Metodología de la enseñanza del fútbol. Toni Ardá Suárez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Toni Ardá Suárez
Издательство: Bookwire
Серия: Fútbol
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788499108001
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con el mazo (antepasado de la crosse de la Edad Media y del hockey moderno). En el siglo X a. de C., en Japón, el kemari constituye el antepasado del fútbol moderno. Los incas, en el siglo VII a. de C., practicaban un juego semejante al baloncesto, el pok a pok; los helenos y romanos poseían diferentes juegos como el epyskiros, el harpastum y el follis (que recuerda al rugby). Todos estos juegos que han sido practicados por las civilizaciones primitivas, han ido evolucionando hasta constituir los juegos deportivos modernos que practicamos en la actualidad.

      Estudiosos y tratadistas difieren a la hora de señalar la fecha exacta sobre los orígenes del fútbol. «Existen referencias ampliamente fundamentadas, entre ellas, las de los eruditos chinos Tsao Tse y Yang Tse, que manifiestan la existencia de un antecedente serio de este juego en los remotos tiempos del siglo XXV antes de Cristo» (Enciclopedia Mundial del Fútbol, 1981, p. 3-4).

      En otra línea, hay quien encuentra en los juegos del enioxupos, follis y harpastum practicados en la antigua Grecia y Roma, los verdaderos antecedentes del fútbol actual, ya que en ellos ya se daba al balón con el pie (Polo del Barrio, 1985a).

      Estas teorías, junto con otras que se apuntaron el invento, no son inciertas, pero creemos que no dejan de ser anecdóticas pues, aunque el balón se jugaba con los pies, tal como es norma fundamental en la actualidad, también se jugaba con la mano y no había reglamentación, lo que ocasionaba dureza y violencia en exceso.

      Es en el gioco del calcio, practicado por la aristocracia italiana, a principios del s. XV, bajo el poder de los Medici, donde se encuentra un antecedente social serio del fútbol actual (Polo del Barrio, 1985a). «Fue Pietro Medici quien reunió en la ciudad y en su corte a los más destacados practicantes del calcio» (Enciclopedia Mundial del Fútbol, 1981, p. 8).

      A pesar de que en un principio fue criticado y muchas veces prohibido, no se pudo evitar que el fútbol arraigara de forma definitiva durante la época victoriana del Imperio Británico, y más en concreto, en las prestigiosas Public Schools del siglo XIX.

      El fútbol, tal y como se conoce actualmente, inicia su desarrollo en Inglaterra. Las primeras «Leyes del fútbol en la forma en que se juega en la Escuela de Rugby», (un primer bosquejo de reglas en las que se permitía a ciertos jugadores, bajo ciertas condiciones concretas, llevar el balón con las manos) fueron resultado de una asamblea de los chicos de sexto año en 1845, y que fueron posteriormente sancionadas en 1846 por una asamblea de toda la escuela (Barbero, 1993). Los alumnos de la Rugby School llevaron consigo este recién constituido juego a Oxford y Cambridge; fue en el Trinity College de esta última universidad, en el año 1846 y después de largas discusiones, donde un conjunto de directivos y estudiantes de diversos centros educativos de la nación elaboraron el «primer código del fútbol» (Enciclopedia Mundial del Fútbol, 1981). Este código deslindaba los dos posibles tipos de juego: el de manos-pies por una parte, fomentado fundamentalmente por Rugby, y el de sólo pies –denominado soccer– por otra, perfilando así la escisión entre los grandes juegos herederos de la vieja tradición de perseguir un balón (Polo del Barrio, 1985b).

      Fueron las Public Schools, internados a los que la aristocracia y la alta burguesía encomendaban la educación de sus hijos varones, los centros educativos en los que el deporte surgió como parte de una estrategia de control del tiempo libre de los jóvenes, y en un período muy corto de tiempo, acabó convirtiéndose en el elemento central del currículo de estas instituciones.

      Los pasatiempos tradicionales predeportivos, formas ancestrales de balompié u otros juegos de pelota, transformados en deportes como el rugby o el fútbol, fueron producto, fundamentalmente, de asambleas de cursos y escuelas. Las Public Schools más antiguas y prestigiosas, y de las que habían de nacer las ideas para impulsar el deporte en general y el fútbol en particular, fueron las de Eton, Harrow, Rugby, Westminter, Winchester, Charterhouse, St. Paul y Merchan Taylor (Enciclopedia Mundial del Fútbol, 1981).

      En Winchester y en Harrow, donde se disponía de grandes espacios, se impuso el modelo del rugby, con grandes carreras y de acentuada violencia (Diem, 1966, vol. II). En Eton, Westminster y Charterhouse, donde se jugaba otra variante del fútbol diferente a la de Rugby –el juego de regate–, fueron integrando reglas escritas más precisas y restrictivas. «En un relativamente pequeño espacio de la Charterhouse School, en lo que antes había sido el jardín del convento, se desarrolló el dribbling game. La escuela de Westminster no contaba con un espacio mucho mayor, y también practicó este fútbol» (Diem, 1966, vol. II p. 85). El deseo de ligas más amplias desembocó en compromisos pactados por parte de las comisiones representantes de los clubes en el sentido de la homologación de los reglamentos. La clase inglesa salida de las escuelas preparatorias (Public Schools) tendió gradualmente hacia la variante de Rugby, que permitía coger el balón con las manos y autorizaba las agarradas y los forcejeos. La variante más restrictiva del fútbol, que penalizaba el uso de las manos, fue acogida con entusiasmo por los jugadores de la clase obrera (Mandel, 1986).

      Sin embargo, la confusión entre las posibles normas a aplicar en el juego de perseguir un balón persistió, y la posibilidad de unificación entre el código de Rugby y el de Cambridge se esfumó. Durante los primeros años de la segunda mitad del siglo XIX, las dos modalidades fueron perfilando su existencia. «En donde podía disponerse de un gran campo de juego, la vieja afición al zarandeo se expresaba en forma de partidos de rugby. Las reglas de dicho deporte fueron calificadas por la Rugby Football Union, que más tarde pasó a llamarse simplemente Rugby Union» (Diem, 1966, vol. II p. 85). Los de Rugby siguieron con sus prácticas, pero la mayor parte de centros docentes de Gran Bretaña aceptaron gradualmente el código de Cambridge, y enmarcado por sus normas, se fundó el primer club no universitario de la nación en 1857: el Sheffield Club. La primera asociación de fútbol surgió cerca de Londres también en ese año, se trataba del Forest Club (Diem, 1966, vol. II). Unos años después, en 1862, nacía el segundo en la ciudad de Nottinghan: el Notts County (Enciclopedia Mundial del Fútbol, 1981).

      Fue a partir de la década de 1960 cuando las nuevas generaciones de viejos muchachos comenzaron a poner en práctica las ideas que habían adquirido. Desde los distintos aparatos del Estado (ideológicos y coercitivos) y desde sus propias empresas, promovieron y dirigieron la nueva religión de la práctica deportiva. Se reunieron, discutieron las distintas formas de «juego», se juntaron y se separaron, se crearon clubes, asociaciones y federaciones, formaron comités, órganos de gobierno y una amplia normativa legal autónoma respecto al poder civil. Tejieron la red o conjunto de redes de instituciones y jerarquías deportivas que organizaron competiciones de ámbito local, regional y nacional.

      Anteriores a estas asociaciones deportivas, existían clubes cuya configuración y propósito eran mucho más selectivos y aristocráticos. Las primeras asociaciones deportivas se crean a partir de la década de 1960 (Barbero, 1993). «La creciente popularidad del juego del football llevó a que surgiera un gran interés por su estudio y reglamentación, que cristalizó en 1862 con la publicación The Simplest Game, obra de Thing, profesor de Uppinghan, en la Universidad de Cambridge, donde se recogen diez reglas básicas» (Polo del Barrio, 1985b, p. 12). Se describía por primera vez el gol, que se lograba cuando el balón traspasaba los postes de la portería, con la prohibición de ser introducido con las manos. Aparecía y se reconocía el fuera de banda, y los saques de portería, que debían hacerse desde el área de puerta. Se acordó el cambio de campo en el intermedio del partido, y se definió por primera vez el fuera de juego.

      El año 1863 fue decisivo para el fútbol. Los intentos por parte de algunas comisiones de armonizar las dos variantes del juego y sus respectivos reglamentos fallaron estrepitosamente. A partir de este fallido intento conciliador, los clubes ingleses se reunieron en la Freemason’s Tavern de la barriada londinense de Great Queen Street el 23 de octubre de 1863, y allí se fundó la Football Association, primer organismo oficial encargado de encauzar este deporte. En base a las ideas de Cambridge, la nueva sociedad estableció un conjunto de reglas novedosas: