sin mi sonrisa se te hace eterno,
¿por qué me mantuviste colgando de este hilo?
Un hilo que quemaba, pero
preferiste verme quemada
que confesar que me amabas.
Sigo colgando de este hilo,
un hilo cada vez más fino;
pero seguiré pendiente de tu orgullo
por si algún día decide dejar de hacerme daño;
seguiré recibiendo todos tus latigazos,
pero si se rompe el hilo…
VERDAD N.º 1
Hoy me dijeron que estuviste
tocando mi puerta,
que tu cuerpo me buscaba;
pero tu corazón pertenecía a otra.
VELERO AMARRADO
Llegaste en un velero
con la intención de dar un paseo:
lo amarraste en el puerto
y pensaste que solo serían
cinco minutos;
caminaste por sus calles
y te sorprendieron.
Creíste haberlo visto todo,
pero después de veinte años
ese velero aún sigue amarrado.
Las calles de este pueblo
aún te siguen sorprendiendo:
nunca acabarás de verlo todo,
nunca dejará de sorprenderte
y cada vez que salgas,
encontrarás un tesoro.
LA DECISIÓN
No sé si he tomado una buena decisión,
pero se acabaron esos gritos que duelen,
esas peleas que nos matan;
se acabaron las noches sin dormir
y ya no habrá llanto sin fin;
pero sigo sin saber si es
la decisión correcta.
¿Por qué me duele no verte?
¿Por qué me duele no tenerte?
¿Por qué me duele tu ausencia?
Puede que no haya tomado
la decisión correcta.
PAPÁ
Buenas noches, señor.
Quiero que sepas,
quiero hacerte recordar,
que hoy será un día más
en el que ya no estará;
cómo hoy me arrebataste
lo que más quería.
A fecha de hoy se fue
y lloré como jamás.
No te juzgo porque a mi lado
ya nunca estará:
te doy las gracias
por haberme dado fuerzas,
por haberme ayudado
y poder ser capaz de superarlo.
Quiero que lo cuides
allá en el bonito cielo;
dile que su hija nunca lo olvidará,
pídele que vuele hasta mí
para su presencia notar.
Recuérdale que su hija
era quien lo cuidaba,
la que noches enteras
en el hospital estaba.
Dile que ya soy grande,
toda una mujer:
grítale que ya no soy
su niña pequeña,
susúrrale que nunca lo seré.
Pero, señor, cuídalo
y no lo dejes llorar;
anímalo y dile que no se preocupe,
que seguiré su ejemplo
para mi sueño lograr.
MI ALZHÉIMER
Sales con el propósito de pasártelo bien;
has salido con la esperanza de regresar.
Una vez fuera, caminas y caminas;
sigues caminando, miras y te paras a pensar;
observas y observas y no reconoces el lugar:
estás completamente perdido y solo,
querer y no poder por tu camino volver.
Pasaste y pasaste por ese lugar mil y una vez;
ahora que eres grande, tu cerebro es pequeño:
no te ayuda a recordar, solo te hace olvidar.
Te has hecho grande y no lo quieres aceptar,
estás enfermo y, aun así, lo intentas ignorar;
te prestamos ayuda y con dolor la rechazas.
Sales solo cada día y solo nunca regresas.
Te resignas a perderlo todo solo con un olvido,
miedo a quedarte solo en la oscuridad.
Tienes miedo a salir y jamás regresar.
EL MISIL DE TODOS
Cuando abres los ojos cada mañana,
sueles pensar en desayunar,
en ir a trabajar, a estudiar, o pensar
lo que harás de comer y de cenar.
Pasas el día normalmente
sin preocupaciones;
luego, te acuestas y razonas
sobre el poco dinero que tienes,
sobre la familia maravillosa que formaste,
los problemas del trabajo o
sobre algún que otro contratiempo.
En cambio, en algunas partes del mundo
no despiertan porque apenas duermen,
tampoco piensan en desayunar
ni en lo que harán de comer o de cenar,
no razonan sobre el dinero que tienen,
pero sí piensan en la familia que pierden.
Su trabajo es proteger a los suyos
de los misiles e intentar esquivar
todas las balas posibles.
Muchos países están en guerra
y a veces no entendemos el porqué:
luchan por razones muy sencillas
que grandes potencias podrían detener.
Pero ¿por qué mover un dedo?
Si el más fuerte es