Podía pasarme tardes enteras viendo a los diez hámsters mamar, treparse unos encima de los otros, pelear en ese vientre todavía hinchado. Musti cerraba los ojos y permanecía echada durante horas; cuando alguno de los bebés se alejaba demasiado, ella apenas se estiraba y lo agarraba entre sus dientes para devolverlo con la manada. Al mes del parto, hubo que entregarlos a la veterinaria y le pedí a mamá que nos quedáramos con una de las hijas de Musti. Crías, los animales tienen crías, dijo mamá.
Éramos raros, habíamos atendido un parto en casa y yo había recibido mi primera lección de educación sexual.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.