Mario de los Santos
Mario de los Santos (Zaragoza, 1977). Doctor en Qúmica por la Universidad de Zaragoza, fue editor y socio fundador de Tropo Editores.
Ha publicado varias novelas, entre las que destacan La gota contra la primavera (Premio de Novela Corta Fundación César Navarro, Edhasa 2014), La brújula del universo (Premio de novela corta Fundación Zaragoza. 2009), Perro mordedor‘ (Premio de narrativa Joven Ciudad de Monzón, 2008), Cuando tu rostro era niebla (2008), Cuando estás en el baile, bailas (Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe, escrita junto a Óscar Sipán), Al final de la Cebada (2004), además del libro de relatos ‘El rastro de la ternura‘ (2007). Es además productor del cortometraje “Il mondo mío” (2010) y del documental “Sobre la misma tierra” (2012). «Mario de los Santos arriesga con la voz narrativa. Arriesga pero gana, gracias a la intensidad de la trama que está conducida con nervio y una economía expresiva muy eficaz.» Daniel Ruiz García. Estado Crítico. «Invade la subjetividad del lector: su mente, su afectividad, pero también todos sus sentidos.» Francisco Martínez Bouzas, Brújulas y Espirales
Candaya Narrativa, 48
NOCHE QUE TE VAS, DAME LA MANO
© Mario de los Santos
Primera edición impresa: enero de 2018
© Editorial Candaya S.L.
c/ Bòbila, 4 - Barcelona
08004 Barcelona
Diseño de la colección:
Francesc Fernández
Imagen de la cubierta:
Valentos
Maquetación y composición epub
Miquel Robles
BIC: FA
ISBN:978-84-15934-87-5
Depósito Legal:B 1085-2018
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier procedimiento, sin la previa autorización del editor.
ÍNDICE
PARTE 1: SI TE ATREVES A NACER
PARTE 2: PARECE QUE AÚN FUE AYER
PARTE 3: POR UNA VEZ EN LA VIDA
–Pase, querido Congel, pase, por favor. Tome asiento. ¿Ha desayunado? ¿Desea tomar algo? ¿Té, café?
–Muchas gracias, pero sería el tercer café de la mañana y uno ya debe cuidar su tensión. ¿No ha venido aún su excelencia?
–Debe disculparle. Su excelencia, el arzobispo Serrano, tuvo que salir de urgencia ayer. Un asunto muy desagradable. Me pidió que le transmitiese sus disculpas. De todos modos, su excelencia ha depositado en mi persona toda su confianza para gestionar el asunto que nos concierne. ¿Cuál es el problema?
–¿Puedo serle sincero?
–Por supuesto.
–El problema es que las monjas siguen ahí dentro. Ustedes aseguraron que estarían fuera hace tres meses. Después, hace ya un mes, dijeron que la semana pasada encontraría vacío ese convento. Pero las monjas continúan dentro y el tiempo se nos echa encima. Si no salen pronto, no habrá forma de presentar el proyecto, pedir las licencias y hacer las obras. Y, si no llegamos a tiempo, yo me quedo sin hotel y ustedes se quedan sin su parte.
–-Crea que le entiendo, señor Congel. Desde el arzobispado seguimos apoyando su proyecto con toda la fuerza. Entendemos que es un proyecto, en los tiempos que corren, de gran importancia, que tendría un gran impacto en nuestra acción social. Sin embargo, las cosas a veces son más complicadas de lo que parecen. Las hermanas están consiguiendo el dinero, no sabemos de dónde ni cómo. Mientras paguen cada mes, poco podemos hacer. Además, disponen de algunos contactos interesantes, bien colocados, que están intercediendo por ellas y a los que debemos explicar detenidamente la situación. Por eso, las cosas tal vez no avanzan a la velocidad que todos desearíamos, mas no dude que, al final, llegaremos a buen puerto. Estamos trabajando con una persona muy cercana a las hermanas que tiene gran influencia sobre ellas. Es su confesor, el padre Valentín. Él sabrá hacerles ver nuestra posición.
–Ya que me permite la honestidad, déjeme hacerle una pregunta, ¿cómo es de importante este proyecto para ustedes?
–En verdad, es importante. Todo este movimiento que se va a generar en la ciudad había olvidado por completo a la Iglesia y, gracias a un hombre piadoso como usted, nos sentimos parte de la ciudad y de este maravilloso proyecto de exposición universal.
–Voy a terminar de ser sincero. Ese «sentirse parte» les puede dejar tres millones de euros en los próximos diez años. Mi pregunta es: ¿cuánto desean «sentirse parte» de la ciudad? Mire, junto a una gente, hemos diseñado un plan para ayudar a las monjas a decidirse con la mudanza. Sin embargo, cómo le diría, es un plan, tal vez, poco ortodoxo y seguro que atenta directamente contra alguno de los mandamientos.
–¿Usted cree que puede funcionar?
–Estoy seguro de que puede ayudar.
–¿Sabe?, el catolicismo tiene un sacramento excepcional: la penitencia o confesión. «A quien perdonéis los pecados, le quedan perdonados», dice el Evangelio de Juan. En ese sacramento se absuelven los pecados, incluso los mortales, si de verdad la persona se arrepiente del daño cometido y toma la determinación de no volver a pecar. El Señor es justo, conoce nuestras debilidades humanas. Sabe que ni el más honrado entre nosotros podría pasar por la tierra sin ceder alguna vez a las tentaciones del mal. ¿Merecemos por ello ser condenados eternamente? ¿Dios nos abandonaría a merced de nuestras flaquezas? El Señor es misericordioso con aquellos que lo aman. ¿Usted ama a Dios, señor Congel?
–Claro que sí. Yo amo muchas cosas.
–Entonces, no tiene nada que temer. Dios y su Santa Iglesia le sabrán perdonar.
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