Otro FCE fundamental para el éxito de la empresa familiar se da por el diseño y la puesta en funcionamiento de un sistema de gestión de información eficiente, tema que es tratado en el capítulo siete por el doctor Rubén González Crespo y el doctor José Antonio Puentes Muñoz, de la Universidad Pontificia de Salamanca (España), y el doctor Óscar Sanjuán Martínez, de la Universidad Carlos III de Madrid, quienes conjuntamente proponen una serie de metodologías basadas en las TIC como llave para el éxito de los proyectos de empresas familiares. Se presenta además una visión sobre la empresa familiar en Colombia para el periodo 1989-2012, recopilada por el profesor Elber Berdugo Cotera y la profesora Luz Stella Cáceres, de la Universidad de La Salle (Colombia). Este capítulo se complementa con las aportaciones del doctor Jairo Alberto Díaz Perdomo, de la Universidad Santo Tomás (Colombia), quien une el paradigma de la gestión de información con la gestión del conocimiento en la empresa familiar.
Además del diseño de una estrategia que lleve hacia el éxito empresarial, disponer una buena gobernanza corporativa es un FCE adicional para la empresa familiar. A este tema se dedican las aportaciones de los expertos Domingos Ricca y Roberto Secco, de la Consultora DNS de Brasil, quienes analizan la importancia de la gobernanza corporativa como instrumento para garantizar una sucesión exitosa del negocio familiar. Esta doble visión se complementa con un capítulo realizado por el doctor Francisco Salinas Ramos, de la Universidad Pontificia de Salamanca (España), en el que desarrolla la relación entre el Estado de bienestar europeo y las políticas públicas aplicadas a la empresa familiar.
El libro finaliza con uno de los retos más importantes a los que se enfrenta la empresa familiar: la sucesión, tema que es analizado en el sector de aseo de Colombia por el doctor Jorge Alberto Gámez Gutiérrez, de la Universidad de La Salle.
Una vez sentadas las bases para, a mediano y a largo plazo, diseñar grupos estratégicos competitivos creadores de renta y riqueza para la empresa y los stakeholders, la empresa familiar podrá perpetuarse en el tiempo siempre que el proceso de sucesión tenga éxito. Ser empresario supone una responsabilidad que va mucho más allá de la empresa en sí; es contribuir con su formación y experiencia profesional a hacer un mundo más justo y solidario para todos, ya sea a partir de políticas basadas en responsabilidad social corporativa (RSC) o mediante la creación de fundaciones y asociaciones sin ánimo de lucro donde lo más importante, a nuestro entender, es dar con generosidad en un acto de amor solidario y dejar así un fructífero legado para las generaciones venideras.
Doctor José Manuel Saiz Álvarez, Eco & Soc
Universidad Nebrija
Madrid, España
Doctor Jorge Alberto Gámez Gutiérrez
Universidad de La Salle
Bogotá, Colombia
Empresa familiar y capital intelectual: una visión desde el metaconocimiento
José Manuel Saiz Álvarez*
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad Autónoma de Madrid, España. Doctor en Sociología, Universidad Pontificia de Salamanca, España. Director académico del Doctorado en Ciencias Empresariales, Universidad Nebrija, España. Profesor visitante y asesor del Consejo Directivo de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Ecuador. Profesor visitante del TEC de Monterrey (México y Perú). Académico asociado de la Pontificia Accademia Tiberina di Roma, Italia. |
Introducción
En un mundo tan globalizado y competitivo como el actual, tanto la correcta adquisición como la interiorización y la gestión del conocimiento forman parte de una estrategia corporativa exitosa que lleva a la organización hacia la generación de un beneficio sostenible en el tiempo. A partir del trabajo seminal de Cyert y March (1963), la literatura académica especializada sobre el proceso de aprendizaje en las organizaciones ha tenido un fuerte desarrollo; se destacan las aportaciones de Cangelosi y Dill (1965), quienes distinguen cuatro fases de desarrollo organizacional: fase inicial, fase de búsqueda, fase de comprensión y fase de consolidación; Argyris y Schön (1978), quienes tratan sobre el proceso de aprendizaje a partir de la comparación entre lo planificado y lo conseguido, para así ir ajustando la estrategia (Kolb, 1984), así como de marcos de referencia y aplicación de rutinas aprehendidas por el individuo (Kim, 1993).
Por su parte, Fiol y Lyles (1985) escriben sobre los procesos de creación del conocimiento, Stata (1989) estudia la innovación en la gestión, Senge (1990) desarrolla modelos de aprendizaje en las organizaciones, Argyris (1993) escribe sobre la capacidad de aprender de las organizaciones, Nonaka (1991, 1994) y Bain (1998) desarrollan nuevas ideas sobre la gestión del conocimiento en las empresas, aportaciones que se abren a los procesos de creación del conocimiento (DiBella y Nevis, 1998) y la calidad del conocimiento tácito grupal (Von Krogh, 1998). Procesos de aprendizaje que son aplicados incluso en el trabajo social para la mejora de la infancia (Kerman et al., 2012).
Dentro del proceso de aprendizaje en las organizaciones, tiene una fuerte importancia la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), así como la formación de redes sociales tanto endógenas en la organización como exteriores a esta; redes que forman grupos de individuos que fuerzan al cambio, sobre todo cuando estos están directamente implicados en el tejido productivo y comercial de la organización. En este sentido, Read et al. (2012) estudian cómo la formación de grupos conectados entre sí mediante TIC acelera el proceso de cambio dentro de las organizaciones, lo que evita, además, el conocimiento situacional.1
Este proceso de solo aprendizaje en las organizaciones se enriquece con el término metaconocimiento, el cual, nacido de la psicología en la década de 1970 (Flavell, 1970, 1971) (Piaget, 1974), se puede también aplicar al mundo de la empresa. En este caso, se puede definir como el conjunto de la actividad cognitiva o de conocimiento acumulado por los stakeholders2 de la organización y que afecta en la operativa diaria y futura de la empresa, así como en su generación de resultados, incluido el fondo de comercio (goodwill).
Al respecto, Chi (1984) distingue entre cuatro tipos de conocimiento: 1) conocimiento declarativo, representado por nodos o núcleos de información, es aquel que nace sobre hechos y conceptos; 2) conocimiento procedural, relacionado entre pares de elementos entre sí, viene definido por el conocimiento sobre cómo hacer una actividad para llegar a un objetivo concreto y definido, pactado o no, con anterioridad; 3) conocimiento estratégico, definido por reglas acerca de cuándo usar otras reglas, y 4) conocimiento metaestratégico, que consiste en la facilidad para aprehender una regla general, así como la aplicación de las normas subsidiarias que de ella