Otra vez la sensación de doble opresión sobre nuestras vidas: por ser mujer y por ser pobre.
Cuando Soledad Deza, la Defensa Técnica de la causa de Belén (posterior a la condena) me contó el 20 de abril de 2016, paso a paso los atropellos, violaciones de derechos, violencias de las instituciones del Estado que llevaron a esta joven del hospital a la cárcel pensé que la tarea periodística desde la Agencia de Prensa Alternativa debía ser colaborar en dilucidar lo sucedido, mostrando los hechos, evidenciando la falta de pruebas, la contradicción entre los documentos de la causa y poniendo a la vista los debates que rondaban al caso desde una perspectiva de género y de derechos humanos.
Este caso ha marcado, a mi entender, la posición de las mujeres en esta sociedad y el peso de las desigualdades sociales tanto en la Salud como en la Justicia. Además, ha contribuido a tirar del pedestal a efectores de salud que violan el secreto profesional, a policías y funcionarios judiciales que construyen causas sin pruebas y que no investigan, a una defensa oficial que no defiende. Incluso, esta causa ha dejado en el tapete a jueces errados que juzgan según una cosmovisión y una clase dominante.
En la cobertura de esta historia he escuchado, estudiado, leído y aprendido mucho junto a otras. Pude ver como una mujer que estaba sola frente al Estado, pasó a fortalecerse y a ser acompañada provincial, nacional e internacionalmente.
El análisis sobre el rol de los medios de comunicación también se hizo necesario. Medios que privilegian el juego de las versiones más que los hechos y que son fieles las fuentes que ideológicamente les importan a los periodistas: policías, jueces, iglesia y funcionarios públicos. Medios que tomaron como línea editorial exponer la identidad de Belén sin que ello aportara en lo más mínimo a la información de la causa. Buscaron estigmatizarla y para ello vulneraron la ética periodística.
Es ideológico las voces que elegimos para entrevistar, aunque se lo quiera disfrazar de pluralidad. Es ideológico preguntar una y otra vez por el nombre real de Belén, aunque esté en las fronteras de la contradicción con la ética periodística difundir su identidad por la sensibilidad del caso y aunque no aporte informativamente nada a entender la causa. Por supuesto esto no implica que fuimos los únicos que cubrimos la causa de una manera que consideramos adecuada.
Desde APA! he podido trabajar junto a otros, acompañando paso a paso la salida de Belén de la cárcel. El mérito de su liberación respondió a: una abogada comprometida y un movimiento de mujeres que demostró su poder de fuego.
Foto que ilustró esa primera nota de APA
La lectura de los fundamentos de la condena
3 de Mayo Es un día de lluvia.
Belén es citada a los tribunales Penales para escuchar los fundamentos de su condena. El caso ya tomó estado público y desbordó el ámbito nacional. Hay muchos periodistas queriendo cubrir el caso.
Algunas organizaciones se acercan para acompañar. Era el preludio quizás de la Mesa Provincial que se armaría 6 días después.
Aprovechamos para presentar el cese de Prisión Preventiva. Argumentamos que su detención es arbitraria porque no reúne los requisitos procesales: Belén no presenta riesgo de fuga y no puede obstaculizar una investigación que terminó. También denunciamos que su prisión fue decidida “de oficio” por los Jueces que la condenaron, esto quiere decir, sin que haya habido un pedido del Ministerio Público.
Pedimos que en vez de constituirse el tribunal para la lectura de la sentencia, se le notifiquen los fundamentos en la alcaidía. Ella espera ahí, esposada. No queremos que su imagen se haga pública en una Sala de Juicios que estará atestada de fotógrafos.
El tribunal accede y Belén sale raudamente dentro de un camión celular de la Prisión Santa Ester, de vuelta al Penal. Nadie pudo verla y eso la deja tranquila. Después contaría emocionada que una vez ubicada dentro del celular, cuando quería esconder su cabeza para que nadie pudiera reconocerla, la guardia-cárcel que la custodiaba le dijo “estate tranquila ya nadie te puede ver, levantá la cabeza y mirá, toda esa gentes está acá por vos” y que cuando finalmente se animó a mirar, aflojó y se largó a llorar.
Foto: APA.
“El caso de Belén resulta una contradicción para Tucumán”
La mirada de Ignacio López Isasmendi del Colectivo “La Palta”
El caso de Belén resulta una contradicción para Tucumán. Tiene, a la vez, rasgos de singularidad y de cotidianidad.
Es único porque logró, de distintas maneras, movilizar la solidaridad de una importante porción de la población urbana a favor de una mujer joven y pobre que sufrió violencia institucional. Una movilización que chocó contra el sentido común mayoritario que, ora, suele desentenderse de las injusticias que recaen sobre aquellos que no pertenecen a la categoría de “gente como uno”; ora, direccionado por sectores conservadores, avala conscientemente el accionar judicial y aprovecha para reafirmar su dominio en el campo de los derechos de las mujeres y una “verdad” que aún hoy sigue lacerando: el aborto es un pecado y, como tal, debe ser prohibido, escondido, perseguido y penado por la Justicia.
Pero gracias a la rápida organización del movimiento de mujeres se consiguieron algunas victorias: poner en discusión a nivel nacional e internacional un caso que estaba prácticamente cerrado, detener y dar los primeros pasos para revertir un impulso judicial que tenía como punto cúlmine la prisión de Belén e, incluso, lograr que por primera vez un diputado nacional tucumano se manifieste a favor de la legalización del aborto son sólo ejemplos prácticos. En el plano de la consciencia, el movimiento por la libertad de Belén tuvo la fortaleza para enfrentarse a un tejido social donde prevalece el tradicionalismo clerical y, con las armas del derecho, neutralizó el debate binario que se proponía desde allí: aborto sí, aborto no.
Por la tangente apareció, después de dos años de tormentos, una abogada que se interesó por su suerte y puso en marcha el mecanismo que alienta la posibilidad de un futuro para Belén.
Foto: Ignacio López Isasmendi. La Palta
¿De qué la acusan y por qué la condenan?
“Que el día 21/03/2014 siendo horas 3.50 aproximadamente, ingresó a la guardia mayor del hospital Avellaneda aduciendo padecer cólicos renales y diarrea siendo atendida en un primer momento por la Dra. Natalia Azar y posteriormente por la Dra. Sara Sader. Que entre horas 04:00 y 05:00 aproximadamente del día de mención, usted, solicitó permiso para concurrir al baño, manifestando tener diarrea y mientras se encontraba en el mismo, dio a luz a un bebé de sexo masculino de aproximadamente 32 semanas de gestación con una talla de 36 cm. y de 950 grs de peso que nació con vida, conforme se desprende del Informa N°1792. Que después de dar a luz a su hijo, cortó el cordón umbilical, lo anudó y con claras intenciones de provocar la muerte de su hijo, el cual se encontraba en un estado de total indefensión, actuando sobre seguro, lo arrojó por las cañerías del baño del mencionado nosocomio y tiró la cadena y provocó en su hijo un traumatismo encéfalo-craneano, lesión que ocasionó el óbito del niño. Que luego de consumado su accionar se retiró del baño y se dirigió nuevamente al consultorio donde estaba siendo atendida, quedando el cuerpo de su hijo, ya sin vida, atascado en la cañería del inodoro”.
¿Qué declaró Belén desde el primer momento?
El 26 de Marzo, apenas dada de alta, Belén es trasladada a la Fiscalía para declarar. Se le acusa de que “A eso de las 5.15 me subieron arriba, me hicieron entrar a la sala de partos, me hicieron dormir, a esto yo no sabía que estaba embarazada, yo creía que era una hemorragia por los medicamentos que