¿Cielo o infierno? Las empresas familiares en el Perú
“Soy consciente de que no soy consciente de todo lo que soy”
No toda repetición es una ofensa
Recetas de éxito para el gerente egoísta
Podéis ir en paz, dos más dos ya no son cuatro
Otra tonta recetita para gerenciar
¿Quiere saber qué es la patafísica?
Presentación
Este nuevo libro de Luis Felipe Calderón sigue el mismo formato de su predecesor Después de todo, solo somos seres humanos; sin embargo, creo que su reflexión se vuelve más incisiva e irónica, lo cual permite al lector deslizarse a través de sus páginas no sólo para aprender algo puntual y concreto, sino para cuestionarse sobre lo que uno pensó que era lógico y racional.
Luis Felipe Calderón encarna el antisistema cuando escribe, sin dejar de ser respetuoso de las creencias y de los paradigmas de los demás. Esto origina que al leer su libro uno se sienta a veces sacudido, otras desorientado, quizá escéptico, para concluir finalmente que no le falta razón en lo que afirma.
Algo importante que se percibe también en cada artículo es que el protagonista del mismo es normalmente una víctima intelectual de las estructuras, de los jefes, de los que gobiernan, sin plantearse que él mismo es parte de un sistema cuestionado y que su comportamiento lo lleva a reforzarlo y perpetuarlo.
Otra de las virtudes del libro es que lleva al lector de mente abierta a cuestionarse positivamente aquello que nunca puso en tela de juicio, generando un eclecticismo que muchas veces nos hace falta para ser más humanos parafraseando el título de esta obra.
La lectura de Todos somos humanos… pero unos somos más humanos que otros es una excelente oportunidad para reflexionar sobre uno mismo, sobre las estructuras de las organizaciones, sobre el entorno y por qué no decirlo, para entretenerse y sentir que se ha enriquecido el espíritu con un alimento sabroso y saludable.
Cuando Luis Felipe me pidió que prologara su obra, acepté el encargo con mucho entusiasmo. Luego de leerlo, lo único que me propuse al escribir este prólogo es animar a quien tenga el libro en sus manos a leerlo y releerlo más de una vez, por todas las razones expresadas en sus páginas.
Alberto Zapater C.
Decano
ESAN
Prólogo
Todos somos seres humanos… sí, claro… pero unos somos más humanos que otros. Leer el título de este libro de Luis Felipe generó en mí tremendas reflexiones, dudas, emociones y sentimientos. Imagino que el lector habrá experimentado, o lo estará haciendo en este preciso instante, algunas de ellas al igual que yo.
Este libro empieza con un impacto que pocos libros pueden reclamar. Mi Dios, todos somos seres humanos pero algunos de ellos resultan ser más humanos que otros. ¿Qué significará pertenecer a semejante categoría? “Ser humanos”. ¿Qué significará ser menos humano?
Sólo reflexionando en el título pasé horas tratando de prepararme para esta aventura y es que Luis Felipe nos tiene acostumbrados a viajes intelectuales que desafían las más elementales creencias y las más comúnmente aceptadas verdades de nuestros tiempos. Vale la pena recordar que el mundo de las organizaciones nos obsequia cantidades inaudiotas de material para explorar el significado de la naturaleza humana (en esta última oración no hay ningún error ortográfico).
Al comentar su anterior libro, “Después de todo, sólo somos seres humanos”, me atreví a desafiarlo a escribir un libro académico que incorpore toda esa investigación y reflexión que lo inspira de manera tan espec-tacular. Claro, no me hizo ni el menor caso. Ingenuo yo. Como si Luis Felipe fuera a escucharme y seguir mis consejos.
En esta ocasión tenemos ante nosotros una obra más que inunda las librerías y las mentes de manera fantástica. Muchos lectores quedarán impactados por las denuncias acuciosas, sarcásticas y, a veces demoledoras, que Luis Felipe hace de la actividad organizacional y de la práctica gerencial. Muchos también se sentirán identificados con estas demandas que claman por humanidad y justicia en la vida organizacional. Otros se sentirán inspirados por sus ambiciosos desafíos. Algunos más aprovecharán sin descanso las ingeniosas propuestas y guías que se ofrecen a lo largo del libro.
Si tuviera que resumir las principales contribuciones de este libro, empezaría diciendo que se nos entrega una obra llena de humor que facilita la lectura y la reflexión de temas duros y hasta dolorosos, y lo hace mostrando un profundo agradecimiento por sus alumnos –que tanto le enseñan día a día–, un profundo agradecimiento también por sus maestros –como es el caso especial y particular del maestro Enrique Valdez, quien lo inspiró tanto–. Encontramos también su profundo agradecimiento a colegas y amigos que lo hemos acompañado por los entrañables mundos de la empresa y la academia.
Pero Luis Felipe, luego de agradecernos, nos aporrea duramente y de manera merecida sin duda. El conocimiento organizacional hegemónico, las recetitas gerenciales de éxito absoluto en cinco pes, ¿cuatro? No importa… a fin de cuentas sólo somos seres humanos y algunos ni tanto.
¿Cómo puede alguien denunciarte, confrontarte, desafiarte y todavía serte agradecido? Bueno, si no te lo imaginas sólo lee este libro que trae con humildad una sabiduría propia de quienes dedican importantes espacios de su tiempo a la reflexión. Sabiduría que emana de un corazón arrebatado y enternecido. Sabiduría que emana de un soñador dedicado a las trivialidades de este mundo con tanto ahínco como a las más profundas preocupaciones históricas.
¿Demasiado ácido? ¿Demasiado sarcástico? Sí. Mucho, en demasía; pero con una amplitud que no permite distracción y con una precisión y relevancia que atrapa al lector. En este libro encontré firmes denuncias a la lógica de superioridad que reina en algunas empresas y organizaciones donde las autoridades parecen creer que sus subalternos jerárquicos son seres inferiores, humanoides sin alma ni sentimientos. En esta misma línea encontramos denuncias precisas al colonialismo del siglo XXI que pretende establecer su hegemonía disfrazando sus ofensas con supuestas verdades inevitables.
Luis Felipe denuncia la