Sin embargo, la mayoría de esas personas tenían una cosa en común: No estaban contentos con lo que habían conseguido, y sin suficientes resultados visibles a cambio de sus esfuerzos, es comprensible que su motivación desapareciera.
Afortunadamente para ti, no vas a sufrir este problema. Si sigues exactamente lo que vas a aprender en este libro, conseguirás mejoras increíbles y te sentirás más motivado dentro de tres meses de lo que estás ahora mismo.
Sin embargo, antes de entrar en los detalles del entrenamiento adecuado, quiero que sepas que hay dos aspectos igualmente importantes relacionados con conseguir el cuerpo de tus sueños. Yo los llamo el juego «exterior» e «interior» de ponerse en forma.
El juego exterior es el relacionado con el físico ―cómo entrenar, comer, descansar, etc.―, y es de lo que hablan la mayoría de los entrenadores, libros y revistas. Sin embargo, del juego interior se habla menos, pero es igualmente importante. Si no lo tienes controlado, te queda una difícil tarea por delante.
El juego interior es, por supuesto, el aspecto mental de ponerse en forma y mantenerse así, y eso es lo que diferencia a las personas con físicos estupendos de las que tienen uno mediocre. Desarrollar un físico tremendo no es cuestión de subirse al tren de algún nuevo programa de entrenamiento de moda durante varios meses. Es cuestión de adoptar un enfoque disciplinado y ordenado en relación con el control de nuestro cuerpo y, para la mayoría, esto supone un cambio en el estilo de vida.
Las dos mayores barreras del juego interior son la falta de motivación y la falta de disciplina. La mayoría de las personas tienen que luchar contra ellas en algún momento, y normalmente más pronto que más tarde.
Lo que veo muy a menudo es gente que comienza su programa de acondicionamiento físico con mucha decisión, pero en solo unas semanas se desinflan. Ese nuevo programa de televisión comienza mientras estoy en el gimnasio... Esa hora adicional de sueño me sentaría de maravilla... Unos cuantos días libres no importan... Otra comida extra no va a perjudicarme mucho...
Caer en estas tentaciones nos conduce al callejón sin salida de lograr resultados que no son buenos, lo cual a su vez nos lleva a preguntarnos por qué nos molestamos en hacer todo esto, lo cual, a su vez, por supuesto, nos empuja a abandonar. Lo he visto una y otra vez.
Aunque es cierto que algunas personas tienen de forma natural más disciplina que otras, cualquiera puede emplear los sencillos trucos que voy a explicar a continuación con el objetivo de estar mentalmente preparado para ganar y seguir en el buen camino, aunque uno se sienta tentado a despistarse y ceder.
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CÓMO CONVERTIRTE EN TU PROPIO MAESTRO. LA SENCILLA CIENCIA DE LA FUERZA DE VOLUNTAD Y EL AUTOCONTROL
¿Quieres tener un gran imperio? Contrólate a ti mismo.
Publio Siro
Según un estudio realizado en el año 2010 por la American Psychological Association, la ausencia de fuerza de voluntad es el principal obstáculo que las personas tienen que afrontar para alcanzar sus objetivos1. Muchas se sienten culpables por su falta de autocontrol, como si se decepcionaran a sí mismos y a otros, y creen que sus vidas, en gran parte, no están bajo su control. Dicen que sienten como si sus acciones estuvieran dictadas por emociones, impulsos y deseos, y que ejercer autodisciplina al final les lleva al agotamiento.
¿Y qué ocurre con quienes tienen más fuerza de voluntad? Rinden mejor en sus estudios, ganan más dinero, son mejores líderes y son más felices, más sanos y se estresan menos2. Tienen mejores relaciones sociales y amorosas (saben mantener la boca cerrada), e incluso viven más tiempo3. En resumidas cuentas, independientemente de la situación, poseer más fuerza de voluntad conlleva tener muchos menos contratiempos.
Independientemente de donde nos situemos, todos tenemos problemas que afrontar relacionados con la fuerza de voluntad. Algunos son biológicos por su naturaleza ―el deseo de comer alimentos dulces y grasos que nuestros cerebros reconocen como vitales para sobrevivir― y otros son más propiamente personales. Lo que consideramos tentador alguna otra persona lo encuentra repulsivo. Las adicciones de otros tal vez sean para nosotros tan atractivas como la comida de los aviones.
Sean cuales sean los detalles, las invenciones son las mismas. Las excusas para no ir al gimnasio... de nuevo... son muy parecidas a la justificación para darse un atracón... por tercer día seguido. Lo que te digas para postergar un día más ese trabajo tan importante es igual que lo que se dice otra persona para ceder a sus ansias de fumar un cigarrillo.
La conclusión es evidente: La lucha interna por la autodisciplina forma parte de la naturaleza humana. Sin embargo, ¿por qué es una carga tan pesada para algunas personas? ¿Por qué abandonan tan fácilmente sus objetivos y por qué caen tan felizmente en tantos comportamientos autosaboteadores? ¿Y qué puede hacerse con todo ello? ¿Cómo es posible ponerse uno mismo y su vida bajo control?
Son preguntas muy interesantes, y aunque no tengo todas las respuestas definitivas, voy a compartir las investigaciones y las ideas que me han ayudado a entender la naturaleza de la «bestia» y cómo domesticarla.
Como se verá, la autoconciencia que lleva consigo la obtención de un mayor conocimiento de cómo nos podemos controlar es increíblemente enriquecedora. Entendiendo mejor lo que probablemente nos hace perder el control podremos controlar hábilmente nuestras «reservas de fuerza de voluntad» y evitar los obstáculos que las afectan.
Por tanto, comencemos nuestro pequeño viaje con una idea muy simple: Una definición clara de lo que de verdad es la fuerza de voluntad.
LO HARÉ, NO LO HARÉ, QUIERO
¿Qué queremos decir cuando alguien dice que tiene o no tiene fuerza de voluntad? Normalmente nos referimos a la capacidad o imposibilidad de decir que no. Se supone que tenemos que estudiar para un examen, pero en su lugar aceptamos una invitación para ir al cine. Intentamos perder 5 kilogramos, pero no sabemos decir que no a esa tarta de manzana. Tenemos problemas para decir «no lo haré».
Sin embargo, hay otros dos aspectos relacionados con la fuerza de voluntad: «Lo haré» y «quiero».
La capacidad de «hacer» algo es la otra cara de la moneda de «no lo haré». Es la capacidad de hacer algo cuando no queremos, como entrenar cuando estamos cansados, pagar una factura atrasada o gastar la energía que nos queda en un proyecto de trabajo.
«Quiero» es la capacidad de recordar el porqué cuando nos asalta la tentación, el objetivo y las cosas a largo plazo que realmente queremos, aparte de la comida rápida o las compras con tarjeta de crédito.
Conviértete en el dueño de tu voluntad y de tus deseos, y te convertirás en el dueño de tu propio destino. Puedes acabar con la procrastinación. Los peores hábitos pueden desmantelarse y sustituirse por otros. La tentación perderá poder sobre ti.
No obstante, no se debe esperar que estas habilidades sean fáciles de conseguir. «Reprogramarse» para posibilitar las opciones más difíciles será una tarea incómoda. Al principio tal vez resulte abrumador. Te enfrentas a algo familiar. Sin embargo, hay que seguir por el buen camino y las piezas empezarán a encajar. Cada vez resultará más fácil decir que no a las distracciones y sí a las cosas que hay que hacer sin quedar extenuado.
Por tanto, ahora que sabes en qué consiste la fuerza de voluntad y cuáles son tus posibilidades, pasemos a la fisiología del deseo y a por qué a veces es tan difícil resistirse a ser «malo».
EL CEREBRO BAJO EL INFLUJO DE LA DOPAMINA: POR QUÉ LA IDEA DE CEDER PARECE TAN BUENA
Una verdadera fuerza de voluntad no es algo fugaz, un pensamiento de «sería muy agradable» que desaparece igual de rápidamente que llegó. Es más como una agotadora batalla que tiene lugar en tu interior entre el bien y el mal, entre la virtud y el pecado, el yin y el yang, y puedes sentirlo físicamente.
¿Qué está sucediendo? Hablando en términos fisiológicos,