La convención entre la santa sede y el estado independiente del Congo, firmada en 1906, supone el florecimiento de las misiones católicas belgas, confiando a las misiones nacionales el monopolio de la enseñanza mediante la concesión de tierras y subsidios, en detrimento de las escuelas protestantes, las cuales son excluidas de estos beneficios al ser consideradas misiones extranjeras.18 A cambio, cada establecimiento de misión se comprometía a fundar una escuela donde los indígenas recibían una instrucción elemental. El programa, sometido al control del estado, comportaba principalmente una enseñanza agrícola y agrónoma-forestal, así como una formación práctica de materias de carácter manual. La enseñanza de las lenguas nacionales formará parte esencial del programa.19 Este concordato estableció un marco gracias al cual se desarrolló, en materia de educación, un sistema de cooperación entre misiones católicas y administración, que no solamente influirá en la estructura y contenido de la enseñanza en el Congo, sino que constituirá un elemento importante de estabilidad del régimen colonial.20
En la enseñanza primaria, la organización general del sistema escolar preveía dos tipos de escuelas: las escuelas primarias de primer grado; las escuelas primarias de segundo grado o écoles sélectionnées y; las «escuelas especiales para la formación de la élite». Estas últimas formaban parte de un sistema de enseñanza post-primario, integrado a su vez por varios tipos de escuelas: écoles normales o écoles des moniteurs; escuelas medias que dispensaban una formación para ocupar los puestos auxiliares en la administración y las empresas privadas; y las escuelas profesionales que formaban a los obreros.21
La colonización contribuyó a la construcción de un nuevo modelo de relaciones de género, similar al de la metrópoli, valiéndose de la educación y el derecho escrito. La enseñanza, confiada en sus inicios a los misioneros, permitió que los valores de una educación cristiana fueran adquiridos tanto por los niños como por las niñas. A su vez, la enseñanza se apoyaba en unas bases racistas y sexistas. Esta discriminación, fundada en el género, aparece claramente constatada en la elaboración de los programas a partir del segundo grado de las escuelas primarias. El programa para chicos desembocaba en una formación profesional de carácter auxiliar, mientras que el de las chicas estaba orientado hacia una enseñanza práctica en el ámbito del hogar y de aprendizaje pedagógico.
En el Congo belga, el derecho escrito había reforzado también esta imagen de la mujer como esposa y madre, que atiende un hogar y que era a su vez un signo de civilización. Existía una doble jurisdicción: el derecho escrito y el droit coutmier o la costumbre. Una lectura rápida de algunos decretos del momento permite ver la construcción de un tipo de relaciones de género que ponen a la mujer bajo tutela y tienden a confinarla en el ámbito del hogar. Se trata de la exigencia de autorización marital en materia de contrato de trabajo o en vistas a obtener el permis de mutation, con el objetivo de controlar la movilidad de las mujeres en la ciudad.22
LA ENSEÑANZA SECUNDARIA PARA LA ELITE
La segunda guerra mundial viene a acelerar el proceso de escolarización de manera indirecta. En primer lugar, por la imposibilidad de importar técnicos europeos durante la contienda. En segundo lugar, tras finalizar la guerra el progreso industrial y el desarrollo de la colonia se vieron frenados por la escasez de mano de obra cualificada. A esta circunstancia se unieron las críticas internacionales, censurando la ausencia de una enseñanza secundaria y superior en el Congo belga. La afluencia de niños europeos al Congo a partir de 1939 también estimuló la construcción de nuevas escuelas, especialmente escuelas secundarias donde se impartía un programa belga. Tras la guerra, el acceso a estas escuelas resulta trascendental para una élite nativa, cuyo nivel de vida va a depender de los estudios. En 1946, el ministro Godding introduce las escuelas oficiales y los athénées officiels, llamados laicos o de régimen metropolitano, por oposición a la enseñanza oficial congregacional. Reservado para los hijos de los colonos, se implantaron en las principales ciudades de la época: Léopoldville, Elisabethville y Stanleyville. Poco a poco se irán abriendo, primero a los mestizos reconocidos y asiáticos, y posteriormente a los congoleños o autochtones méritants.23
Las autoridades van a decidir elevar el nivel de formación. La reglamentación escolar de 1948 tenía como objetivo diferenciar una «enseñanza de masas», de aquella en la que se realizaba una selección del alumnado: mejorar el nivel primario, y extender la enseñanza secundaria con la creación de escuelas secundarias generales que dieran acceso a la enseñanza superior. Esta reforma de 1948 introdujo un programa vasto y diversificado en materias de enseñanza primaria y secundaria. Se pretendía también preparar a una elite seleccionada. Para las niñas, más allá de una enseñanza primaria específica para ellas, estaba prevista la école ménagère, de cara a formarlas en las materias llamadas femeninas y del hogar –costura, cocina, etc.– La école moyenne ménagère dispensaba una instrucción de un nivel superior respecto de la école ménagère. El objetivo era preparar al évolué una compañera –esposa y madre– digna de su evolución.24 A pesar de la modificación en la estructura de la enseñanza, la reforma mantenía y reforzaba la orientación sexista de los programas.
Sobre el impacto de la reforma, la profesora Bernadette Lacroix de la universidad de Kinshasa, mantiene que:
… La reforma de la enseñanza puesta en marcha en 1948, marca un cambio importante en la política escolar colonial, por la decisión de introducir en la red de enseñanza, las escuelas secundarias generales que daban acceso a la enseñanza superior. En efecto, la organización de la enseñanza superior estaba subordinada a la existencia de una enseñanza secundaria de un nivel más elevado que la enseñanza media: la enseñanza secundaria general no existía en el Congo. Antes de 1946, año en el que los jesuitas abren los primeros collèges latins para congoleños, con un programa completo de humanidades, no existían, excepto las escuelas reservadas a los europeos y los pequeños seminarios, una sola escuela secundaria de formación general que diera acceso a la enseñanza universitaria. La ausencia de escuelas secundarias explica por qué no había estudiantes congoleños laicos en universidades extranjeras con anterioridad a 1952. Bélgica no solamente no había formado, a la manera de la política escolar colonial francesa, una pequeña elite culturalmente asimilada, sino que la política de «educación de masas», por la cual los belgas justificaron su retraso en la enseñanza secundaria y superior, no proporcionaba un nivel real de alfabetización, ni de cualificación profesional.25
Si bien, en 1920, en nombre de la Union Congolaise, el nacionalista Paul Farnana ya expuso ante las instancias metropolitanas el problema de la creación de escuelas oficiales para nativos, no fue hasta 1954, con la ascensión al poder del gobierno socialista-liberal y el nombramiento del nuevo ministro para las colonias Auguste Buisseret, que la extensión de la escuela oficial laica para congoleños se hace realidad.26
LOS CUATRO PERIODOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
1. Las primeras iniciativas (1954-1971)
El nacimiento de la primera universidad en el Congo fue posible gracias al empeño de sus