Otra Argentina es posible. Néstor Jorge Bolado. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Néstor Jorge Bolado
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9789878344577
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instancias y posibilidades procesales de demorar y trabar los juicios. Falta de una mayor y adecuada modernización y digitalización del sistema y extravío o archivo inapropiado de expedientes.

       Economía

       Economía informal y evasión impositiva en gran escala. Incremento de la cantidad de impuestos y mayor presión tributaria a los que cumplen. Impuestos distorsivos, complejos en su aplicación y arbitrarios en su determinación. Precios controlados y congelamiento de tarifas de servicios y combustibles.

       Alta inflación que destruye la moneda de curso legal. Cambios del signo monetario en varias ocasiones reduciendo su valor. Restricciones cambiarias y tipo de cambios múltiples, pesificación asimétrica, cepos, corralitos etc.

       Insuficiente nivel de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA, en adelante Banco Central) y fuga de capitales.

       Bajo nivel de confianza del consumidor e inversor. Elevada tasa de riesgo país y baja calificación crediticia. Dificultades para que las empresas accedan al crédito internacional y tasas de interés reales (computando inflación y devaluación) imprevisibles.

       Incumplimiento en los pagos de la deuda pública y default. Anulación de contratos públicos, expropiación, nacionalización o similares de empresas privadas, por razones políticas.

       Retroceso del PBI y mercado interno reducido. Bajo nivel de producto bruto per cápita y desaprovechamiento de los ciclos económicos favorables. Crecimiento inferior a países vecinos y al promedio mundial. Falta de incentivos a la inversión. Disminución de la inversión y exportaciones como porcentaje de PBI. Pérdida y/o carencia de productos argentinos emblemáticos de exportación. Incumplimiento de compromisos de exportación.

       Déficit fiscal recurrente y gasto improductivo ascendente no acorde con la situación del país, generando déficits gemelos, comercial y financiero. Excesivo endeudamiento del Estado para su flujo de fondos proyectado.

       Sistema previsional complejo e injusto, colapsado y desfinanciado. Fondos previsionales saqueados y utilizados para otros fines.

       Atraso tecnológico en diversas áreas. Consumo de los activos formados por las generaciones anteriores. Mala utilización y/o dilapidación de los recursos naturales. Problemas logísticos y de infraestructura severos. Sobrecostos en la construcción de obras públicas y contrataciones del Estado.

       Faltantes en el suministro residencial y, en ocasiones, industrial de energía, gas y agua corriente.

      La descripción precedente de la realidad por la que estamos transitando es, por cierto, muy preocupante, aunque corresponde aclarar que no siempre fue así y por lo tanto debería ser considerada un punto de inflexión.

      En efecto, habría que retrotraerse al lugar que ocupó nuestro país, desde un punto de vista económico y social, en el contexto internacional a principios del siglo pasado. Resulta muy desconcertante, pero Argentina, a nivel PBI total, era la sexta economía del mundo, y a nivel de PBI per cápita se ubicaba en el primer puesto. La inflación era en promedio del orden del 1% anual. En materia de educación, teníamos un lugar privilegiado en calidad y acceso a ella, y el nivel de desempleo era muy bajo. Se contaba con buenos recursos en infraestructura y logística, como vías férreas, puertos y carreteras, con capacidad instalada para poder responder al crecimiento esperado. Por otra parte, existía un reconocimiento mundial para nuestros productos primarios de exportación. Sin problemas raciales, religiosos y conflictos armados, fue un lugar elegido por las corrientes migratorias europeas. Las expectativas que había sobre nuestro futuro eran inmejorables, y estaban dadas todas las condiciones para que el país siguiera escalando posiciones en el podio de las principales naciones del mundo o, en el peor de los casos, se mantuviera en similar posición, lo cual hubiera sido igualmente meritorio.

      ¿Cuál es nuestra cruda realidad, considerando las cifras de 2019? En cuanto al PBI total se refiere, Argentina ocupa la posición número 27 en el mundo, y en relación con el PBI per cápita se ubica en el lugar número 71, sobre un total de 193 países. En materia de educación, teniendo en cuenta los resultados de las prueba PISA de 2018 y dejando de lado que algunos negadores de la decadencia descalifican su validez, estamos ubicados, sobre un total de 77 países, en los puestos 63, 71 y 65 en lectura, matemática y ciencias, respectivamente. En 2012, último año en que se había participado, sobre un total de 65 países participantes, ocupamos en promedio el lugar 59.

      Otra forma de evidenciar la grave situación a la que hemos llegado sería mostrar la involución de unos pocos indicadores, desde el regreso de la democracia, es decir, desde 1983 y hasta 2019 y 2020, respectivamente. Es evidente que en 1983 tuvimos una excelente oportunidad que desaprovechamos, cuando la sociedad, en un gran porcentaje, se encontraba encolumnada detrás de la ilusión de comenzar un nuevo ciclo de institucionalidad. Este período a considerar tiene la ventaja de excluir los años en los cuales hubo una interrupción de los gobiernos elegidos por la voluntad popular y que algunos políticos se pudieran sentir tentados a eludir totalmente su responsabilidad en lo ocurrido.

Indicadores económicos / al cierre de cada año31/12/8331/12/1931/12/20
$a 10.000.000 depositados el 31/12/1983 en un banco y sin ganar interés (1)$a 10.000.000$ 1$ 1
Cotización del U$S mayorista a moneda de cada fecha y al 31/12/83 en $a y su equivalente en $ (1)$a 25,65$ 0,000002565$ 59,69$ 84,15
Equivalente de $a 10.000.000 al 31/12/1983, en U$S de cada fechaU$S 389.864U$S 0,017U$S 0,013
U$S blue/informal en $ (al 31/12/1983 cotizaban casi igual al mayorista)$ 0,000002565$ 78,50$ 166,00
Indicadores sociales / al cierre de cada año31/12/8331/12/1931/12/20
% IndigenciaSin datos8.0%10,5%
% Pobreza21,0%35,5%42.0%
% Desempleo formal4,0%8,9%11,0%

      (1) La moneda de curso legal al 31/12/1983 era el peso argentino ($a). Posteriormente, se le detrajeron, en junio de 1985, tres ceros, y en enero de 1992, cuatro ceros más, en total siete ceros y se denominó peso ($), es decir que un peso argentino del 31/12/83 $a 1 equivaldría a pesos de hoy $ 0,0000001 o lo que es lo mismo pesos argentinos ($a) 10.000.000 de 1983 equivalen a pesos ($) 1 de hoy.

      Habría que aclarar que el 11,0% y 8.9% de nivel de desempleo formal exponen con respecto al cierre del año 1983 del 4%, un incremento al 31 de diciembre de 2020 del 175% y al 31 de diciembre de 2019 del 122,5 % respectivamente. El desempleo informal es mucho más grande, pero no se puede medir de un modo adecuado, pero en 1983 era considerablemente menor al actual. De todos modos, ese porcentaje del 11,0% de desempleo formal está disfrazado por una nómina de empleados públicos en todos los niveles, muchos de ellos altamente prescindibles, o personas que no están buscando trabajo ante la seguridad de que no hay vacantes a cubrir.

      En cuanto al nivel de pobreza del 42 % al 31 de diciembre de 2020, es el doble que el 31 de diciembre de 1983, y si bien está afectado por la pandemia/cuarentena, el 31 de diciembre de 2019 ya se ubicaba en el 35,5%. Podríamos acotar también que cuando se corrija el atraso del tipo de cambio, se sinceren precios controlados y las tarifas por los servicios, conjuntamente con una prevista mayor emisión monetaria empeoraremos aún más en todos estos indicadores. En realidad, buena parte del deterioro ya está, solamente que las estadísticas lo captarán más tarde.

      Pero lo más grave aún es que en ese período de treinta y siete años de democracia ininterrumpida se consumió un importante stock de recursos y activos, y no solo de carácter económico. Aquí corresponde mencionar, por citar algunos de ellos: reservas del Banco Central que respaldaban la moneda de curso legal; fondos depositados en el sistema de jubilación de reparto y de capitalización; fondos provenientes de emisión de deuda local y en el exterior; ingresos por privatización de empresas públicas.

      Adicionalmente, se generó una importante cantidad de juicios y demandas contra el Estado que tuvieron que pagarse,