5.1Una alianza improbable: el APRA y el PPC
5.1.1Diagnóstico: un acuerdo de larga data
5.1.2Atribución de responsabilidad: dos actores
5.1.3Soluciones sugeridas: la refundación de los partidos
5.1.4Agenda pública y valores: medios, políticos y ciudadanos
5.2La exclusión de César Acuña. Un rosario de denuncias
5.2.1Diagnóstico: una muerte anunciada
5.2.2Atribución de responsabilidad: las debilidades de Acuña y del JNE
5.2.3Soluciones sugeridas: exclusión, ética partidaria y reforma electoral
5.2.4Agenda pública y valores: sanción ética
5.3.1Diagnóstico: despegue y caída
5.3.2Atribución de responsabilidad: TPP y el JNE
5.3.3Soluciones sugeridas: exclusión, transparencia y reforma electoral
5.3.4Agenda pública y valores: infracción versus injusticia
5.4Las crisis del Partido Nacionalista Peruano y Daniel Urresti
5.4.1Diagnóstico: el descalabro institucional del nacionalismo
5.4.2Atribución de responsabilidad: ¿la cúpula, Nadine o Urresti?
5.4.3Soluciones sugeridas: más institucionalidad
5.4.4Agenda pública y valores: institucionalidad partidaria
5.5.1Diagnóstico: reseña de un encubrimiento
5.5.2Atribución de responsabilidad: muchas coincidencias
5.5.3Soluciones sugeridas: marca distancia o…
5.5.4Agenda pública y valores. Cuando los ciudadanos castigan la corrupción
Capítulo 6. Las redes sociales como espacios deliberativos
6.1.1De quién y de qué hablaron
6.1.2Tratamiento de la información
6.2.1Reacciones de los usuarios
6.2.2Narrativa de los comentarios
6.3Hacia un perfil del internauta
Introducción
Las campañas electorales son periodos convulsos (Restrepo, 2004) no solo en las altas esferas políticas, sino también en los medios de comunicación, que deben cumplir una labor impecable, equitativa y equilibrada pese a las urgencias de tiempo, espacio, plataformas y redes sociales, cuando el tradicional ciclo informativo de producir noticias cada veinticuatro horas no va más y la información se tiene que entregar, difundir y actualizar varias veces en un solo día.
En estas coyunturas, la función de narrar la realidad que se atribuye al periodismo se ve sometida a una prueba de fuego. El valor en juego es la veracidad, pero también la independencia, sobre todo cuando el oficio de informar se pone bajo sospecha y muchos se preguntan si los periodistas servimos al ciudadano que busca información útil para tomar decisiones acertadas o a ciertas élites de poder (Rincón, 2006).
Las elecciones generales del 2016 se realizaron cuando los principales medios se hallaban inmersos en un proceso de fusión/concentración que, según observadores, podría significar la consumación de ciertas prácticas corporativistas en la entrega de la información. De otro lado, se esperaba que los grandes medios convencionales no fueran los únicos en establecer la agenda ni el ritmo del debate político, sino que compartieran esa función con el espacio virtual (mediático, partidario y ciudadano).
Por ello, fue un avance que seis medios (América Televisión y Canal N, El Comercio, La República, Latina y Panamericana Televisión) firmaran un pacto ético para proporcionar al ciudadano información suficiente para que tome sus propias decisiones políticas. Aunque la experiencia señala que en ocasiones los acuerdos se incumplen, habría sido ideal que, en esta iniciativa, impulsada por el Instituto de Prensa y Sociedad, el Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral en Perú (IDEA Internacional) y la Unión Europea, participasen todas las empresas de comunicación. Como anotan los académicos, los medios transfieren a sus destinatarios una lista de temas importantes y valoraciones que podrían contribuir a la creación de consensos (López-Escobar, McCombs y Rey, 1996) y también fijan la agenda en la opinión pública, lo cual podría implicar el desarrollo de una labor orientadora, sobre todo en sistemas políticos