La opción de comprar un cohete no era viable, pues las industrias aeroespaciales que los construían subcontrataban el trabajo a terceros, quienes luego, a su vez, subcontrataban otras partes del proceso. Esta serie de subcontrataciones contribuían a que la compra final de un cohete fuera demasiado cara, un lujo propio de magnates, por lo que el sueño parecía inalcanzable.
Musk estuvo a punto de darse por vencido cuando le llegó una revelación: si lo que quería lograr era obtener el medio para entrar en la órbita de Marte y lo único que podía cumplir tal objetivo era un cohete cuyo costo era demasiado elevado, ¿qué pasaría entonces si él mismo conseguía las materias primas para fabricarlo desde cero?
Musk descubrió que los componentes necesarios para armar un cohete costaban solo el 2 por ciento del precio total, cifra cuidadosa a la que llegó luego de llevar a cabo algunos cálculos numéricos. Musk no solo bajaría el costo drásticamente si hacía de cero la mayor parte de la producción interna, sino que también podría tener mucha más influencia sobre la calidad y el presupuesto. Atreverse a tomar el control de toda la producción de un cohete significaba que podría seguir avanzando en su sueño, por más abrumador que fuera.
Ejemplos como el de Musk nos enseñan que evitar conformarse es la única forma de innovar. Sin duda, la existencia está llena de hábitos y prácticas que hemos aprendido inadvertidamente; solemos, siempre a la misma hora, despertarnos para enseguida trasladarnos por el mismo camino cotidiano hacia el trabajo, luego comemos lo mismo todos los días para el almuerzo, volvemos a casa, dormimos de nuevo y el ciclo vuelve a empezar.
Esto de crear rutinas tiene, por supuesto, un propósito práctico, pues nos permite cumplir con nuestras tareas del día sin que tengamos que tengamos que malgastar energía física y mental en pensar y hacer lo que debemos de hacer. No obstante, cuando obedecemos a ciegas rutinas redundantes, terminamos poniendo demasiado énfasis en el método y no en el resultado que buscamos a largo plazo. Nos atascamos en patrones que impiden que las ideas originales fluyan, pues en su lugar preferimos preguntarnos si hay una manera más fácil de hacer que nuestra rutina se aún más sencilla.
Una premisa importante de pensar como un científico espacial es cuestionar nuestras rutinas y las ideas que se han fijado en nuestra mente. El autor comparte de manera oportuna esta historia interesante acerca de Elon Musk y su primer obstáculo de no poder comprar cohetes prefabricados para darnos a entender que las soluciones muchas veces radican en dejar de conformarnos y fabricar, al igual que Musk con la materia prima, nuestros sueños desde cero.
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