Cocaína y otras sustancias
Una referencia inicial de la vinculación del Perú con el comercio de drogas se halla en una película silente británica.
*After Many Years (1930), dirigida por Lawrence Huntington y producida por Savana Film, con distribución de Metro-Goldwyn-Mayer, narra una pequisa criminal vinculada con el tráfico de estupefacientes. Los protagonistas son Henry Thompson y Nancy Kenyon. En ella, el hijo de un policía asesinado rastrea la huella de un traficante de drogas en el Perú (Chibnall, 2007, p 5).
No se obtienen más informaciones sobre este filme, aunque la base de datos virtual del British Film Institute notició sobre Huntington y los orígenes de *After Many Years:
Born in London in 1900, Huntington embarked on his directing career just as sound films took over from silents. His very first credit, however, was a silent feature, which he produced, directed and edited himself over a period of four years. It was picked up for release by MGM in 1930 and given the (somewhat ironic) title After Many Years. (BFI Screenonline a, s. f.)
En *The Decline of Western Civilization Part II: The Metal Years (1988), Penelope Spheeris traza un panorama de la escena musical de Los Angeles en pleno auge del heavy metal, en los años 1987 y 1988. Uno de los segmentos del documental aborda la relación de los músicos con la cultura de la droga. Comparecen algunos famosos del rock, como Steven Tyler, Joe Perry, Alice Cooper, Gene Simmons, Ozzy Osbourne, entre otros. Preguntado por la ubicación del Perú, Steve Tyler, de la banda Aerosmith, responde:
Tyler: —En mi nariz. Debo haber inhalado todo el Perú.
Pero no todas las frases o situaciones fílmicas referidas a la cocaína del Perú –uno de los principales productores de ese alcaloide extraído de las hojas de coca– tienen ese costado provocador o desafiante. El one-line joke de Tyler, cargado de sarcasmo, comparte pantalla con dramas sobre vendedores de droga o “camellos” sobreviviendo en las cárceles peruanas, o con aventuras de acción y combates sorpresivos que se lanzan contra los peces gordos del narcotráfico internacional.
En 1972, al quedar abandonado el código de censura –el llamado Código Hays– que maniata a Hollywood desde inicios de los años treinta, se vuelven a decir las cosas por su nombre, sin recurrir a eufemismos. Hasta entonces, la mención de ciertas drogas en los diálogos de una película resultaba inimaginable. Los embates de la contestación en los años sesenta debilitan las interdicciones. Eso explica que *Cisco Pike (1972), de Bill L. Norton, contenga más de una alusión hasta entonces reprimida.
En *Cisco Pike, Gene Hackman interpreta a un policía corrupto que extorsiona a un superviviente del rock de los años sesenta. La víctima del chantaje es el personaje de Kris Kristofferson, rebelde y orgulloso de sus gestos contraculturales, pero víctima del paso de los años y de su propia decadencia personal.
Al inicio encontramos a Kristoffersson intentando comerciar una guitarra en un negocio de venta de instrumentos musicales. Detrás del mostrador se encuentra el personaje interpretado por Roscoe Lee Browne que pregunta por el motivo de la visita:
—¿Me traes coca del Cusco?
Kristoffersson responde:
—Ya no trafico.
La acotación adquiere valor de “guiño” y referencia metatextual si advertimos que Kristoffersson había filmado, poco antes, *The Last Movie en Chinchero, Cusco. Es más, la película realizada en el Cusco es la que precede a *Cisco Pike en su filmografía (ver “Contracultura”).
En *Dos extraños amantes (*Annie Hall, 1977), de Woody Allen, la cocaína es signo de los tiempos y representación de una sensibilidad highbrow, propia de los intelectuales neoyorquinos, más bien frívolos y esnobistas, de los que se desmarca el neurótico Allen. Pero es también el emblema de un mundo de seres competitivos que requieren de estímulos poderosos para seguir adelante; un estilo de vida que el personaje observa con desdén y escepticismo, lanzando algunas líneas de estilo sardónico que el guionista Woody Allen aprendió a poner a punto durante sus días como stand up comedian.
*Dos extraños amantes muestra al personaje de Alvy Singer (Woody Allen) en una reunión de neoyorquinos ilustrados. De pronto, en medio de la conversación, sus acompañantes le invitan a inhalar unas líneas de cocaína. Renuente al inicio, la decisión de hacerlo viene acompañada de las típicas frases del escritor Woody Allen:
—¡Sin duda que debe ser divertido! Los incas lo hacían y ellos debieron ser gente muy divertida.
Dicho y hecho lo cual, estornuda y arruina el festín.
Distinta es la situación en *Jungle Warriors (*Euer Weg führt durch die Hölle, 1984), de Ernst R. Von Theumer (y Billy Fine, no acreditado), un filme de acción de perfil bajo y aspiraciones inferiores, realizado en coproducción entre Alemania y México.
Narra la historia de cinco jóvenes modelos que viajan a la selva peruana para realizar una sesión fotográfica. Las acompaña la directora artística (Marjoe Gortner) y una fotógrafa (Nina Van Pallandt). El avión que las transporta es capturado por un señor de la droga, Santiago (Paul Smith), que está a punto de cerrar un negocio de trueque de oro por cocaína con el capo Mastranga (John Vernon). La operación se complica por la intervención de las modelos rehenes, entre otros personajes que aparecen por arte de birlibirloque. La acción se desarrolla en una Amazonía recreada en México.
*Dark Mission (*Operación cocaína, 1988), de Jesús Franco, es una coproducción franco-española que tiene en el reparto a Christopher Mitchum, Cristina Higueras y Christopher Lee19.
Mitchum es un agente enviado por la CIA a cumplir una misión en Lima. Debe desmontar una banda de narcotraficantes y ubicar a un esquivo personaje, Luis Morel, encarnado por Christopher Lee –el mítico actor que representó a Drácula en las películas de horror de la empresa británica Hammer Films–, antiguo combatiente en la Sierra Maestra, revolucionario de larga data, guerrillero en países de América Latina y reconvertido en narcotraficante en territorio peruano como parte de su lucha antiimperialista. Aunque no se mencione, la corrupción del personaje de Lee, que troca su compromiso ideológico por la afiliación al universo criminal, estableciendo sus reales en el Perú, alude a modos de la narco-política que adquirió relieve por esos años en los países de la región.
*Muerte cálida (*Easy Kill, 1989), de Josh Spencer, con Frank Stallone y Cameron Mitchell, también es una película de acción de bajo perfil y ambiciones discretas. Su intriga criminal involucra a un diplomático que trafica con drogas importadas del Perú. La esposa del funcionario corrupto se arriesga al enterarse de los negocios ilícitos de su marido, lo que da inicio a una trama conspirativa.
*Seeds of Tragedy (1991), de Martin Donovan, película realizada para la television por Fox, dramatiza, con acentos patéticos, y en clave semidocumental, el proceso de conversion de la hoja de coca en cocaína y la ruta de su comercio, desde los Andes peruanos hasta su trasformación por una banda colombiana. Y lo hace siguiendo la trayectoria de los personajes involucrados. Desde un niño peruano encarnado por Luciano Hernandez, que trabaja en el cultivo de una hoja ancestral, hasta el desesperado adicto que la consume en algún lugar de los Estados Unidos.
Filme de acción y aventuras, *Águila de acero III (*Aces Iron Eagle III, 1992), del estadounidense John Glen, tiene en el reparto a Louis Gossett Jr. y a Rachel McLish. Gosset encabeza a un grupo de pilotos, expertos aviadores, que emprenden la misión de acabar con una planta de elaboración de cocaína