Amor sobre ruedas. Mara Oliver. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Mara Oliver
Издательство: Bookwire
Серия: HQÑ
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9788413487021
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con él, por lo que elevó la apuesta:

      —¿Y si se te acerca y te invita a tomar algo? El típico ligoteo, vamos.

      Alba se rio, descreída.

      —¡No veo al Navas ligando con alguien como yo!

      —¿Por qué no? —Óscar sonó un poco más ofendido de lo que pretendía.

      —Porque él solo sale con modelos… —empezó a explicar Alba.

      —¡Eso no es cierto! —gruñó Óscar. Le costaba cada vez más mirar solo la carretera, la miraba a ella por el retrovisor y por eso mismo su cuñado no dejaba de regañarle por el pinganillo, ya que desde una de las cámaras del techo podían notarlo.

      A Óscar le costaba no mirarla y se dijo que era por la posibilidad de que le hubiese reconocido desde el principio, que le provocaba en exceso.

      —No sé si será cierto o no. —La voz de Alba se tiñó de desencanto—. Es lo que he visto en las revistas. Él no confirma ninguna de las relaciones cuando le pillan y les hacen fotos, pero todas son con modelos, cantantes, actores o actrices que quitan el hipo. No lo imagino con alguien como yo.

      Desde la sala de producción, Pepe observó la pantalla que mostraba la cámara principal. Era un primer plano de Óscar apretando los labios.

      Estaba dolido, que le llamasen superficial era algo que odiaba profundamente. Iba a defenderse y no debía hacerlo, por lo que su cuñado le avisó por el pinganillo de nuevo:

      —Cuidado con lo que dices, Óscar. No te descubras.

      Él tomó aire y lo soltó con todas sus ganas y las palabras precisas:

      —Esto es algo que no entiendo. A veces las personas que son atractivas por fuera, también lo son por dentro, y pensar que solo pueden atraer por su físico es tan superficial como decir que alguien que no tiene un buen físico tiene que tener un buen corazón. No tiene por qué ser así… Y yo de verdad creo que el amor es ciego. —Buscó la mirada de Alba en el retrovisor y fue implacable—: Y lo de que no imaginas al Navas contigo, eso es tu reacción, ¿no? Es lo que has dicho antes, no le puedes culpar por cómo tú reaccionas.

      Óscar volvió a centrarse en la carretera, Alba no le contestó y Claudia recibió órdenes y sacó a colación otra frase de cine:

      —¿Tengo que recordaros esa otra película de Julia Roberts? ¿La de Notting Hill? Me encanta cuando ella, que hace de archifamosa, le dice al prota que no la vea como una estrella de Hollywood porque solo es una chica pidiéndole a un chico que la quiera.

      Alba le dedicó una sonrisa triste y adujo:

      —Son películas, en la vida real no pasan esas cosas.

      Óscar le corrigió:

      —Sí que pasan, el arte imita la vida y la vida imita al arte.

      Claudia recondujo la conversación:

      —Yo también quiero creer que pasan estas cosas en la vida real y por eso sigo comprando lotería porque ¡un día me va a tocar a mí! Y quizá no es buena idea, quizá me daría un infarto si me tocasen veinte millones de repente… Hay reacciones que no se pueden predecir hasta que te pasan y una no sabe lo que va a hacer hasta que le dan la oportunidad de hacerlo. ¿Me explico? Si nos encontrásemos con el Navas ahora, haciendo autostop, pues lo mismo nos mearíamos todos encima de la ilusión, como aquella pobre chica que grabaron en el aeropuerto pidiéndole un autógrafo.

      Las dos mujeres se rieron y Óscar frunció el ceño. Para ellas, era una anécdota más, un vídeo que se había hecho viral; para él, un recuerdo amargo.

      Claudia terció con cierto deje de triunfo:

      —¿Veis como es un mojabragas? En todos los sentidos. Y por tanto hablar del Navas ahora tengo que hacer pis.

      Volvieron a reírse, esa vez los tres, aunque Óscar lo hizo sin ganas.

      —Pararemos en la próxima gasolinera, aguanta —aseveró—. Ya no queda mucho.

      Alba abandonó la conversación del coche y abrió la que le esperaba con Marisa, en la app de chat de su móvil.

      Capítulo 13

      (Chat con Marisa)

      (Hoy)

      Marisa

      ¿Mi niña, estás bien?

      Acabo de leer los mensajes en el grupo de la tropa

      y ya he visto lo que ha puesto el Cerdosupremo.

      La pura verdad es que llevo un par de días con mucho trabajo

      y me da apuro no haberlo visto antes. Perdona.

      Alba Cruz

      Estoy bien, no te preocupes.

      Al principio, me dio yuyu y pensé en no ir,

      pero ahora mismo me da igual lo que él diga

      y estoy en un coche compartido, de camino.

      Marisa

      Muy bien, así quiero leerte y verte,

      resiliente y empoderada.

      Son dos palabras nuevas para tu nueva vida.

      Me llegaron al correo esta semana.

      Me he apuntado a una web de palabras nuevas.

      Ya te pasaré el enlace, ahora no me quiero despistar,

      ¿cómo que vas en un coche compartido?

      Alba Cruz

      Es que el mío está siniestro total.

      Era una chatarrilla, hice aquaplaning con tanta lluvia

      y tuve un golpe. El coche no sobrevivió.

      Marisa

      ¡Y cómo no me lo has dicho, mujer!

      Qué mala suerte, justo antes de la boda.

      Alba Cruz

      Mala suerte es que no pare de llover

      y que se prevean lluvias para mañana.

      Marisa

      Novia mojada, novia afortunada.

      Alba Cruz

      Se casa con Alejandro, es muy afortunada.

      Creo que los dos lo son.

      Marisa

      Sí que lo son.

      Y lo de que Alejandro se case

      es una prueba de que él la quiere de verdad,

      que siempre dijo que no se casaría nunca.

      Alba Cruz

      Y mucho menos con su familia como está,

      que la mitad no se habla con la otra mitad

      y el pobre está acojonado

      por si la montan en el banquete.

      Eso sí que es una prueba de amor.

      Marisa

      ¿Y de lo de plantar tijeras qué me dices?

      Alba Cruz

      ¿Qué tijeras?

      Marisa

      Lo que ha puesto la amiga de la novia en el chat.

      Alba Cruz

      Es que lo he silenciado,

      pasaba de leer felicitaciones para el Cerdosupremo

      o cualquier otra gilipollez que se le ocurra poner.