Las instituciones formadoras de maestros(as), evolucionaron mostrando un mayor reconocimiento de la educación como eje central de la construcción social, las escuelas normales inicialmente formaban maestros de primaria, su función se amplió y comenzó a orientarse a la formación de maestros para otros niveles escolares. Posteriormente, con la creación de instituciones profesionales, como el Instituto Pedagógico Nacional para Señoritas, y la Escuela Normal Central de Institutores, se formarían maestros (as) para las Escuelas Normales. La creación de las facultades de Ciencias de la Educación en los años 30, mostró avances para el reconocimiento profesional de los maestros (as); la unificación de las Facultades permitió la consolidación de una institución de alto nivel, la escuela normal superior, la cual aportó al desarrollo de las ciencias Humanas y Sociales, esta institución se trasformó en la Escuela Normal Universitaria, cuyas secciones masculina y femenina, en Bogotá y Tunja, permitieron la creación de las Universidades Pedagógicas, en los años 50, consolidando así, la formación profesional de los maestros(as). (Agudelo, Mora, Chaparro. p. 144)
La actual formación de educadores se rige por los preceptos establecidos a partir de la Constitución Política de Colombia de 1991, la ley 115 de 1994, Ley General de Educación, así como de sus permanentes desarrollos6.
6 Decretos: 2903 de 1994; 3012 de 1997; 3020 de 2002; 366 de 2009; 2832 de 2005, 4790 de 2008;
3491 de 2009, entre otros.
Particularmente el contexto en el que actualmente se desarrolla el Programa de Formación Complementaria de las Escuelas Normales Superiores, ha sido objeto de debates, de discusiones, y de exigencias en compromisos que han puesto en aprietos a los actores del programa, entre otros:
- La no existencia de una política de estado sobre la formación de maestros en Colombia, con lo cual cada gobierno en su plan de desarrollo establece las prioridades sobre la educación del país, entre otros, los que consideran pertinentes para las Escuelas Normales Superiores y para su programa de formación complementaria de educadores. De esta manera, en la política sobre formación inicial de maestros a partir de la Ley 115 de 1994, con frecuentes cambios durante las últimas décadas, añade nuevos derroteros y exigencias, los cuales implican mayores compromisos para los actores:
- El de la ubicación de los programas de formación complementaria, de una parte en instituciones de educación básica y media, y de otra, exigencias como programas de educación superior, de esta última, particularmente, aquellas hacia el logro de procesos de calidad: acreditación previa, acreditación de calidad y desarrollo, registro calificado.
- Las nuevas dinámicas en sus dedicaciones, en particular, las relacionadas con adelantar procesos de investigación, así como generación de productos de nuevo conocimiento, implican mayores tiempos y esfuerzos, sin que las asignaciones académicas se vean compensadas.
- La atracción por la carrera docente por parte de las nuevas generaciones, en relación con los compromisos de bachilleres de otras instituciones de educación básica y media. Los maestros en formación buscan prestigio social, así como la remuneración económica que les corresponde, en el conjunto de las profesiones.
Las exigencias descritas transforman intencionalidades en los contextos escolares; en algunos casos limitando espacios dedicados a atender la educación de las generaciones jóvenes, la transmisión de la cultura, y la pertinencia del tejido social en el que están inmersas. Para los maestros en formación (estudiantes), implican decisiones sobre sí continuar o no procesos de formación en el programa de formación complementario, dados los esfuerzos, inversiones e incertidumbre por sus compensaciones a futuro, en los distintos ámbitos de vida.
De esta manera, para educadores(as) y estudiantes, los compromisos que se les impone cumplir, limitan los tiempos para lograr sendos rituales de conversación y convivencia. Sin embargo por las características de sus procesos de formación, comprenden la conversación y la convivencia como inherentes a su quehacer.
A continuación se relacionan orígenes, desarrollos y caracterización de las Escuelas Normales Superiores, Santiago de Tunja y de Villavicencio, por ser las unidades investigativas. La Escuela Normal Superior Santiago de Tunja, es memoria de los procesos y cambios que se han dado en la formación inicial de los maestros en Colombia a partir de 1870; en ella se han formado los maestros para las distintas regiones del país. Por su parte la Escuela Normal Superior de Villavicencio cuya creación se dio en 1955, atiende de manera particular la formación de educadores a la población ubicada en la región de la Orinoquía colombiana.
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