La interacción social se caracteriza mediante la relación de la vivienda con el trabajo o estudio, con la centralidad de la ciudad y con los servicios de abastecimiento, salud, recreación pasiva (para el esparcimiento, la integración y la cultura), activa (para la actividad física básica y competitiva en el medio ambiente natural) y los servicios financieros.
La movilidad, aunque pudiera interpretarse como un parámetro independiente, está presente en todos los demás relacionados con la interacción social y se vincula con aspectos geográficos y temporales. A través de este se evalúa el derecho de movilidad y circulación en la ciudad, a través de un sistema de transportes públicos accesibles, a precios razonables y adecuados a las diferentes necesidades ambientales y sociales (de género, edad y discapacidad), considerando distancias, medios de transporte, tiempos de desplazamiento y costos generados en la economía familiar.
Relación de la vivienda con su contexto inmediato
La calidad de vida urbana se refiere al aumento de la eficiencia y la urbanización, el barrio y su entorno inmediato deben proporcionar la base para este propósito. Diversos autores denominan esta escala de análisis como el hábitat residencial urbano, que denota el ambiente físico espacial y social que emerge del asentamiento relativamente permanente de una determinada población en un cierto sector de la ciudad.
A los efectos de clasificar la relación de la vivienda con su entorno, se han identificado tres dimensiones: la físico-espacial, la-físico ambiental y la social que las articula.
Son ejemplos frecuentes en la caracterización físico-espacial, parámetros como la infraestructura de servicios públicos, entre los cuales se encuentran la red de agua potable, la red de gas, los desagües y el alcantarillado, la red de energía eléctrica, el alumbrado público, las vías y el sistema de recolección de residuos, entre otros, al igual que servicios públicos complementarios como la televisión satelital o por cable e Internet, dentro del esquema para la democratización de los avances tecnológicos y la comunicación. También se encuentran representadas las viviendas, su forma, tipo de organización, los equipamientos barriales y comunitarios.
En la dimensión físico-ambiental son comunes los parámetros relacionados con el clima, la topografía y sus efectos en la habitabilidad (r emoción en masa, deslizamientos, inundaciones), así como la relación con la naturaleza para el esparcimiento y las relaciones sociales.
La dimensión que corresponde a los propósitos sociales y permite articular las dos anteriores, se refiere a las personas asentadas que habitan en el lugar, las interacciones sociales que se producen, la prevalencia de armonía o conflictos entre vecinos, la generación de endogrupos8 y las pautas culturales que orientan el comportamiento individual y colectivo. La carta del derecho a la ciudad también permite evidenciar esta situación cuando plantea necesario apoyar las diversas modalidades de producción social del hábitat y la vivienda, con especial atención a los procesos autogestionarios, tanto individuales y familiares como colectivos organizados, propiciando así la promoción y producción de capital social o capital humano.
Los niveles de satisfacción o insatisfacción del usuario se encuentran asociados con la percepción del entorno social (De la Puente et al., 1990; Hidalgo y Saldías, 1998), ya que, por ejemplo, la necesidad de mejorar la calidad y cobertura de los servicios y beneficios comunes se desprende de necesidades básicas de seguridad y sociabilidad vecinal.
El espacio habitable
Los sentimientos de insatisfacción con la vivienda, especialmente para los sectores de bajos ingresos, surgen cuando las preocupaciones más vitales de la familia se encuentran cubiertas. Sin embargo, las necesidades habitacionales no siempre logran satisfacerse al responder a un usuario promedio y no a los requerimientos específicos de cada familia beneficiaria, pero también por el sacrificio de las dimensiones del espacio edificado en aras de no sobrepasar el “costo por metro cuadrado” establecido.
La vivienda, como espacio vital para el desarrollo natural, físico, sicológico y social de los seres humanos, se ha convertido en un objeto de estudio inagotable. Todos los autores consultados coinciden en la importancia de evaluar los espacios en la vivienda. Con la intención de hacer énfasis en los aspectos que desde la planificación de la ciudad deben tenerse en cuenta para la calidad, se resaltan las posturas de Montaner y Muxí (2010), quienes sobrepasan la clasificación tradicional de las funciones (espacios de nutrición y de higiene, de descanso y de trabajo), incorporando también como fundamentales las tareas productivas.
En la actualidad las labores productivas no necesariamente tienen relación directa con los espacios públicos o comunitarios del exterior, lo cual se incrementa gracias a las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), postura en la cual coinciden diversos autores sobre el futuro de la vivienda (Montaner y Muxí, 2010; González, 2009; García, 2004; entre otros). Por otra parte, según Gilbert (2001), analizar las ventajas y desventajas de la solución habitacional en términos de tasaciones de capital, requiere la percepción de los usuarios, quienes estiman el valor de su propiedad sobre la base de lo que han invertido en esta, sus limitaciones en cuanto a su flexibilidad y adaptabilidad y las posibilidades para venderla cuando se desee o su revalorización por su localización.
La vivienda para los sectores de bajos ingresos económicos en Bogotá
A continuación se resumen los resultados de investigación realizados por el autor sobre la calidad del hábitat en las urbanizaciones de vivienda de interés social (VIS) en Bogotá (Pérez, 2011). Se parte del modelo teórico presentado anteriormente, el cual entiende la calidad de la vivienda como su aptitud para satisfacer las necesidades y expectativas de los usuarios. La importancia del trabajo radica en que se evalúa desde una perspectiva crítica la calidad de la vivienda formal, su contexto y relación con la ciudad para los sectores de bajos ingresos, y se detecta la falta de una respuesta adecuada a la producción de hábitat.
La información recopilada en el trabajo de campo a través del empleo de los instrumentos elaborados provino de dos fuentes: la observación directa y objetiva del profesional sobre las características de la vivienda y su contexto, y la opinión del habitante sobre su grado de satisfacción, con su correspondiente carga subjetiva.
Estos datos fueron procesados estadísticamente para arribar a resultados que permitieran valorar la relación entre las soluciones arquitectónicas y urbanas y su calidad a partir de la satisfacción manifestada por los habitantes.
Se seleccionó una muestra de las soluciones habitacionales realizadas en el periodo comprendido entre el 2000 y el 2009 en virtud del desarrollo e implementación de los planes de ordenamiento territorial (POT). Posteriormente, a la muestra seleccionada se han realizado seguimientos hasta la actualidad para identificar su comportamiento en el tiempo (figura 3).
Figura 3. Ubicación de la muestra en la ciudad
Fuente: elaboración propia.
Contribución de la investigación experimental para identificar los aspectos de mayor relevancia en la calidad para la vivienda
• Las soluciones en el periodo de estudio se encuentran en áreas periféricas de la ciudad, lo que convierte en un aspecto relevante la distancia que deben recorrer los habitantes para acceder a los beneficios que solo se encuentran en la centralidad física de la ciudad.
• De manera general, se perciben insuficiencias para acceder a servicios de recreación activa (canchas deportivas,