Alimentación energética
Diseño de la cubierta: Rafa Soria
© 2019, Rogar Lindegren
Editorial Paidotribo
E-mail: [email protected]
Primera edición
ISBN: 978-84-9910-709-7
ISBN EPUB: 978-84-9910-904-6
BIC: MBNH3; WSU
DL: Z 393-2019
Revisión lingüística: Miguel Pacheco Vidal
Revisión científica: María Isabel del Hierro Morales, Maria Isabel Sierra Alonso
Ilustraciones: Denis Cocatre Zilgien
Edición: ebc, serveis editorials (Eva Bargalló)
Diseño de maqueta y preimpresión: Editor Service, S.L.
Índice
1.La energía de nuestros alimentos proviene del Sol a través de las plantas
3.Átomos, moléculas y los problemas del oxígeno
5.Los carbohidratos en nuestra alimentación
6.Las grasas en nuestra alimentación
7.Las proteínas en nuestra alimentación
8.Cambio generacional y herencia
11.¡Ácido láctico en los músculos!
13.El catabolismo de los hidratos de carbono
16.El catabolismo de las proteínas
Prólogo
Son las seis y media de la mañana cuando Sara sale a la calle con ropa deportiva para practicar running, antes del desayuno, como suele hacer un par de veces a la semana. Es un día de mayo, nublado y sin viento. Sara hace unos estiramientos antes de comenzar a correr lentamente.
La noche anterior cenó a las seis y media de la tarde, por lo que han pasado casi doce horas desde su última comida y está en ayunas. El aumento de glucosa que la cena le produjo fue disminuyendo paulatinamente hasta alrededor de las once de la noche. Durante el sueño nocturno, su metabolismo cambió lentamente y empezó a utilizar de forma predominante la grasa almacenada en su organismo como fuente de energía. Sara puede aprovechar ahora esta circunstancia, ya que su cuerpo se ha preparado para quemar grasa. Además, Sara se ha tomado un café expreso nada más levantarse y la cafeína estimulará todavía más la combustión de grasa.
Sara empieza a correr pausadamente, para no consumir más energía de la que su cuerpo es capaz de extraer de la grasa que transporta su sangre a través de las células musculares. La grasa almacenada en las células grasas no solamente será transportada por ellas, sino que, además, será empaquetada y transportada desde la sangre a las células musculares, en donde será desempaquetada. Además, el contenido será sometido a varias degradaciones antes de que la energía se pueda transformar en el tipo de energía básica que la célula muscular puede utilizar. Este proceso requiere su tiempo y, por ello, Sara corre al principio lentamente, para no consumir más energía de la que se puede conseguir a partir de la grasa.
A pesar de ello, la escalada de esfuerzo que se produce desde el sueño nocturno al running implica un aumento de cuatro veces la energía necesaria. Esto significa que la combustión de grasa, que ya ha comenzado, necesita al menos cuadruplicarse. Y esto requiere su tiempo.
El bombeo de sangre a las células musculares que están trabajando impulsa no solo el paquete de grasa, sino también la glucosa. La glucosa produce una forma de energía que las células musculares pueden transformar en la misma energía básica que finalmente produce la grasa. Esto significa que el nivel de energía no está a cero, sino que la sangre de Sara contiene una gran parte de la glucosa que puede ser asimilada por las células musculares. Que las células musculares la utilicen o no depende de muchos factores. De hecho, que las células musculares engullan la glucosa no es la mejor estrategia para el cuerpo, ya que las reservas de glucosa son limitadas. La glucosa que hay en la sangre no es suficiente para garantizar un trabajo físico arduo y duradero. La única reserva que existe para recargar directamente el almacén de la sangre está en el hígado y tampoco esta reserva es ilimitada.
La cuestión se complica debido a que los diversos órganos del cuerpo tienen distintos mecanismos para asimilar las diferentes formas de la energía que les llega a través de la sangre. En principio, las células musculares que no realizan un gran esfuerzo no tienen mayores problemas para aprovechar el paquete de grasa que les llega a través de la sangre. Sin embargo, el cerebro sí los tiene, pues depende de la glucosa;