social eran también espacios dolorosos de exclusión racial, de género y de clase social. En el
cuarto capítulo, «Siempre me sentía sin familia: género, etnicidad y los costos de la profesionalización», consideramos la etapa universitaria y posuniversitaria de Gina con un enfoque en su camino hacia oportunidades profesionales, pero con atención a cómo la interseccionalidad de raza, género y clase a veces produjo exclusiones y costos sociales dobles o múltiples. En el
quinto capítulo, «Ya cansada de llevar esa vida austera: cargos, santos, tierra y superación», abordamos la significancia para Gina, en momentos, a lo largo de su vida, de conexiones, creencias y prácticas espirituales diversas y sincréticas, incluyendo cargos religiosos, festividades católicas, peregrinaciones a apus y ritos transaccionales con humanos y seres naturales. En el
sexto capítulo, «Podemos ser quechuahablantes, pero es otra cosa saber enseñar: cultivando la identidad intelectual-activista», nos enfocamos en la agencia intelectual-activista de Gina, utilizando, especialmente, el caso de su trabajo con los cargadores de Cusco, para ilustrar cómo ha buscado poner en práctica su visión de empoderamiento, corresponsabilidad comunitaria, y justicia social a favor de las poblaciones más marginalizadas. Concluimos con una reflexión sobre nuestra última sesión de narración grabada para este proyecto y las corrientes culturales y valores que han dado propósito y significación a la vida de Gina.