A continuación otros escenarios:
» Si eres ingeniera o científica, quizá debas enfrentar comentarios de algunos colegas que piensan que las mujeres no son buenas para los números o la ciencia, entonces trabajarás el doble para demostrar lo contrario.
» Si llegaste a los treinta y no tienes pareja o hijos, empezarán a decirte que vas a vestir santos, que te dejó el tren, o que al menos deberías tener un bebé para no quedarte sola.
» Te tildan de descuidada y poco femenina, cuando sales al natural y no te maquillas, usas ropa holgada o no te pintas las canas.
Al ser parte de una colectividad entramos en una especie de juego sucio, y esto hace mella, pues al compararnos con esa imagen que la sociedad quiere y espera de nosotras vs nuestra realidad, al final del día siempre salimos perdiendo. La verdad es que no es nada fácil sentirse bien consigo misma cuando todo el tiempo nos están bombardeando y recordando lo imperfectas que somos, aunque tengamos una gran cantidad de cualidades por las cuales sentirnos orgullosas, siempre habrá quien se fije en lo que nos hace falta, llámese juventud, príncipe azul, cuerpo latino ardiente, trabajo de ensueño, títulos académicos, hijos, casa, carro, beca o estatus.
Lidiar con esto es duro, por eso es que muchas féminas eligen seguir al rebaño porque tienen miedo al rechazo y a quedar por fuera del grupo. Entonces aparecen los trastornos alimenticios y el exceso de cirugías estéticas, o que en el trabajo seamos incapaces de decir NO porque debemos ser las más productivas y eficientes, o buscamos el matrimonio por conveniencia así sea la crónica de una separación anunciada, porque es mejor ser divorciada que solterona.
Estas presiones afectan aún más nuestro autoconcepto cuando le damos demasiada importancia a lo que piensan los demás, porque creemos que nuestro amor propio está supeditado a conseguir a toda costa ese retrato perfecto. Si nuestra autoestima es baja somos más sensibles a las críticas, porque ponemos las sentencias de terceros por encima de nuestro criterio.
Si decides creer todo lo que te dicen y piensas que tu valor depende de una visión sesgada del éxito, y de las expectativas sociales, nunca estarás conforme con lo que eres, no será fácil aceptarte y mucho menos amarte.
Recuerda que la gente puede señalarte, criticarte o acusarte, pero nadie te conoce mejor que tú, nadie sabe lo que tú sabes de ti, así que tienes la experiencia para tomar las decisiones adecuadas para tu crecimiento. Tu proceso es diferente al de la vecina, al de tu prima y al de la compañera de trabajo, no estás obligada a hacer lo mismo que ellas, cada quien busca lo que le genere plenitud, sea o no sea lo tradicional.
Tú tienes el poder para debilitar el influjo de las presiones de género y sociales, a través de la autoafirmación, la autorresponsabilidad y teniendo metas claras. Cimientos que más adelante desarrollaré con algo de detalle.
Fortalecer la autoestima es buscar el balance y nos ayuda a poner todo en perspectiva, entre ser una mujer funcional que vive en sociedad, pero que también es libre de ir tras sus sueños y de vivir sus propias experiencias. Ojo, esto suena bonito mas no es nada fácil, será un tire y afloje entre lo que la colectividad espera de ti y lo que verdaderamente quieres hacer. La presión siempre existirá, solo que aprenderás a manejarla y al final del día no pesará tanto sobre ti.
Es de valientes lanzarse, no intentes parecerte a nadie, haz eso que te gusta y que te hace feliz. En un mundo en donde te presionan por un lado y por el otro, amarse y ser auténtica es toda una revolución.
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