuevo ballet tenía el nombre de Chout (El Bufón) y haría feliz no solamente a Diaghilev, que era gran admirador de las cosas escabrosas, pero también era muy coherente con el carácter de Prokofiev por su actitud juvenil. La historia del ballet transcurría en los tiempos paganos y tenía un carácter carnavalesco. Contenía los elementos de cambio de los roles entre los hombres y las mujeres, con unos toques de bestialidad y de frivolización con la muerte. Prokofiev le prometió a Diaghilev terminar el clavier del Chout para agosto y la orquestación para marzo de 1916. El espectáculo estaba programado para ser presentado en París en mayo del mismo año.

      A principios de abril de 1915, Prokofiev había vuelto a Rusia después de permanecer dos meses en el extranjero. El 30 de abril de 1915 tocó el mismo Segundo Concierto para Piano en un concierto bajo la dirección de Hugo Varlich. Al día siguiente el crítico Koptiayev escribió en el diario «Birzhevyie vedomosti»: «En la segunda parte del concierto, el Sr. Sergei Prokofiev tuvo un extraordinario éxito en calidad de compositor e intérprete de su Concierto para Piano N° 2, la feliz idea del cual (a veces, incluso, con un toque de genialidad) estaba mezclada con los extremos del modernismo». Como se puede observar, entre esta estimación y la incomprensión italiana hay un abismo.

      La Suite Escita y la ópera El Jugador

      El trabajo con el Chout se estaba encaminando muy bien y Prokofiev decidió dejarlo por el momento y revisar otra vez la música de Ala y Lolli. Le gustaban algunos temas de este ballet y comenzó a hacer de estas una suite sinfónica. Para junio la nueva obra sinfónica, que recibió el nombre de la Suite Escita, estaba terminada.

      Hay que decir que el estreno de la Suite produjo el mismo efecto que después de la primera interpretación del Segundo Concierto para Piano en Pávlovsk – la explosión de una bomba cuyo eco resonó por todo el mundo musical. Los ensayos para preparar la obra para el famoso ciclo de conciertos de Aleksandr Ziloti comenzaron en enero de 1916. Los integrantes de la orquesta se reían al principio de las disonancias en la partitura, pero luego cada vez más seriamente empezaron a escuchar las explicaciones de Prokofiev acerca de las irregularidades de la composición. El estreno tuvo lugar luego de diez días de preparación, durante los cuales el compositor otra vez había recordado lo útil que había sido el aprendizaje de dirección de orquesta, recibida en el conservatorio con Tcherepnín. En la sala se hallaban los mayores representantes del círculo musical del Petrogrado. Entre ellos, invitado personalmente por Prokofiev, se encontraba Aleksandr Glazunov. Al día siguiente, en el diario «Vechernee vremia» (El tiempo nocturno) salió un artículo crítico: «El autor dirigió con ánimo. La orquesta tocó perfectamente. La primera parte de la Suite fue aceptada por el público con desconcierto. Pero después de la segunda y la tercera parte, los oyentes comenzaron a aplaudir. La última provocó una división entre los presentes: unos aplaudían con fervor y otros susurraban nerviosamente. Los instrumentos de percusión sonaban tan fuerte que se rompió la superficie de un tímpano». Prokofiev recordaba que cuando la orquesta comenzó a tocar el final de la Suite, Glazunov al no poder soportar el fuerte y denso sonido, se levantó de su asiento y demostrativamente salió de la sala. Uno de los cellistas confesó después del concierto que nunca estaría sufriendo el insoportable sonido de las trompetas detrás de él si no tuviera que hacerse cargo económicamente de su mujer enferma y sus tres hijos. La revista «Música» denominó al concierto como «el escándalo en la alta sociedad».

      Miaskovski especialmente pidió permiso para dejar por unos días el servicio militar en Revel para ir a Petrogrado a escuchar la nueva obra de su amigo. Se quedó completamente encantado y luego del concierto mandó una carta al director de la editorial moscovita «Muzyka» (Música): « (…) es increíble por su contenido y por su sonoridad. Para mí no hay duda de que nuestro Serge es un genio. Stravinski es un mocoso, un bebé en comparación con él». Los colaboradores de Diaghilev – Nurok y Nuvel – confesaron que, lamentablemente, no habían apreciado la obra en sus esbozos del ballet Ala y Lolli que Prokofiev les había presentado en 1915.

      La