Nueva escritura sumaria. Ricardo Yáñez. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ricardo Yáñez
Издательство: Bookwire
Серия: Poesia
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788412293722
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Si no amor soy entonces…

       Bossanova

       He sabido de ti…

       ¿Cómo se calla…

       La Lupe

       Una estrella en el fondo del cielo…

       Tema de vals

       Cabeza romana

       Yo sé que el amor existe…

      A Federico Campbell

      y Juan Villoro, naturalmente;

      a Luis Cortés Bargalló, también.

      A mis hermanos todos.

       A Ricardo Yáñez de Raúl Bañuelos

      Ni lo que dice,

      lo deja ser

      antes del decir.

      No deja de ser

      antes del habla.

      No deja el hablar

      antes de ser.

      Y ni lo que calla

      lo deja de no decir

      el ser.

      Ni lo que digo dice

      el cristal con que lo dice.

      Cada vez el habla

      deja de ser

      cuando cada vez

      es.

      Lo que digo del poeta

      lo dicen sus poemas

      en lo que voy diciendo.

      Y dicen gracias.

      En su poesía dice ni lo que dice.

      Pues allí da su voz

      lo poético de la poesía.

      Más y menos, escucho

      más: porque nos llevan lejos

      de sí consigo.

      Y menos: porque no hay ninguna

      explicación que precise cuando

      menos un poco de lo que

      ni dicen.

      Es más mucho no decir

      que decirlo todo.

      Es un decir:

      ¿Cómo es decirlo todo

      y no decirlo?

      Es más poquito tanto

      que se había quedado

      en el tintero

      de la tinta blanca

      que lo que dentro

      pinta.

      La voz de quien de verdad

      canta, va cantando

      al canto

      donde ni lo

      que digo canta.

      RAÚL BAÑUELOS

NUEVA ESCRITURA SUMARIA

      SI ME EMBORRACHO pienso en ti.

      Si me viene el amor a las palabras, a los ojos, al llanto,

      a los cigarros alas, al tequila sauza,

      ¿en quién voy a pensar?

      Hay un Ricardo Yáñez que me pega, que todo el día me pega,

      y hay un Ricardo Yáñez que te ama. Ése es el bueno.

      A VECES ES una araña la palabra amar

      una araña en las vigas de la casa

      y uno es la mosca la tonta mosca

      A veces el amor es una aspirina

      vieja olvidada en el botiquín

      y uno no el dolor de cabeza sino el aburrimiento

      A veces el amor es una botella de tequila

      escondida en el fondo del ropero

      y uno la mano oscura y el trago rápido.

       Baccatum monile

      Olvida, si pudieras, aquel collar de perlas

      que desnudo

      tu cuerpo acarició, y olvida el vino

      de la voz que en tu vientre y tu mirada

      anduvo haciendo sus deberes,

      el murmullo de árboles

      inmenso y silencioso

      que nos solía rodear cuando el abrazo

      donde no convenía, el calor que sudamos

      en el cuarto derruido, olvida

      del amor

      lo que amor dijo, lo que fue

      del amor, deja atrás

      toda vida que fue vida, regrésate

      a tu vida.

      SUPE DE TI, de tu sudor, de las rosas dispersas de tus senos,

      supe de tus palabras, abrevadas casi recién salidas de tu boca;

      supe de la canción que nos decía como a la sombra

      de un muy extenso árbol, luminoso tal vez por el lenguaje de los pájaros.

      Supe de los silencios de tus ojos, a veces desvaídos y otras veces rezumando dulzor;

      supe del tiempo tuyo, en que he aprendido la música del mío, de mi tiempo, de mis contradictorios muchos tiempos

      cuyo concierto y orden nunca hubiera sabido

      de no ser en tus brazos, de no entender el arpa de mi espalda gracias a la llovizna de tus dedos.

      Supe de la encendida veladora a que baja a beber la golondrina que llamamos amor.

      Supe saberme nube, barca, estallido de ola;

      supe saberte flauta, tierra para macetas, pisada de venado;

      supe sabernos álamo en un vaso, su coruscante plata rumorosa

      acallar hasta hallar la claridad en la que nos decíamos, qué violín el decirlas,

      las prístinas zonceras de todos los amantes, de los recién amados.

      Supimos circular la misma sangre en dos cuerpos distintos,

      anduvimos la colcha como un lago, la cama como un río,

      la ciudad como un cuarto en que no falta nada

      salvo el amor que falta,