La joyería. Carles Codina. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carles Codina
Издательство: Bookwire
Серия: Artes & Oficios
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788434243323
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dentro de una cubeta de cobre el jugo de un limón, junto con sal marina sin yodar. Cuando se mantiene hirviendo al mínimo esta disolución elimina el óxido.

      Existen otras disoluciones menos agresivas que el ácido sulfúrico para decapar el metal, especialmente aconsejables si el taller no dispone de una ventilación adecuada. Los fabricantes de productos químicos para joyería comercializan algunas que, disueltas en agua, dan excelentes resultados.

      En las disoluciones de ácido no hay que introducir hierro ni acero. Las pinzas que se utilicen deben ser de plástico, cobre o unas pinzas antiácido.

      Después del decapado, siempre se debe enjuagar la pieza con agua y luego secarla para poder continuar trabajándola.

       Recuerde

      Las sales neutralizan los ácidos. Para eliminar en buena parte el ácido del interior de una pieza hueca, o de una pieza con muchos rincones, se debe utilizar una disolución de bicarbonato sódico. Después de sacar la pieza del ácido, es útil hacer un primer enjuague en una ligera disolución de bicarbonato.

      Para no tener problemas posteriormente, hay que asegurarse de que los metales que se utilizan en la fundición sean lo más puros posible; para ello se evitará usar cobre en prelaminados, prefiriendo siempre cobre electrolítico y plata fina.

      También conviene ser muy cuidadoso con el metal y los crisoles que se utilizan. Cuando se funde por primera vez en un crisol nuevo, éste tiene que prepararse previamente; debe fundirse bórax o fundente para metal en su interior y deslizarse por todas las paredes del crisol para que así quede protegido y el metal, al ser colado, fluya mucho mejor.

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      Debe moverse el crisol para que el fundente penetre en todo el refractario.

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      El crisol está listo para fundir.

      Cuando se funden retales sobrantes del cajón, debe tenerse mucho cuidado, pues en éste pueden haber caído restos de todo tipo. Primero deben separarse los restos que estén limpios de soldadura, luego la limalla y los restos de metal que tengan soldadura. Los restos limpios pueden fundirse directamente, aunque previamente se les pasará el imán para quitar los restos de hierro.

      En caso de que la limalla esté muy sucia y que los restos de las piezas estén llenos de soldadura o presenten partículas de estaño o plomo, lo más adecuado será afinarlo en un taller especializado. No resulta muy caro y se evitan problemas con la ley del metal.

      Si se decide fundir la limalla, ésta debe calcinarse en una sartén o cualquier otro útil apropiado para ello, pasándole después un imán para eliminar los pequeños restos de hierro. Si la limalla es de oro, la pondremos en un agua fuerte de ácido nítrico, el cual eliminará el cobre, la plata y el latón. Terminada la acción del ácido, que puede durar varias horas, se filtra la limalla o se decanta lavándola con agua destilada. A continuación, puede fundirse utilizando una mezcla de bórax y bicarbonato al 50 %.

      La forma de fundir la limalla es importante; ésta debe mezclarse en suficiente cantidad con el bórax y el bicarbonato, de manera que cuando esté fundida se produzca una escoria líquida y fluida que permita que las pequeñas partículas de metal se depositen en el fondo del crisol y no queden en suspensión; mientras se funde deberá agitarse el metal con una varilla de material refractario. Finalizada la fundición, resulta aconsejable tomar una muestra y analizarla para conocer exactamente las milésimas de oro fino que contiene.

      Dado que se trabaja con metales costosos, es importante evitar algunos metales y materiales nocivos que, mezclados en el crisol, pueden estropear la nueva liga.

      Los joyeros evitan en lo posible el contacto con metales como el plomo, el estaño y el aluminio con el oro o la plata; un solo gramo de plomo podría hacer que se agriara hasta un kilogramo de oro, lo que supondría tener que recuperar todo el metal y soportar unas pérdidas de peso en el resultado final, es decir, se tendría una merma.

      Trabajando en la astillera, ha de evitarse que caiga cualquiera de los metales antes citados; en muchos casos esto pasa desapercibido, ya que se puede haber fundido una pieza con algo de estaño y no haberlo visto oculto debajo de un baño de oro. Una vez que se ha fundido el metal y empezado a laminar, pueden observarse unas pequeñas fisuras en el mismo sentido; el metal está resquebrajado y no se puede trabajar. A este estado se le llama vulgarmente agrio, y es uno de los problemas más graves que pueden presentarse.

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      Reacción que produce el ácido nítrico cuando ataca metales como el cobre o la plata.

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      Dentro del cajón de la mesa suelen quedar trozos de hierro procedentes de sierras y fresas rotas, así como pequeños restos metálicos que dejan las limas. Para extraer estos restos se utiliza un imán.

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      Agriado de oro.

      El oro agriado se puede identificar visualmente por las pequeñas fisuras que se producen al laminarlo. El metal es quebradizo y resulta imposible trabajar con él. En ocasiones, también puede identificarse por el sonido: al caer sobre una superficie dura no suena como el oro en buen estado, produce un sonido mucho más grave.

       Cuarteo

      Es un método fácil y económico que desde antaño se realiza en los talleres pequeños. Se aplica para limpiar el oro de su aleación y de paso eliminar los metales que lo han agriado.

      El proceso consiste en fundir cada parte de oro que quiera afinarse junto con cuatro partes de cobre. Una vez fundido el metal, debe laminarse a unas tres décimas de milímetro aproximadamente y cortarse en trozos de más o menos un centímetro. Seguidamente, se sumergirá la aleación en ácido nítrico y agua a partes iguales, para evitar en lo posible las salpicaduras. Llegados al punto en que al echar más ácido al metal éste no hierve, ya no se echará más, pues la reacción ha terminado. A continuación, se procederá a eliminar el ácido por decantamiento añadiendo agua destilada en la cubeta. Una vez que el oro esté filtrado y seco se podrá fundir.

      El cuarteo es efectivo en muchos casos, pero puede que no elimine completamente el plomo y otros metales; además, no deja el oro en 1.000 milésimas sino próximo a ellas. Una vez terminado el proceso, sería preciso analizar su título mediante un análisis. No es recomendable ligar a un 33,33 % de liga, pues el título caería por debajo de las 750 milésimas; en caso de tener que ligarlo de nuevo sería más correcto emplear un 32 % de liga.

      Si el oro está muy contaminado o se tiene mucha cantidad de limalla, es aconsejable dirigirse a una empresa especializada en afinado de metales preciosos; ésta afinará el oro con unas mermas muy ajustadas.

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      Para el cuarteo es imprescindible la utilización de una máscara con filtro antiácido y guantes especiales. El cuarteo siempre debe realizarse en un lugar ventilado.

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       Normas de seguridad

      El ácido, al hervir, emana vapores nitrosos que no deben respirarse bajo ningún concepto. Asimismo, debe evitarse cualquier contacto del ácido con la piel.

      Esta operación debe realizarse en lugar ventilado, con una máscara con filtro antiácido y con guantes especiales.

      Las botellas de ácido deben guardarse en un lugar seguro fuera