El retorno del enemigo. Germán Darío Cardozo Galeano. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Germán Darío Cardozo Galeano
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Изобразительное искусство, фотография
Год издания: 0
isbn: 9789584918208
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      Los viajeros de la familia Cárdenas González se maravillan del hermoso paisaje: el contraste de los verdes de las mesetas y montañas da la impresión de una gigantesca alfombra que cubre el suelo acompañado por los sembrados de papa y maíz, el ganado bovino y ovino, las casas campestres de color blanco, techos en teja de barro y puertas en madera van elevando el espíritu a un estado de paz, además, una carretera en excelentes condiciones da confianza y tranquilidad a los transeúntes.

      Toman la vía a Tunja, capital del Departamento de Boyacá, para ir al municipio de Villa de Leyva10, patrimonio cultural de Colombia. Al llegar allí, se dejan cautivar por la hermosura y limpieza de las calles coloniales que transportan a los turistas al pasado. Extrañamente, el pueblo se encuentra muy solo, Juan estaciona el auto una cuadra antes de llegar a la gran Plaza Mayor, la cual está empedrada y su perímetro rodeado por el templo de Nuestra Señora del Rosario, la Casa de Gobierno, la Casa Museo Antonio Nariño, entre otros sitios emblemáticos. Caminan por el centro del municipio dejándose seducir por la riqueza cultural y arquitectónica del lugar; se toman varias fotografías para el recuerdo y deleitan su paladar con un jugo de feijoa acompañado por una mantecada tradicional de la región. ¡Qué riqueza tan grande tenemos en Colombia! En un instante se acercan varias personas a ofrecer planes turísticos para el desierto y pozos azules, zonas reconocidas de la población. Dentro de su servicio ofrecen transporte en buggy, cuatrimoto o van, un paquete diverso; pero había una prioridad: hambre, así que los visitantes fueron a almorzar una deliciosa trucha a la marinera acompañada de ensalada y papa al vapor; allí el mesero que los atendió les habló del desierto de La Candelaria y sobre todo del encanto de Pozos Azules, que quedaba a tan solo 5 minutos en carro. ¡Vaya!, se dijeron, debe ser un lugar encantador porque lo promueven mucho.

      Al terminar, cancelan, agradecen el servicio y parten en su vehículo al encuentro con los enigmáticos pozos azules; desde su carro logran divisar el desierto de La Candelaria que engalana el paisaje de aridez y un aviso que dice: Bienvenidos a Pozos Azules. La primera sorpresa que se llevaron fue que el sitio es propiedad privada, descendieron y se dirigieron a cancelar el valor del ingreso; la administradora les pone a cada uno de los tres paseantes una manilla color naranja y les indica que pueden caminar, observar y recorrer todo el lugar, pero que está prohibido nadar o meterse a los pozos porque tienen más de 12 metros de profundidad, sus aguas son densas y no permiten que flote la persona sino que los sumerge a las profundidades; aunque no hay guía ni personal de vigilancia, sí hay cámaras que monitorean a los visitantes. En ese instante, Juan siente una sensación extraña, tal vez de admiración, intriga, estupor, que va creciendo a medida que van descendiendo por el camino que los conduce a las siete nuevas historias que van a ser reveladas.

      De un momento a otro, se aprecia un nuevo paisaje con arena entre naranja y rojo, una mezcla que lleva a un color similar al terracota, contrastado con el verde intenso de plantas y pinos, adornado por las nubes en medio del azul del cielo; intempestivamente y a una distancia aproximada de 200 metros un suceso paraliza a los miembros de la familia Cárdenas González: la hermosura de un pozo de agua color entre azul y verde, parece un espejo, da la impresión que el avance del tiempo se hubiera suspendido, se percibe tranquilidad y paz. Alicia con un suspiro dice ¡qué belleza!, Juan complementa, ¡realmente es muy hermoso! Eunice interviene ¿qué? Eso es agua y ya… Juan la mira con una sonrisa y se va dejando seducir por la majestuosidad del lugar, se acerca hasta la orilla, se sienta en una pequeña loma de arena color ladrillo, respira profundo y mira fijamente el centro del pozo. En ese instante, y augurando lo que la anciana le había dicho horas antes, el viento comienza a soplar y a formarse unas ondas en el agua, las cuales producen una serie de imágenes; el hombre además escucha una voz que le dice:

      El 2 de enero de 2020 toma posesión como alcalde del municipio de Soacha el señor Juan Carlos Saldarriaga Gaviria11 quien, rompiendo todo protocolo, realiza el acto no en el Parque Principal, sino en la Comuna 4, caracterizada por la pobreza y necesidades de los habitantes, como la gran mayoría de los residentes del municipio. En su discurso de posesión habló de respeto, equidad, desarrollo, igualdad, humildad, sencillez, amor, cariño, dignidad, apertura y atención a todos los ciudadanos, “el cambio avanza y avanza para Soacha12. En ese contexto de discurso político, una familia proveniente de la Costa Atlántica de Colombia, llega a vivir al barrio del sector vulnerado donde residió “el flaco”13. Carlos, hombre de aproximadamente 50 años y su compañera sentimental que no pasaba de los 30 de nombre Mercedes; Sofía, una pequeña de ocho años y Maicol, un joven de 14 años. A mediados de enero, Carlos inicia a trabajar como guarda de seguridad, Mercedes en casa atendiendo a los hijos de su compañero y “el Maicol” saliendo en las noches a jugar micro con sus amigos; ¡bueno! eso decía en casa, mientras que Sofía se la pasaba durmiendo y en pijama todo el día.

      Muy cerca de la vivienda de aquella familia, en el colegio donde estudió Brandon, cuyo nombre es Institución Educativa (IE) Sembradores del presente - forjadores del futuro, el equipo docente llevaba dos semanas laborando con la alegría de iniciar un nuevo año escolar y de cumplir esa misión tan importante dentro de la sociedad de acompañar en un proceso de formación integral a niños y jóvenes del municipio de Soacha, dando lo mejor de sí, buscando nuevas estrategias para llegar a la mente, corazón y espíritu de los estudiantes, animándolos a construir un proyecto de vida digno; como siempre denunciando el mal estado de la infraestructura de la institución educativa: batería de los baños obsoleta, salones con puertas y vidrios en mal estado, falta de rampa para estudiantes en condición de discapacidad, hacinamiento de los salones, pues supera los 45 estudiantes, agregando la falta de pupitres, los que hay son tan viejos, que al sentarse los niños o jóvenes se abren de patas atentando contra la integridad física de los menores, y no por negligencia de los directivos, sino porque el presupuesto que llega es insuficiente14. El cuerpo directivo animando con respeto, escucha y compromiso a su equipo de trabajo, y en el orden nacional se incrementa los asesinatos de líderes sociales, entre ellos varios docentes, razón por la cual FECODE15 convoca al primer paro nacional de 48 horas. Adicional a esto, una grave situación comienza a presentarse en Soacha, el alcalde quien en su discurso de posesión prometió diálogo, respeto, puertas abiertas, humildad y demás, no quiere recibir a los delegados de los docentes, vulnerando los derechos constitucionales del magisterio de Soacha y revelando un rostro de un mandatario que ante los medios de comunicación da discursos convincentes, pero, en la práctica no escucha, no atiende, va imponiendo. ¿Dónde quedaron las palabras del día de su posesión?

      Ya era 20 de enero, pasadas las 7:00 p. m. Carlos recostado en su cama, enciende el televisor y en ese momento en noticias de uno de los canales privados de Colombia informan un nuevo caso de un virus que está afectando la salud de la población de China, muchas personas están muriendo porque se les dificulta respirar. Cambie de canal papá −dijo Sofía− ¡sí mijo!, gritó desde la cocina Mercedes, a lo que Carlos respondió: traiga más bien la comida que tengo hambre. Mercedes le alcanza ñame, arroz, patacón y un huevo frito; en ese momento Mercedes le dice, viejo, hay que poner a estudiar a Sofía porque ella se la pasa durmiendo y se está quedando atrasada. Eche, no joda −le responde Carlos− mañana mire a ver si puede matricularla en el colegio que queda cerca. Sofía hizo un gesto de desagrado, pero luego dijo −¡sí! rico tener amigos.

      Carlos dirigiendo la palabra nuevamente a su compañera le pregunta ¿Dónde está el Maicol, últimamente no lo veo?

      Jugando micro con los amigos del barrio −respondió enfáticamente Mercedes− y agregó: aunque yo lo he notado extraño, llega muy tarde, a veces en la madrugada y durante todo el día se la pasa acostado.

      Carlos le dice: deje al chino en paz, eso es la edad, tal vez está de novio o preñando rolas, yo quiero muchos nietos, y soltó una carcajada. Que aprenda a ser macho como su padre.

      Sofía mira a su papá y le pregunta ¿qué es preñar?, Carlos le contesta, dejar embarazada a la mujer.

      Al instante, la conversación informal de esa familia fue interrumpida por gritos y alboroto; en la calle se escuchaba: −están peleando−, nuevamente se están enfrentando Los Caninos y Los Piratas16, se oían tiros y la gente asustada, resguardada en sus viviendas decían: −volvió la violencia al barrio−.