En la Era Mesiánica percibiremos la eternidad de forma real y dominaremos los niveles inferiores del espacio-tiempo, ascendiendo y descendiendo de los diferentes niveles dimensionales. Sin embargo, alcanzar tecnológicamente este estado físico nos sitúa ante la urgencia de percibir el sentido existencial del ser humano. Reitero que actualmente, a pesar de nuestra temporalidad, muchos seres humanos se encuentran desesperados dentro del sinsentido existencial, y este asunto lo debemos trabajar de forma inmediata para que no se proyecten socialmente las autoagresiones.
36. El Mesías interior
«El hombre tiene dentro de sí mismo todos los secretos de la Merkabá».
SEFER HA NEELAM (anónimo medieval)
Sin embargo, a través de la cábala podemos percibir la «Era Mesiánica» en nuestra interioridad actual. Somos eternos no por una necesidad psicológica de cierta compensación mental, sino por la realidad de ser copartícipes del Ein Sof desde nuestras posiciones subjetivas. La «Eternidad» no es un deseo psicológico frente a la muerte corporal, sino una realidad en el campo de la física. Y la Psicología no puede evadirse reprimiendo la realidad trascendente del orden de la «Eternidad», porque entonces todo lo que la Psicología no pueda justificar en el orden físico puede ser justificado como una ilusión de la psique. Admitamos los aspectos físicos de la realidad, donde tanto el espacio como el tiempo son factores relativos de nuestro universo, y desenmascaremos el miedo real de la psique a confrontar con la realidad física superior.
Porque sin un sentido existencial, la vida eterna física se podría convertir en una especie de muerte permanente. ¿Qué sentido tendría alcanzar una eternidad física dentro de la materialidad sin un sentido existencial? Probablemente, algo de sentido existencial nos queda aún, producto de la misma temporalidad biológica. Porque quienes por ahora nos aseguran el sentido existencial son justamente las limitaciones de tiempo y espacio, y sin embargo, a pesar de nuestra temporalidad material algunos sujetos sienten un sinsentido existencial. Aún es la temporalidad de la existencia material la que nos otorga un cierto grado de sentido, no obstante, deberíamos trabajar en descubrir un sentido existencial independiente de nuestra actual temporalidad.
Entonces, el valor de la existencia por ahora surge de la escasez del tiempo físico dentro de esta realidad. ¿Podremos valorar sustancialmente la existencia sin estar sujetos a la variable condicional del tiempo finito? ¿Podremos encontrar el valor de la existencia dentro de un proceso eterno?
Alcanzaremos nuestra propia «Era Mesiánica» cuando la Tiferet subjetiva se encuentre en paz consigo misma. Y es entonces cuando la psicología del judaísmo alcanza al Mesías interior y lo extrae y lo lleva a la luz. ¿Qué significa nuestro Mesías interior? Toda nuestra potencialidad subjetiva, todo lo que podemos hacer dentro de esta realidad material para unir Maljut elevándolo a Keter. Sin embargo, la energía que eleva no solamente Maljut a Keter, sino a todas las dimensiones a su raíz en el Universo de Atzilut, es Daat (El Conocimiento). Daat es (y será) la llave que nos permite conectar lo «psicológico» con lo «físico».124
Cada uno de nosotros tiene el potencial de vivir ahora la «Era Mesiánica» sin esperar una salvación material exterior, sin una dependencia del mundo inferior. Cada uno puede encontrar al Mesías dentro de sí mismo. No somos una «Chispa del Mesías», todos nosotros somos potencialmente el Mesías, cada uno de nosotros a través de un aumento de su propio nivel de consciencia puede alcanzar el mesianismo en acto y el mesianismo potencial al mismo tiempo, porque debemos revelar el secreto de la resolución de esta aparente paradoja: el mesianismo potencial del Keter subjetivo se revela constantemente en el mesianismo consumado del Tiferet subjetivo.
Si todo lo potencial del Keter lo sostengo para ascender, toda la acción real de mi Tiferet la hago descender hacia Maljut pero también para ascender. Porque cuando bajo, asciendo, y cuando subo, asciendo, porque siempre debo ser consciente de que siempre asciendo, porque lo que asciende no es mi energía interna dentro del mapa simbólico del Árbol de la Vida, sino que lo que realmente asciende es mi propio Árbol de la Vida en su conjunto.
Cada dimensión que asciende no asciende de forma exclusiva, sino que arrastra al conjunto de dimensiones. Si comprendemos que cada «descenso» es también un «ascenso», entonces cancelamos todo efecto negativo del mal, y comprendemos que todo mal tiene un efecto pedagógico positivo. Incluso el mal que me pueda destruir en términos de existencia física también cumple su función pedagógica. Porque cuando toda la información que nuestra psique capta de la realidad exterior y de su realidad interior se sitúa en el terreno pedagógico, y como enseñanza existencial todo se transforma automáticamente en positivo, porque si de lo negativo se aprende, entonces nada existe esencialmente como negativo, porque todo lo supuestamente negativo debe ser utilizado para nuestra elevación constante de los niveles de consciencia.
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