Aunque los profesionales clínicos pueden identificar los casos en los que se evalúa la mayoría de estas áreas, el beneficio del Meta-Modelo como marco es que permite centrar la consistencia de tal minuciosidad con cada cliente. Rara vez el counseling y la terapia abordan todos los problemas o la falta de realización. Sin embargo, el Meta-Modelo beneficia al profesional clínico y al cliente garantizándoles que todas las áreas importantes de la vida del cliente van a ser evaluadas y priorizadas en el plan de tratamiento.
Debe observarse que el enfoque vocacional adoptado por el Meta-Modelo contempla en última instancia la realización de las llamadas vocacionales como el nivel más alto de análisis, y que va mucho más allá del diagnóstico hecho a nivel de los síntomas, o incluso a nivel de la personalidad o del sistema familiar. El Meta-Modelo, en cambio, considera estos otros niveles de importancia principal, porque afectan a la persona en sus llamadas vocacionales. Por ejemplo, en el caso de un cliente casado con depresión, sus características de personalidad rígida, o si pertenece a una familia de origen disfuncional, así como sus puntos fuertes, deben contemplarse esencialmente, en conjunto, bajo el enfoque de cómo impiden o estimulan los esfuerzos por ser un cónyuge amoroso o un padre cariñoso, o cómo puede llegar a tener éxito en su servicio a Dios y al prójimo a través del trabajo que realiza en su vida, viviendo a la vez una vida moralmente buena.
Observando las implicaciones del Meta-Modelo para el diagnóstico, se desprende su importancia en otras actividades clínicas, como la entrevista de admisión y otros procesos formales de evaluación, que también quedan influenciados por él. Este enfoque del Meta-Modelo, aplicado a las entrevistas y la evaluación, no implica que los profesionales clínicos deban cambiar sus enfoques iniciales preferidos para reunir información y construir la relación terapéutica en el proceso de admisión. No obstante, sí implica que los profesionales clínicos deban ser conscientes de que tienen lagunas en la visión integral que facilita el Meta-Modelo, que deberían explorar en un momento posterior.
El proceso de evaluación del Meta-Modelo requiere que los profesionales clínicos conozcan las limitaciones de sus enfoques terapéuticos preferidos, así como las orientaciones teóricas específicas de estos enfoques. Por ejemplo, los terapeutas matrimoniales quizá deban ser conscientes de que, aunque el proceso de admisión y evaluación de clientes que utilizan, generalmente, les permite obtener mucha información sobre el funcionamiento interpersonal y la funcionalidad de sus clientes en lo relativo a sus llamadas vocacionales como cónyuge y tal vez como padre, quizá el procedimiento utilizado no sea eficaz para evaluar la personalidad o el desarrollo espiritual de cada cliente. En resumen, cada modalidad terapéutica e incluso cada escuela terapéutica tiene sus puntos fuertes y débiles a la hora de utilizar el Meta-Modelo para desarrollar una comprensión de los clientes y para planificar e implementar sus tratamientos.
Otro beneficio del Meta-Modelo para el campo de la salud mental es su efecto en el papel del profesional. Por lo general, hacemos una distinción entre los profesionales de la salud que trabajan principalmente con individuos y los que trabajan con díadas o familias. Es probable que siempre haya especializaciones más utilizadas, basadas en las preferencias del profesional de la salud mental, pero el uso del Meta-Modelo permite una formación de nivel básico en la teoría y la práctica que permita entender a la persona, tanto como individuo como en sus relaciones interpersonales. El Meta-Modelo requiere asimismo que el profesional clínico comprenda cómo el progreso individual e interpersonal son fundamentales para el progreso vocacional.
¿CÓMO BENEFICIA LA VISIÓN DE LA PERSONA DEL MMCCP AL CLIENTE?
La visión del Meta-Modelo de la persona mejora la atención al cliente en algunos aspectos, que son a la vez únicos y profundos. La premisa principal del Meta-Modelo de que cada cliente está hecho a imagen de Dios, y por lo tanto es fundamentalmente bueno y posee una dignidad innata, tiene implicaciones significativas en la relación terapéutica. La visión del Meta-Modelo de la persona ayuda a enfocar la conciencia del profesional clínico sobre su cliente, que, por ejemplo, puede haber tomado malas decisiones en su vida, haber cometido actos malvados, exhibir desórdenes de personalidad, mostrar síntomas psicóticos o tener opiniones racistas, pero que sigue siendo fundamentalmente bueno y en posesión de dignidad. Ciertamente, la mayoría de los profesionales clínicos de buena voluntad, utilicen o no el Meta-Modelo, luchan por mantener este tipo de examen cuando se enfrentan a clientes desafiantes. Estos esfuerzos de los profesionales clínicos por tener presente la dignidad de la persona no suelen estar motivados explícitamente por ninguna teoría de la personalidad o comprensión de la persona adquiridas durante su formación de postgrado. Lo que se pretende enfatizar es que el Meta-Modelo es explícito sobre la bondad y dignidad del cliente, bajo una forma no presente en general en las teorías de personalidad o intervenciones terapéuticas existentes. Y, lo que es más importante, el firme soporte que tiene el profesional de la salud mental en la realidad de la bondad y dignidad de su cliente permite fomentar la verdadera caridad y compasión, lo que, a su vez, mantiene y fortalece la relación.
El Meta-Modelo también beneficia al cliente, generando un profundo respeto por la singularidad de cada uno de ellos. Un importante avance en el campo de la salud mental es el creciente reconocimiento de la bondad fundamental de la cultura, y más ampliamente la incorporación a ella del respeto a la diversidad. El Meta-Modelo facilita este desarrollo, añadiendo algunas ideas sobre la singularidad de la persona y la importancia de la cultura. En el caso del Meta-Modelo, el respeto a la diversidad comienza a nivel del individuo. Este cliente específico es reconocido como persona única e irrepetible, que dispone de una vocación única. Por ejemplo, supongamos el caso de una cliente que es una mujer casada, creada únicamente por Dios y llamada a ser la esposa de un hombre y madre de un niño. Esta persona dispone de un conjunto único de talentos, está llamada a una vida única de servicio, dirigida a traer la bondad al mundo. Ella es amada por Dios y está llamada a responder a una relación única con Dios (el Trascendente).
Además, el Meta-Modelo ayuda a la atención al cliente, añadiendo matices a la comprensión y valoración de la cultura de cada uno de ellos, así como otros, como pueden ser los aspectos relacionados con la diversidad. En el Meta-Modelo, la cultura se considera como fundamentalmente buena, ya que enseña y facilita muchos bienes humanos básicos, que permiten alcanzar la prosperidad, facilitando a la vez las relaciones personales y de comunidad; las normas morales y su contribución para vivir una vida digna; el trabajo, el ocio y la celebración con sentido. El Meta-Modelo aporta una comprensión realista de la cultura, en el sentido de que, aunque la cultura sea de vital importancia para formar la identidad del cliente y promover su prosperidad, esta también es imperfecta a la hora de enseñar cómo hacerlo y promover la realización de la persona.
Por esta razón, el Meta-Modelo alienta al profesional de la salud mental a valorar y respetar la cultura, pero a la vez evita la idealización de esa cultura. Los aspectos de la cultura del cliente que fomentan la realización se consideran buenos, mientras que los aspectos de la cultura que impiden su realización se consideran barreras para el bienestar del cliente. Por ejemplo, si una cultura apoyase la fidelidad en el matrimonio, y otra no, en ese caso, y con respecto a la necesidad de fomentar el compromiso vocacional del cliente sobre el matrimonio, una cultura particular podría ser vista como una mejor maestra, al ser una buena ayuda, tanto para el cliente como para el profesional clínico.
En resumen, el Meta-Modelo no acepta una visión relativista de que todos los aspectos de una cultura dada son inequívocamente buenos o que no hay forma de evaluar las influencias de una cultura dada como positivas o negativas. Sin embargo, esos juicios sobre la cultura no deben dejarse en manos de las experiencias subjetivas de la vida, o de los posibles prejuicios culturales del cliente o del profesional clínico. Deben basarse tanto en la naturaleza humana objetiva reconocida por el Meta-Modelo como en las sanas experiencias de cada cliente y su cultura.
Finalmente, el Meta-Modelo