Sobre lo descrito les puedo decir que la parte del cerebro que más utilizamos durante el día es el hemisferio izquierdo, y en la pintura desarrollamos el uso del hemisferio derecho, que nos crea una sensación de placer y relajación, ya que no tenemos que contestar preguntas, realizar operaciones matemáticas ni pensar en organizar tareas. Simplemente —y me doy cuenta con mis alumnos— entran en un estado de concentración y disfrute en el que pierden la noción del tiempo y dejan de platicar para adentrarse en la obra o ejercicio que están realizando.
Ejercicio 1. La mano con volumen
El ejercicio con el que vamos a comenzar es superdivertido y no necesitan saber pintar, solo tienen que poner mucha atención. Si acaso no les sale a la primera, no se preocupen, pueden repetirlo cuantas veces sea necesario hasta que noten una fluidez en el trabajo que realizan. Estoy segura de que lo van a lograr.
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Paso 1. Siempre deben colocar varias hojas blancas para que la superficie esté acolchonada y no se marque el soporte1 donde van a pintar (el mantel, el escritorio o la mesa) y así puedan trabajar cómodamente.
Paso 2. Pongan la mano con la que no escriben sobre la hoja, esa será su modelo. Con la mano que escriben marquen el contorno de la otra mano con el lápiz. Ojo, debe ser lápiz. No se les ocurra hacerlo con un plumón o color porque se pierde el efecto que queremos (imagen 1).
Paso 3. Ahora sí, pueden escoger varios colores o un solo color de plumones o crayolas, como deseen, y vayan marcando, desde la parte de ABAJO, líneas rectas fuera del contorno de la mano y líneas curvas dentro de la mano, desde donde empieza hasta donde termina. Debe ser de abajo (la muñeca) hacia arriba, porque es más fácil, ya que más arriba se toparán con los dedos (imágenes 2 y 3).
En este caso empecé desde arriba y marqué la mano con plumón. Se perdió el efecto que quería.
Paso 4. Después de realizar todas las líneas rectas por afuera de la mano, y las curvas dentro, sombreen con el lápiz solo un lado de cada dedo, de la palma y la muñeca, como se muestra en la imagen 4. Estas se llaman sombras proyectadas, y sumando también las líneas curvas que ya realizaron, le darán el efecto de volumen que deseamos conseguir.
Aquí tracé la mano con lápiz, pero también empecé desde arriba y se me complicó mucho con los dedos. Por eso aconsejo empezar de abajo hacia arriba para que, al dividirse las curvas en los dedos, resulte fácil.
Practica:
• Hacer líneas tanto rectas como curvas en un plano bidimensional.
• Combinar colores.
• Concentrarse en los contornos de nuestra imagen (la mano).
• Dibujar la sombra en el contorno de la mano para dar volumen.
Resultado: Una mano con volumen en un plano bidimensional.
La pintura como filosofía de vida
Todo lo que voy a escribir aquí es según mi experiencia, lo que me ha sido útil y lo que no, con la esperanza de que les sirva, siempre con base en el respeto. Si a alguien le funciona, qué bien, pero si no está de acuerdo, no hay ningún problema. Como profesora de arte, una de mis prioridades es respetar la creatividad de cada persona. Mi método para pintar y enseñar se sale de los parámetros académicos, ya que lo importante, sea que se tenga o no facilidad para el dibujo o la pintura, es disfrutar de la actividad.
Para mí, la pintura es una filosofía de vida. Todas las mañanas nos enfrentamos a un lienzo en blanco. A veces tenemos planeado todo el día: compromisos, tareas, juntas, y todo nos sale a la perfección, pero en otras, tenemos algunas contrariedades aunque el día sigue avanzando. Sin embargo, hay días en que quisiéramos no habernos levantado de la cama. Lo mismo pasa con las obras. A veces planeamos una composición y, desde el esbozo a lápiz, conforme vamos pintando, todo sale según lo proyectado. En otras ocasiones nos enfrentamos a varios problemas: no elegimos bien el color o cometemos errores de composición, pero los resolvemos y el cuadro sigue adelante, excepto cuando todo nos sale mal, no nos gusta la composición ni los colores ni el tema, y nos sentimos decepcionados. Aquí es cuando les digo a mis queridos alumnos que no pasa nada. Lo peor que puede suceder es que cambiemos de lienzo y volvamos a empezar, como en esos días en que mejor nos vamos a dormir, con la esperanza de que en el nuevo amanecer nos vaya mejor y lo malo se convierta en una lección de vida. Lo mismo ocurre en la pintura, cambiamos de lienzo y volvemos a empezar. Como dice el dicho, “echando a perder se aprende”, y no tiene que ver con la experiencia adquirida. Yo llevo más de treinta años pintando y, hasta la fecha, me sucede lo mismo, aunque menos seguido.
Un término proveniente de la psicología —muy usado en estos tiempos de confinamiento— y que nos resulta útil es el de resiliencia, que se refiere a la habilidad de sobreponerse lo más rápido posible a las eventualidades y seguir adelante.
Como en la vida misma, al pintar exponemos nuestro trabajo —y es de las pocas actividades donde nuestro esfuerzo se ve plasmado en un lienzo o un pliego de papel—, pero también nos arriesgamos a las críticas o, peor aún, a que no valoren nuestros afanes. Lo importante es la satisfacción de realizar una obra muy personal y no ir pidiendo reconocimiento, pues nosotros sabemos el empeño que pusimos en ella y nadie nos va a quitar ese gusto.
Cuando nuestras obras se muestran en una exposición, hay críticas, y no todas constructivas, aunque así las etiqueten. No se sientan aludidos, recuerden que “en gustos se rompen géneros”, y a eso nos aventuramos al exhibirlas para que los demás las vean. Es nuestra manera de expresarnos y así pasa continuamente. ¿Qué tal cuando hablamos de política, de futbol o religión? Nunca nos pondremos de acuerdo. Lo bonito de todo esto es que, a nosotros los pintores, las críticas, buenas o malas, nos sirven para ir forjando nuestro carácter, ganar confianza y desarrollar nuestra autoestima.
Es muy valiente exponer una obra y someterla al escrutinio ajeno. Nadie puede quitarnos la satisfacción de ver colgado uno de nuestros cuadros firmado con nuestro nombre, ni la enorme emoción en el corazón al decir ¡lo logré!
Ejercicio 2. Efecto de profundidad
Ahora vamos a recrear el efecto de profundidad simulando un agujero cilíndrico en un plano.