Fausto. J.W. Goethe. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: J.W. Goethe
Издательство: Bookwire
Серия: Clásicos
Жанр произведения: Языкознание
Год издания: 0
isbn: 9786075571980
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hay que ir ahora?

      MEFISTÓFELES

      A donde te plazca. Veremos primero el pequeño, y luego el gran mundo. ¡Con qué placer, con qué provecho vas a seguir de balde este curso!

      FAUSTO

      Pero con mi luenga barba, fáltame soltura en el trato de las gentes. La tentativa no me saldrá bien; jamás he sabido acomodarme al mundo. ¡Siéntome tan pequeño delante de los demás!... Siempre estaré perplejo.

      MEFISTÓFELES

      Todo se remediará, mi buen amigo. Sabrás vivir tan pronto como tengas confianza en ti mismo.

      FAUSTO

      ¿Y cómo salimos de casa? ¿Dónde tienes los caballos, lacayo, carruaje?

      MEFISTÓFELES

      Extendamos sencillamente este manto, que nos ha de llevar por los aires. Para este atrevido viaje, te encargo sobremanera que no lleves ningún lío abultado. Un poco de aire ígneo, que yo prepararé, nos elevará pronto de esta tierra, y si somos ligeros subiremos con rapidez. Te felicito por el nuevo curso de tu vida.

       El bodegón de Auerbach en Leipzig

      Reunión de alegres camaradas.

      FROSCH4

      ¿No quiere nadie beber? ¿Nadie reír? Ya os enseñaré yo a poner mal gesto. Vaya, que hoy estáis como paja mojada, vosotros que de ordinario ardéis siempre con llama viva.

      BRANDER

      Tuya es la culpa; no nos sales con nada, ni una simpleza, ni una porquería.

      FROSCH

      (Vertiéndole un vaso de vino sobre la cabeza.) Ahí tienes ambas cosas.

      BRANDER

      ¡Recochino!

      FROSCH

      Puesto que lo quieres, no hay más remedio que serlo.

      SIEBEL

      ¡Puertas afuera el que se desmande! A voz en cuello cantad coplas en rueda. ¡Emborrachaos y gritad! ¡Sus! ¡Hola! ¡Eh!

      ALTMAYER

      ¡Ay de mí! Estoy perdido. ¡Venga algodón! Ese majadero me está desgarrando los oídos.

      SIEBEL

      Cuando retumba la bóveda, mejor se siente la potencia fundamental del bajo.

      FROSCH

      ¡Muy bien! Y el que lo eche a mala parte, ¡afuera con él! ¡Ha tara lara la!

      ALTMAYER

      ¡Ha tara lara la!

      FROSCH

      Las gargantas están afinadas. (Canta.) "¿Cómo se mantiene en pie todavía el amado Sacro Imperio Romano?"

      BRANDER

      ¡Vaya canción fea! ¡Uf! Una canción política, una canción fastidiosa. Dad gracias a Dios todas las mañanas por no tener necesidad de cuidaros del Imperio Romano. Yo tengo al menos por una gran ventaja no ser Emperador ni Canciller. Pero tampoco debe faltarnos una cabeza. Elijamos Papa nosotros. Ya sabéis qué cualidad es la decisiva, la que enaltece al hombre.

      FROSCH

      (Canta.) "Levanta el vuelo, maese Ruiseñor; saluda diez mil veces a mi querida."

      SIEBEL

      A la querida, nada de saludos. De eso no quiero oír ni una palabra.

      FROSCH

      A la querida, saludo y beso. No serás tú quien me lo estorbe. (Canta.) "¡Cerrojo descorrido!, en la noche silenciosa. ¡Cerrojo descorrido!, el amado vela. ¡Cerrojo echado!, al despuntar el día."

      SIEBEL

      Sí, canta, canta y ensálzala y celébrala. Ya reiré yo a mi vez. Me engañó a mí, y lo mismo hará contigo. ¡Que le den por amante un diablillo que pueda refocilarse con ella en una encrucijada! ¡Que un viejo cabrón, al regresar del Blocksberg, con su voz temblona le dé aún las buenas noches al galope! Un bravo mozo de carne y hueso es demasiado bueno para esa perdida. No quiero saber de otro saludo que romperle a pedrada limpia los vidrios de su ventana.

      BRANDER

      (Golpeando la mesa.) ¡Cuidado!, ¡cuidado! ¡Obedecedme! Confesad, señores, que yo sé vivir: hay aquí presentes algunos enamorados, a quienes yo he de obsequiar, como se debe a su condición, con alguna cosa para pasar bien la noche. Estadme atentos. Ahí va una canción de novísimo corte. A grito pelado cantad conmigo el estribillo. (Canta.) "En un agujero de la despensa había un ratón; vivía solo de grasa y manteca, y había echado una tripita lo mismo que el doctor Lutero. La cocinera preparó su veneno, y entonces sintióse tan estrecho en el mundo, cual si tuviera amor en el cuerpo."

      CORO

      (Con algazara.) "Cual si tuviera amor en el cuerpo."

      BRANDER

      "Corre de aquí para allí, sale disparado, bebe con afán en todos los charcos, roe, araña toda la casa; de nada sirve su furor. Da muchos brincos de angustia, pero pronto se cansa el pobre animalito, cual si tuviera amor en el cuerpo."

      CORO

      "Cual si tuviera amor en el cuerpo."

      BRANDER

      "Corre azorado a la cocina en pleno día; cae junto al fogón, sacude las patitas y quédase tendido jadeando que da lástima. Ríese aún entonces la envenenadora. ¡Ay! Está ya en las últimas, cual si tuviera amor en el cuerpo."

      CORO

      "Cual si tuviera amor en el cuerpo."

      SIEBEL

      ¡Cómo se divierten los badulaques! ¡Pues sí que hace falta gran habilidad, me parece a mí, para echar veneno a los pobres ratones!

      BRANDER

      ¿Es que ellos disfrutan de tu favor?

      ALTMAYER

      ¡Miren el barrigón de cabeza pelada! La desgracia le vuelve afable y tierno. En el hinchado ratón ve su perfecto retrato.

      Entran Fausto y Mefistófeles.

      MEFISTÓFELES

      Ante todo, debo ahora introducirte en una alegre compaña, a fin de que veas cuán fácil es vivir. Para esa gente, cada día es una fiesta. Con un poquito de agudeza y mucho agrado, cada uno gira danzando en su estrecho círculo, como los gatitos al jugar con su cola. Cuando no se quejan de dolor de cabeza, y si el tabernero les fía, viven alegres y exentos de cuidados.

      BRANDER

      Ésos acaban de llegar de viaje; bien se echa de ver por su aspecto raro. No hace una hora que están aquí.

      FROSCH

      De veras, tienes razón. No me hables más que de mi Leipzig. Es un pequeño París, y educa a su gente.

      SIEBEL

      ¿Por quién tomas tú a esos forasteros?

      FROSCH

      Dejadme a mí. En teniendo yo cerca un vaso lleno, les saco a esos camaradas lo que tengan dentro con la misma facilidad con que se le saca un diente a un niño. Paréceme que son de noble casa; tienen un aire altivo y displicente.

      BRANDER

      A buen seguro son charlatanes, ¡apuesto!

      ALTMAYER

      Tal vez.

      FROSCH

      Prestad atención. Voy a darles zumba.

      MEFISTÓFELES

      (A Fausto.) Esa gentecilla nunca huele al diablo, aunque la tenga él agarrada por el gañote.