La primera clasificación debería efectuarse a la edad de 9 a 10 años. En esta edad el niño madura y puede adquirir en el entrenamiento de fútbol las bases del juego deportivo en el marco de un proceso de entrenamiento consciente. El éxito de la clasificación es tanto mayor, cuanto más niños a la edad de 7 a 10 años sean llevados al fútbol dentro de las formas de organización (fútbol escolar, actividad extraescolar) descritas en los capítulos anteriores.
–Los clubs de fútbol deberían ofrecer a los niños, ya a la edad de 7 a 8 años, oportunidades de juego una o dos veces a la semana, ocuparse de la vigilancia e instrucción y organizar de vez en cuando partidos y torneos.
–El entrenador de cantera del club tiene la tarea de mantener contactos continuos con los colegios de la localidad y ayudar en las actividades de fútbol extraescolares, para que los alumnos puedan participar en ellas con regularidad; también debería apoyar la organización de partidos y torneos en los colegios.
–Con todo eso, la colaboración con los profesores de educación física adquiere una importancia particular. Se les puede pedir también apoyo mediato e inmediato para la dirección, organización y ejecución de los torneos.
–También es importante incluir los padres aficionados al fútbol.
–En la organización de la clasificación hay que tener en cuenta el mayor número posible de colegios y todos los alumnos en cuestión.
Cuanto más compleja sea la clasificación tanto más seguras son las informaciones que se obtienen. La primera clasificación comprende los siguientes criterios:
–Reconocimiento médico;
–Control de las habilidades técnicas en el juego y en el dominio del balón (aquellos niños que disponen de una capacidad de aprendizaje motor superior al promedio son más apropiados);
–Control de las cualidades tácticas (es decisiva la capacidad de saber escoger la más oportuna de varias posibilidades de resolución de problemas);
–Cualidades físicas (en primer lugar la velocidad de desplazamiento así como la función y capacidad de adaptación del sistema car- dio-respiratorio);
–Evaluación de las cualidades personales (con la ayuda del tutor o profesor de educación física);
–Universalidad (rendimiento superior al promedio en varios deportes);
–La capacidad de juego.
Hay que informarse sobre la edad de entrenamiento en la cual se encuentra el niño, o sea sobre los conocimientos previos que conlleva y sobre la actitud de los padres hacia el fútbol. En la primera clasificación hay que proceder con cautela, porque hay niños que tienen talento pero pocos conocimientos previos, y al revés.
Para los niños que superan la primera clasificación con éxito, es importante que se les ofrezca tan pronto como sea posible la oportunidad de entrenamiento. Estos niños se muestran orgullosos de haber sido aceptados en un club o en una escuela deportiva y que puedan participar regularmente en los entrenamientos. Por eso, la responsabilidad de ellos hay que ponerla en las manos de un experimentado pedagogo de fútbol y también hay que organizar el equipo de juego, balones, posibilidades de entrenamiento y competición. Si no se dan estas condiciones previas, no se consigue con la selección los objetivos planteados, ya que el niño no recibe la formación adecuada y puede que quiera cesar la actividad deportiva o cambiar a otro deporte.
La primera selección
Mientras la tarea de la primera clasificación era la de detectar los talentos, en la primera selección hay que dar un paso más. Allí ya hay que averiguar cómo se desarrolla el niño bajo las condiciones de entrenamiento, a qué ritmo se efectúa el aprendizaje de los gestos motores y de la capacidad de juego así como el perfeccionamiento de las cualidades físicas y hasta qué punto es capaz de recibir y asimilar información. Es correcto que esta selección tenga lugar en dos etapas porque en las distintas edades son determinantes nuevos aspectos cada vez.
A LA EDAD DE 12 AÑOS
En los primeros dos años, el objetivo consiste en la preparación física y en la asimilación de las bases de la técnica y táctica. Se puede observar con qué rapidez aprenden y aplican en el juego los elementos técnicos y los modos básicos de comportamiento táctico. Por eso hay que evaluar su capacidad de juego por medio de formas jugadas apropiadas y su capacidad de aprendizaje motor por medio de distintos controles técnicos.
En esta edad se obtienen informaciones sobre la actitud del niño hacia las cargas periódicas de entrenamiento, su actitud en el grupo y sobre la opinión de los padres acerca del fútbol, el rendimiento escolar del niño y su voluntad de estudiar. Hay que evaluar todos los factores que favorezcan o impidan el desarrollo.
A LA EDAD DE 13 A 14 AÑOS
En este período de vida tiene lugar la segunda selección. Hay que tener en cuenta que los niños con un rendimiento escolar excelente y, al mismo tiempo, con aptitudes deportivas, cambian de centro escolar al acabar sus estudios primarios para obtener el bachillerato o un certificado de estudios secundarios. Esto significa por regla general una limitación de sus posibilidades de entrenamiento. En el marco de esta etapa de selección se obtienen respuestas a nuevas preguntas. Se trata de evaluar las reacciones a estímulos de carga específicos, la oportuna y tácticamente correcta aplicación de la técnica en la competición así como sus mecanismos de decisión. También hay que estimar su empleo, su voluntad de ganar y capacidad de resistencia a las cargas. Para eso es necesario un análisis de sus anteriores años de entrenamiento (desarrollo de su personalidad, técnica, táctica y condición física). En esta edad empieza a mostrarse el talento, partiendo del convencimiento de que el talento solamente es desarrollado por un entrenamiento consecuente y regular, y por la educación. Conforme a experiencias prácticas, se puede considerar como dotado aquel niño que:
–consigue con el mismo trabajo de entrenamiento un mejor resultado que otros;
–aprende más rápida y eficazmente los elementos técnicos del deporte y los emplea más oportunamente;
–soporta bien la carga de entrenamiento y muestra una mejor capacidad de adaptación;
–resuelve de una manera original situaciones de juego complejas empleando con oportunismo sus capacidades cognitivas.
La segunda selección
Entre la primera y segunda etapa de selección se encuentra la fase de la fluctuación natural, es decir que una parte de los jóvenes cambia a causa de su talento, capacidad y voluntad a otro club perteneciente a una categoría superior; otros se quedan o cambian a un equipo de categoría inferior, y otra parte lo deja o cambia de deporte.
Los más dotados, los cuales se han decidido por el fútbol, son sometidos a una nueva selección. Esto sucede a los 18 años, ya que la preparación para el deporte de alto rendimiento se efectúa sólo en la edad de juveniles, se toman como criterios de selección preferentes los rendimientos específicos de entrenamiento y competición de esta edad. Sobre todo éstos deciden si un jugador es apto para ser incluido en el equipo sénior de un club de alta categoría o en una selección. A la hora de seleccionar hay que tomar en cuenta:
–el desarrollo personal en toda etapa de formación;
–el comportamiento en el entrenamiento y en la competición;
–la adaptación a cargas elevadas y la actitud bajo condiciones de competición complicadas;
–la regularidad en el rendimiento de los partidos de liga.
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