Si escribo algo como una autobiografía, podría ser verdad o mentira. Si es la verdad, podría dañarlos. Si fuera falsa, no quisiera escribirla. Si es completamente verdadera, les causaría daño, porque tendría que decir que cualquier cosa que están haciendo es inútil. De buena gana estarían de acuerdo conmigo en que esto es así.
Un día, un individuo vino hacia mí. Dijo: “Dejé de hacer meditación debido a que Krishnamurti dijo que es inútil”.
Conteste: “Has hecho una buena cosa, pero ¿qué ganaste con eso? No ganaste nada. En primer lugar, ¿por qué empezaste a hacer meditación? Querías conquistar tu ira y tu ignorancia. ¿Lograste eso al dejar de practicar la meditación? ¡No! Entonces ¿por qué paraste? ¿Porque Krishnamurti dijo que era inútil?”.
Ustedes sienten: “Cuando una persona realizada dice que es inútil, ¿por qué debería continuar haciéndolo?. Éste es el problema: yo también sé que es inútil; también le he dicho esto a alguien, que es inútil. Pero sólo le digo esto a una persona que ha hecho meditación por mucho tiempo y que ahora puede entender su inutilidad. Esa persona ha llegado a una etapa donde también se debe dejar la meditación.
Pero es peligroso decir en el mercado que la meditación es inútil. Los escuchas pueden no haber hecho nunca alguna meditación. Esta gente ignorante nunca lo ha hecho. Si les dicen que la meditación es inútil, nunca la harán. Se sentirán muy aliviados. Durante cuarenta años, la gente ha escuchado a Krishnamurti y esta tontamente sentado alrededor, sin hacer nada, porque Krishnamurti dijo que la meditación es inútil. Krishnamurti no está equivocado cuando dice esto A continuado diciendo esto toda su vida. Pero yo diría que está equivocado, porque no los toma en cuenta a ustedes ni a sus capacidades. Solamente está hablando de su propia experiencia.
Es por eso que siempre soy muy cuidadoso de no proyectarme y de no decir nada de mí mismo. Si hablo de mí y sólo digo la verdad, para ustedes no será útil. Resulta extraño que si hablo sobre ustedes, teniéndolos en mente, entonces regresarán conmigo y preguntarán: “¿Por qué dijiste esas cosas?” Entonces aparece la oposición. Puedo decir cosas a las que nunca se puedan oponer, pero esas cosas no serán de utilidad para ustedes. Pueden darles una excusa para detenerse donde están.
La dificultad del iluminado es que no es capaz de decir lo que sabe. Entonces, de alguna manera, las viejas tradiciones estaban mucho más correctas y fueron más profundo. Les fueron diciendo cosas de acuerdo con el lugar donde estaban en ese tiempo. Toda la información fue tentativa; nada fue definitivo. A medida que hacían progresos, el maestro les daba cosas nuevas; al ir progresando hacia adelante, les diría: “Ahora suelta esto, suelta esto otro. Se ha vuelto inútil”.
Cuando alcanzas el estado apropiado, se te dice que Dios es inútil, el alma es inútil, la meditación es inútil; pero justo en ese día, no antes. No obstante, esto puede ser dicho en el momento en que esas cosas se han vuelto inútiles; entonces nada es realmente útil. Entonces ustedes sólo se ríen y saben.
Si yo digo que la meditación es inútil y ustedes continúan meditando, entonces siento que son las personas correctas a quién decirlo. Fue bueno que se los dijera. Si digo que las sannyas son inútiles —que tomar las sannyas es inútil— y aún así ustedes se inician en ellas, entenderé que ustedes fueron la clase correcta de personas para decirlo. Eso fue bueno.
Así que estas cosas de las que he estado hablando son la clase de dificultades que enfrento. Todo esto será entendido despacio y gradualmente.
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