Es tiempo de pulir y hacer aflorar ese «magnetismo profesional» que todos llevamos dentro. Es la hora, hoy, ya, de ponerse en marcha para que te dibujes el mejor de los destinos.
No dejemos nunca de evolucionar.
Feliz futuro. Feliz travesía.
Raquel Roca
Experta en transformación digital y futuro del trabajo
Autora del libro Knowmads, los trabajadores del futuro
INTRODUCCIÓN
El origen de este libro se remonta al inicio de mi carrera profesional, hace más de dos décadas, cuando el angustioso momento de afrontar mi primer trabajo se concretó en tres hechos que sirvieron de detonante para investigar, escribir y entrenarme sobre el apasionante tema de marca personal.
El primero de ellos fue el gran choque que representó para mí dejar la universidad al terminar mis estudios de ingeniería, disciplina de un fuerte componente técnico, y acceder a una empresa multinacional del sector de la tecnología para desempeñar un rol que, por encima de todo, requería de un fuerte enfoque comercial y de un gran despliegue de habilidades asociadas al mismo. Fue entonces cuando me di cuenta de que muchos de los conocimientos acumulados en mis cinco años de carrera universitaria (como las transformadas de Laplace, la ecuación de Bessel o las series de Taylor, entre otras) me habían servido para desarrollar un pensamiento analítico que, sin duda, me ayudó en mis estudios y posteriormente en mi vida profesional, pero, en realidad, no me dotaba de las habilidades necesarias para alcanzar un perfil que me facilitara la consecución del reconocimiento y éxito profesionales que soñaba.
Si bien este primer trabajo me ayudó a identificar varias de las competencias en las que tendría que trabajar, también me sirvió para que las personas de mi entorno me llevaran a descubrir que tenía talento para desarrollar buenas y convincentes presentaciones en público, algo que previamente no había llegado a identificar. Lo extraño de esta situación era que nunca antes había recibido formación alguna sobre presentaciones efectivas y tampoco era un tema de frecuente aplicación en mi carrera de ingeniería, al menos en ese momento. Sin embargo, el descubrirlo a tiempo me permitió ganar confianza y trabajar sobre ello mejorando mis técnicas; consecuentemente, me ha servido a lo largo de mi vida profesional para ganar visibilidad y, de alguna manera, para encontrar una forma alternativa de sustento.
El segundo hecho sucedió cuando fui promovido a mi primera posición de alta gerencia en la mencionada empresa multinacional. Con mi nuevo cargo de director regional de Mercadeo, me acerqué a las principales instituciones educativas de mi país, por representar estas una fuente natural para alcanzar futuros clientes. De esta forma, y junto con el profesor Jaime Alemán de la Universidad Nacional de Colombia, estructuré una cátedra que se impartía semestralmente con el objetivo de aproximar a los estudiantes al mundo real de la formación técnica y principalmente a la concientización de las habilidades que estaba demandando el mundo laboral en ese momento. Allí descubrí, por ejemplo, que gran parte de los estudiantes que estaban a punto de terminar su formación profesional no tenían definidos sus objetivos a medio y largo plazo. La mayoría únicamente quería graduarse y obtener un trabajo. Aspirar a nada más que eso equivalía a aceptar cualquier cosa que el mercado estuviese dispuesto a ofrecer, abandonando en muchos casos sus intereses, pasiones, habilidades y sueños.
De esta manera, durante más de doce años, de forma ininterrumpida, les hablamos a los futuros profesionales de cómo ampliar su preparación más allá de los límites que establecían los programas académicos formales. En esta cátedra les hablaba de la importancia de definir una visión y una misión personales, de conocerse, de identificar sus talentos, de saber cultivarlos y comunicarlos. Esta experiencia fue todo un éxito y una oportunidad gratificante para mí, ya que constituyó un aporte importante para que estos estudiantes vieran de una manera diferente su próximo acceso al mundo laboral. También fue una de mis más poderosas fuentes de inspiración para seguir trabajando en esta línea del desarrollo de la marca personal. Actualmente, todavía recibo de aquellos estudiantes —hoy profesionales— mensajes de agradecimiento por haber aparecido de manera tan oportuna en sus vidas, años atrás.
El tercer hecho se inspiró en los sueños y en la estrategia. En mi caso, que puede ser el tuyo, los grandes aprendizajes de la vida han venido a continuación de una situación de fracaso o frustración. Para ilustrarlo, recuerdo todas las atractivas oportunidades laborales que tuve que dejar pasar por no estar adecuadamente preparado para aceptarlas. Lamentablemente, los primeros intentos para complementar mi formación y prepararme mejor se quedaron justo en eso, en intentos, abandonados impunemente por excusas de todo tipo, como la falta de tiempo o la incompatibilidad con lo que yo buscaba.
Finalmente, cuando fui consciente de lo que me estaba perdiendo, entendí la necesidad de tener un sueño inspirador que me mantuviera lo suficientemente motivado como para perseguirlo con pasión y perseverancia.
Recuerdo los dos sueños que más esfuerzo me demandaron. El primero de ellos era alcanzar la posición que en ese momento ostentaba mi jefe como gerente de Mercadeo. Para conseguirlo terminé todos mis proyectos de formación, hasta entonces inconclusos: estudiaba inglés todas las mañanas antes de llegar al trabajo, y por la noche hacía una especialización en marketing. Mis amigos solían decirme que estaba acabando con mis neuronas. En ese tránsito también aproveché para hacer muy buenos contactos con nuestra casa matriz y terminé trabajando allí, en Alemania. Cuando regresé a Colombia, ya con una experiencia internacional importante, la vida y el esfuerzo me recompensaron con la satisfacción de alcanzar el sueño anhelado.
El segundo gran sueño nació en el año 2007, cuando asistí por primera vez como estudiante a una de las universidades más reconocidas de Colombia en el campo de la administración y alta gerencia. En esa experiencia recibí las enseñanzas de profesores con los que tuve la oportunidad de interactuar y que nunca había imaginado conocer, como el presidente de la Junta Directiva del Banco Central, el primer doctor que tuvo el país proveniente de Harvard, el embajador de Colombia en París y un alto consejero del Gobierno central, entre otros. Fue en ese momento cuando empecé a soñar con estar algún día en ese lugar compartiendo mi conocimiento como maestro. Para alcanzar ese sueño me faltaba mucho, así que decidí ponerme a trabajar armando mi plan de acción personal. En ese proceso tuve que tocar muchas puertas, estudiar, analizar dónde era más fuerte, organizar mis propias historias y, después, empezar a entrenarme como conferencista. Gracias a la consumación de mi plan, fui invitado a impartir clases a nivel de posgrado en universidades de primer nivel hasta que, finalmente (siete años más tarde), pude ver cumplido mi objetivo confirmando la famosa expresión: «El único sueño imposible es el que no se persigue».
Ahora, mi sueño es que este libro cumpla el propósito con el que fue concebido: ayudar a los profesionales, directivos y líderes a identificar, desarrollar y comunicar sus talentos, representados en una marca personal que genere compromiso y gire en torno a su propio concepto.
Hasta el momento he compartido algunas de las vivencias que me inspiraron este libro; sin embargo, su propósito, más que relatar mi propia historia, es utilizar todo lo que he vivido y lo que he aprendido de muchas personas, ejecutivos, líderes y referentes del concepto de marca personal, para presentar una metodología aplicada que te ayude a descubrir, desarrollar y comunicar tu propia marca.
La estructura del libro ha sido diseñada en virtud de una profunda labor de investigación sobre el tema de marca personal, realizada durante varios años y en un grupo de más de 300 profesionales de diferentes disciplinas, al objeto de identificar sus necesidades