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Publicaciones Faro de GraciaP.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org
ISBN 978-1-629462-59-2
© 2003 by Robert D. JonesAll rights reserved. P&R Publishing Company, P.O. Box 817, Phillipsburg, New Jersey 08865-0817.
© Copyright, Publicaciones Faro de Gracia. Traducido al español por Paula Bautista. La portada y las páginas fueron diseñadas por Benjamín Hernandez.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, procesada en algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio -electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro- excepto para breves citas en reseñas, sin el permiso previo de los editores.
© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Contenido
¿Enojado con Dios? Lleva tus dudas y preguntas a Él
ES INCORRECTO ESTAR ENOJADO CON DIOS
LOS PROPÓSITOS SOBERANOS DE DIOS
ESTÁ BIEN EXPRESAR TUS PREGUNTAS A DIOS CON UN CORAZÓN DE FE
EL PLAN DE DIOS EN EL SUFRIMIENTO
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¿Enojado con Dios? Lleva tus dudas y preguntas a Él
arolina estaba confundida. La infidelidad de René la dejó pasmada. Las cosas empeoraron cuando él se negó a terminar con esa relación. El golpe final —que decidiera quedarse con la otra mujer— simplemente destruyó la vida de Carolina. Su mente estaba llena de preguntas sobre René, la otra mujer y lo que ella misma debería hacer. ¿Qué estaba pensando René? ¿Cómo pudo echar por la borda nuestros catorce años juntos? ¿Por qué ella? ¿Cómo voy a sostenerme? ¿Será desagradable el proceso de divorcio?
A medida que el shock inicial disminuía gradualmente, una serie de preguntas distintas y más difíciles surgían lentamente. ¿Dónde estaba Dios en todo esto? ¿Cómo podía un buen cristiano como René apartarse de lo que sabía que era correcto? ¿Por qué permitiría el Señor que los niños y yo enfrentemos esta pesadilla? ¿Es esto lo que un buen Dios hace a los Suyos?
Carolina estaba enojándose con Dios, y lo sabía.
¿Qué debía hacer al respecto? ¿Estaba bien enojarse con Dios? Varios amigos cristianos la habían exhortado a “hacer lo correcto” y no cuestionar a Dios. Pero para Carolina eso parecía muy estoico. ¡Se sentía enojada! ¿Acaso debía simplemente fingir una sonrisa plástica y cristiana? ¿Debía ignorar las dudas que la abrumaban en cuanto a los tratos de Dios? ¿Tenía razón el predicador en la radio cuando dijo que “los buenos cristianos no se quejan” al enfrentar pruebas?
Otros amigos recomendaban un camino diferente. La animaban a desahogarse con Dios. “Está bien sentirte enojada con Dios. De hecho, dado lo que estás atravesando, es saludable. No te lo guardes. Dile cómo te sientes. Sé honesta; Él ya lo sabe. Dile que estás enojada. Él entenderá. No es un niño. Puede soportarlo”.
Carolina estaba confundida. La idea de expresarle su enojo a Dios tenía sentido. Parecía algo refrescante y liberador. Sin embargo, ella albergaba dudas profundas sobre la posibilidad de confiar en Dios, y en su consciencia no era claro que debiera desahogarse tan libremente. Para ella, eso parecía una blasfemia.
TU SITUACIÓN
Tus circunstancias, por supuesto, pueden ser distintas a las de Carolina. Tal vez tu jefe te despidió injustamente. O un adulto abusó de ti cuando eras niño. O alguien en quien confiabas te traicionó. Tal vez enfrentas presiones financieras sin ningún alivio a la vista, o una enfermedad progresiva y debilitante. O tal vez no es tan sencillo de definir. Estás arrastrándote por la vida con una desilusión constante, cierta tristeza interior que te domina. Te falta el gozo que caracteriza a muchos de los cristianos que conoces.
Independientemente de tu situación específica, lo que compartes con Carolina son preguntas agobiantes sobre Dios. Desconfías de Su bondad. Cuestionas Su sabiduría. Te pones tenso al considerar que Él está “en control” de tu vida llena de miseria. En pocas palabras, tú también estás enojado con Dios.
¿Qué deberías hacer? La buena noticia de la Palabra de Dios es que no tenemos solo dos opciones. No estamos forzados a escoger entre ocultarle a Dios las luchas de nuestra alma y derramar nuestro enojo ante Él. La Biblia rechaza ambas cosas y presenta una tercera vía, un camino intermedio que alienta la transparencia sin aprobar la blasfemia.
Vamos a describir ese camino con dos principios y examinaremos cada uno de ellos.
ES INCORRECTO ESTAR ENOJADO CON DIOS
¿Está bien albergar en tu corazón, o expresar con tu boca, enojo contra Dios? No. La Biblia prohíbe el enfoque de desahoga-tus-sentimientos-contra-Dios.
En la Biblia, el enojo es un juicio que hacemos de una persona en respuesta a lo que percibimos como una ofensa. Reaccionamos de manera negativa en nuestra mente, emociones y voluntad contra algo que consideramos malo o injusto. En ese sentido, el enojo no es simplemente una emoción moralmente neutral (“No es ni bueno ni malo, solo es”, argumentan algunos ingenuamente) que existe independientemente de nuestras creencias, afectos, emociones y voluntades internas. En cambio, el enojo es una función de nuestro juicio. Percibimos que algo o alguien está mal, y respondemos consecuentemente con todo nuestro ser.
Desde esta perspectiva, la respuesta a nuestra pregunta “¿está bien enojarse con Dios?” es clara: ¡no! Enojarse con Dios está mal porque es acusar a Dios de hacer algo incorrecto. Estar enojado con Dios es percibir algún error en Dios, percibir alguna maldad en Sus acciones.
¿Cuál es el problema fundamental? Kay Arthur llega a la esencia del asunto de manera contundente. Tú te enojas con Dios, comenta ella, “porque Dios no hizo lo que pensabas que debía hacer o de la forma en que pensabas o cuando pensabas que debía hacerlo”1. Observa que nosotros acusamos a Dios de no hacer lo que (acción o inacción) Él debería hacer, o de no hacerlo de la forma (manera) que debería, o cuando (tiempo) debería. En resumen, queremos lo que queremos en el momento que lo queremos, y cuando Dios no lo hace así, juzgamos a Dios.
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