El detox emocional que te propongo es el proceso de remover, quitar, limpiar, reacomodar y reajustar lo que nos esté impidiendo avanzar de forma más ligera por la vida.
Cada vez observamos a más gente que se ocupa de lo que consume por sus cinco sentidos y no solo por lo que ofrece el mercado de forma rápida.
La vida de nuestros abuelos no fue la misma que la de nuestros padres, pero en la de nuestros padres, comparada con nuestra generación, sin duda creció la brecha, y así será con la de nuestros hijos y nietos. No se requiere ser visionario para llegar a esta conclusión. Por lo tanto, no podemos permanecer ajenos a esa realidad.
Y en este punto, sin el afán de defender a nadie, solo quiero aclarar que definitivamente, a diferencia de generaciones pasadas, el tiempo, el cambio y los saltos cuánticos de la tecnología han ido de la mano, dejándonos como herencia gran cantidad de enfermedades, bacterias, residuos tóxicos y muertes sin sentido. Algunos incluso han llegado a decir que vivimos en una sociedad gravemente enferma.
Precisamente, así como pasa con el tema alimenticio, si «escarbamos un poco» en el corazón de las personas, podemos darnos cuenta de que por el estrés, el ajetreo, la rutina, las noticias, los impulsos para buscar el placer por el placer mismo, la alta demanda de esfuerzo y de trabajo, así como los recursos mal utilizados, hemos caído en una sociedad dormida y también enferma emocionalmente.
No pretendo crear un discurso político ni tengo la intención de levantar una bandera a favor de nadie, ni pedirte que hagamos una marcha para protestar. Siempre he creído, y lo digo mucho en mis conferencias, que quejarse no sirve de nada. Respeto a quien lo hace, pero siento que es mucho más saludable y positivo abrazar nuestra propia responsabilidad. Cambia la forma de ver las cosas y las cosas cambiarán de forma.
Sirviéndome de esta comparación de lo que vivimos como sociedad, así como no podemos evitar ni controlar en todo el mundo el maltrato a los animales, los pesticidas en los cultivos o las toxinas en los alimentos, sí está en nuestras manos la decisión de cuidar nuestro entorno, tener una alimentación más adecuada y de alguna manera ser más conscientes, y por lo tanto, más amigables con nuestro ecosistema.
Tampoco podemos evitar los males del mundo, ni lo que hace o deja de hacer el vecino, ni lo que hicieron o dejaron de hacer nuestros padres, pero sí podemos despertar y ponernos en acción para ser más responsables con nuestra propia realidad, con lo que nos toca.
Si reiteramos que detox significa «resetear el organismo», y si realmente queremos colaborar para que este mundo sea un mejor lugar donde vivir para todos, podemos decir que es indispensable aceptar la invitación a «resetear» la vida para acceder a una más ligera, más simple, sin tanto drama y con mayor calidad.
Además, la crisis depurativa abre la puerta a nuevos mundos, a nuevos espacios en tu vida. Un detox emocional puede doler, es un viaje que llega a causar mareo y vértigo, pero las recompensas son incontables. Vale la pena.
¿Cómo saber cuándo es necesario?
Así como la mayoría de las enfermedades surge por emociones mal gestionadas, también dice mi gran amiga y autora Tere Bermea:
«Los dolores físicos y emocionales pueden ser nuestros amigos, ya que sin ellos no sobreviviríamos. Ellos nos protegen y nos despiertan para que nos ocupemos de nuestras necesidades».
El detox emocional es precisamente ocuparnos de nuestra vida, recordar que la verdadera emoción es estar vivos. Lo normal, y a lo que estamos llamados, es la salud y el equilibrio, no la enfermedad y el desorden, por dentro y por fuera.
Esos dolores físicos y emocionales son solo avisos para reiniciarnos interiormente. Aunque este método de desintoxicación es un proceso constante y permanente, hay claras señales o focos rojos que no podemos dejar de ver y que indican que es el mejor momento para realizarlo.
Aquí te comparto algunos de los síntomas que indican que es importante hacer un alto para revisar la carreta:
1)Estás más enfocado en la zanahoria (llegar a tus metas) que en experimentar el viaje.
2)Ya no disfrutas tu vida de la misma manera.
3)Sientes que estás cargando demasiado sobre tus espaldas y no sabes cómo deshacerte de eso.
4)Vives acompañado de los fantasmas del pasado o de lo que pudo haber sido y ya no es.
5)Te preocupas y te causa ansiedad tu futuro.
6)Estás en estado de estrés la mayor parte del tiempo.
7)Vives con demasiada prisa. Todo es urgente.
8)Has dejado de convivir con calidad con las personas que más quieres.
9)Te has perdido de eventos, experiencias o encuentros que antes te eran sumamente importantes.
10) Has dejado de practicar ese pasatiempo que tanto disfrutabas porque «no hay tiempo».
«Los dolores físicos y emocionales pueden ser nuestros amigos, ya que sin ellos no sobreviviríamos. Ellos nos protegen y nos despiertan para que nos ocupemos de nuestras necesidades».
11) Estás teniendo roces y conflictos constantemente con tu pareja, tus hijos, tus colaboradores o tu jefe.
12) La mayor parte del tiempo la pasas con el médico. Cada día «te duele algo».
¿Cuál de estos focos rojos te hace sentido?
No te asustes si te identificas con más de uno. Muchas veces perderse ayuda a encontrarse. ¿Cuántas veces no has advertido que de no haber vivido determinada experiencia no serías la persona que hoy eres?
La verdad es que las crisis personales o los puntos de quiebre pueden ser las mejores «excusas» para hacer cambios en tu vida, y qué mejor que hacerlo consciente cuanto antes, ¿no?
¿Quiénes son candidatos?
Decía Aristóteles: «La felicidad es el sentido y el propósito de la vida, el objetivo y la finalidad de la existencia humana». Y Pascal lo expresaba también a su manera: «Todos buscamos la felicidad. Sin excepción. Aunque cada uno emplee distintos medios, todos deseamos alcanzarla».
Así, todos somos candidatos, ya que el detox emocional es un método indispensable para todo aquel que esté trabajando en su felicidad, no como una meta lejana o un sueño romántico, sino como una decisión y un proceso personal cotidiano.
Desde luego que no es el único, pero al menos ha sido el que a mí me ha funcionado y que ha tenido excelentes resultados con quien lo he aplicado a lo largo de estos años.
Por supuesto que la idea de empezar cuanto antes y de ir a la acción se vuelve una prioridad para aquel que desee pulir el diamante que lleva dentro y moldearse de acuerdo con su mejor versión, con su esencia, con quien realmente es y no con quien se le ha contado que es.
¿Qué tan intoxicado estás? (Grados de toxicidad: alto, medio, bajo)
Sin caer en juicios o etiquetas, he querido catalogar tres grados de toxicidad. Sin duda se trata de una visión muy personal, según lo constaté después de entrevistar a cientos de personas en diferentes circunstancias con el fin de tener una variable un poco más objetiva, y con miras también a que nuestro progreso sea más visible e incluso un tanto medible.
De alguna manera, en diferentes etapas de nuestra vida todos presentamos alguno de los tres grados de toxicidad. Aquí hay que realizar un ejercicio de honestidad para saber en dónde nos encontramos.