No sin razón, he comentado previamente sobre la singularidad del texto que ahora nos ofrece la doctora Hilda Villanueva. Considero que, precisamente, la irracional postura de los escépticos y detractores de los diputados plurinominales encuentra su fundamento en el desconocimiento que existe sobre los sistemas electorales, su funcionamiento y efectos; desconocimiento que, a su vez, deriva de la escasa literatura que sobre la temática se ha producido en México. Si bien podemos acceder a valiosos tratados sobre sistemas electorales y de partidos políticos4 de autores extranjeros publicados por editoriales nacionales, en ellos el abordaje es general y no se llega a escudriñar en aspectos particulares. Menos aún se conocen publicaciones que puedan darnos cuenta y detalle, podríamos decir, desde la ciencia política, de las particularidades del sistema electoral mexicano. De esta manera, es viable afirmar que el trabajo de investigación que tenemos a la vista es único, pues no se habían generado estudios formales sobre las causas y efectos de las fórmulas de elección en México, con mediciones de sus impactos en el sistema de partidos y en el sistema político nacional. En todo caso, los estudiosos tradicionales de los sistemas en comento han resultado avaros, al menos tibios, en atajar los embates al sistema de representación proporcional y lejos han estado de hacer una defensa del mismo, como ahora sí se puede apreciar en la presente obra.
De esta manera, considero, debemos reconocer los aportes que nos trae la doctora Villanueva Lomelí, un esfuerzo destacado por acercarnos a un amplio acervo de datos e información que nos permiten configurar una versión amplia, muy clara y precisa de cómo se ha formado el sistema electoral mexicano, desde los rudimentos de las elecciones sólo formales, pasando por las diputaciones de partido en los años sesenta, para arribar a los primeros intentos democratizadores del régimen con el sistema mixto de mayoría relativa y representación proporcional en los años setenta, para llegar finalmente a la revisión de las modalidades actuales de las fórmulas de elección de los órganos legislativos del estado mexicano.
Es un texto amplio que, si bien lleva contenidos técnicos que ilustran sobre los sistemas de gobierno, sistemas electorales y de partidos, van en una presentación didáctica que los hace accesibles no sólo para los estudiosos del derecho electoral o de la política; más bien, debo aceptarlo con agrado, está a la mano de toda persona interesada, de cualquier profesión u oficio. Inclusive, pensando en voz alta, estimo, será muy necesario promoverla para quienes se dedican a la organización y desarrollo de actividades político-electorales, a fin de que accedan a un proceso de iniciación sobre los sistemas electorales y de partidos en México, alcanzado plenamente con tan sólo darse la oportunidad de hacer una lectura del trabajo de investigación que tenemos disponible en esta obra.
Con este libro disponemos de un catálogo integral de temas desarrollados con el referente de las teorías ya clásicas en el terreno de la ciencia política, favorablemente ilustrados con datos provenientes del análisis de casos prácticos en el ámbito nacional y comparado. Así, se abordan contenidos sobre los regímenes constitucionales democráticos en el mundo; generalidades de los sistemas electorales, sistemas electorales y listas de candidatos en el derecho electoral comparado; los sistemas de mayoría relativa y representación proporcional en México.
Viene a coronar el estudio de la doctora Villanueva Lomelí el análisis de uno de los elementos que han permitido un desempeño virtuoso de los sistemas de representación proporcional pura. Se trata del voto preferente, con listas de candidatos cerradas, pero desbloqueadas; este mecanismo permite que los partidos políticos definan y registren sus listas de candidatos para la elección de diputados plurinominales, dejando al ciudadano electoral el derecho a determinar el orden de la lista a través del voto preferente; es decir, como se ha referido previamente, el ciudadano vota por el partido de su preferencia y por el candidato que más le convence. De esta manera, los candidatos que más votos reciban estarán a la cabeza de las listas a la hora en que el órgano electoral asigna las diputaciones.
Comentamos en parágrafos anteriores cómo el sistema de representación proporcional pura, mal orientado, tiene sus perversiones, que se configuran dando a los partidos políticos el control absoluto de las candidaturas; las cúpulas determinan quiénes serán los candidatos y el lugar que ocupan en las listas, dejando al ciudadano solamente la tarea de emitir su voto. Así ocurre actualmente en el sistema electoral mexicano, pero no por eso es legítimo denostar a los llamados pluris, pues se desacredita indebidamente el sistema de representación proporcional. En nuestro caso, el mecanismo de elección juega con listas cerradas y bloqueadas, el elector solamente vota; el control lo llevan los partidos políticos.
Luego entonces, sin lugar a debates, la obra que nos presenta Hilda Villanueva es única hasta ahora en el escenario nacional, pues describe con claridad los mecanismos que bien pueden aplicarse al sistema electoral mexicano, para evitar posibles perversiones y lograr un desempeño virtuoso en la operación de las elecciones de representación proporcional. Esto es, lejos de estar pensando en eliminar a los diputados de representación proporcional, en un esfuerzo necesario y exigido por la tendencia democratizadora del régimen, se debe fortalecer la fórmula de elección, tan sólo con desbloquear las listas de candidatos en las cinco circunscripciones plurinominales del país; se dejará, sí, la potestad de definir candidaturas a los partidos políticos, pero estando las listas desbloqueadas, el ciudadano con su voto determinaría el orden de los candidatos, con efectos positivos al momento de asignar las curules o escaños.
Aunque, en un primer momento, la modificación al mecanismo de elección está pensado para aplicarse a los 200 diputados asignados a los partidos políticos por la vía de representación proporcional, debe aceptarse que ya afinado el sistema se puede aplicar en general; es decir, representación proporcional pura en verdad para la elección del congreso, dejando las fórmulas de mayoría sólo para la elección del titular del poder ejecutivo.
Debe destacarse, como refiere el texto, la experiencia que se tuvo en la elección del Constituyente de la Ciudad de México, con la aplicación del principio de elección sólo de representación proporcional. No se aplicaron fórmulas de mayoría. La fórmula de representación proporcional pura aplicada permitió un efecto positivo en la elección, logrando estándares realmente democráticos al permitir la asignación de curules, por esta vía, a las candidaturas independientes. Este modelo será, a mi juicio, el punto de partida para democratizar las elecciones del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos en un mediano plazo.
Finalmente, debe dejarse claro que los sistemas electorales democráticos están llamados necesariamente a asegurar una representación política efectiva, donde el voto de los electores se cuente y cuente en igualdad de condiciones para todos los electores; las experiencias conocidas de sistemas electorales en el mundo nos demuestran que en sociedades plurales, con sistemas de partidos igualmente plurales, la fórmula que aporta mayores virtudes democráticas es la de representación proporcional pura, conjugada adecuadamente con los controles pertinentes como el mencionado voto preferente. Voto por partido y por candidato es la solución.
Mi reconocimiento a la doctora Hilda Villanueva, mil gracias por sus aportaciones.
A Dios.
A mis hijos Ricardo, Jesús, Alisson y José María, que están en el cielo, mis ángeles protectores.
A mis padres, Arturo Villanueva Varela y Carmen Lomelí Cárdenas, que en paz descansen, a quienes les debo la vida, amor incondicional y quienes me inculcaron lealtad y agradecimiento a la Universidad de Guadalajara.
A mis hermanos Ernesto, Karla María, David, Gabriela y Ricardo Villanueva Lomelí, por su apoyo y amor absoluto.
A la Universidad de Guadalajara, a quien debo gran parte de mi formación profesional.
Con profundo agradecimiento y admiración al licenciado Matías Chiquito Díaz de León, por su ejemplo de vida personal y profesional, y por compartir su sabiduría y experiencia.