Como carencias del estudio hay que destacar que no se ha establecido un grupo control con el que comparar la evolución de la enfermedad a lo largo del tiempo, y que tampoco se ha realizado una evaluación exhaustiva del estado de ánimo del paciente ni antes ni después de la intervención quirúrgica.
Debido a las limitaciones del estudio no se pueden generalizar los resultados hasta que no se amplíe el número de participantes, se incluya un grupo control y se analice la evolución del estado de ánimo de los pacientes a los que se les ha sometido a una intervención quirúrgica como medida de afrontar la fase más avanzada de la enfermedad de Parkinson.
Aunque los síntomas más evidentes de la enfermedad de Parkinson son precisamente los temblores, existen otros no relacionados con los movimientos como es el problema del sueño, con una prevalencia que afecta entre un 40 a 90% de los que padecen esta enfermedad ya sea con insomnio, exceso de somnolencia diurna, apnea del sueño, o problemas durante el mismo.
Para aquellas personas que no sufren este tipo de problemas, no suelen llegar a entender lo invalidante que resulta no recuperarse, descansar, y poder iniciar un nuevo día.
Al respecto hay que comentar que una de las dificultades que tienen los pacientes con la enfermedad de Parkinson es que cuando se muestran los problemas del sueño estos no se pueden tratar adecuadamente, ya que la medicación que se emplea para estos casos suele ser incompatible con la que se recibe por el tratamiento de la propia enfermedad de Parkinson.
Igualmente, algunos ejercicios indicados para estos pacientes no resultan todo lo prometedores que se esperaría, manteniendo así las dificultades del sueño, y los problemas que eso conlleva a cualquier persona, pero ahora agravado por la enfermedad de Parkinson, pero ¿Se pueden superar los problemas de sueño de la enfermedad de Parkinson?
Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigación conjunta realizada desde el Hospital de “S. Isidoro”; la Fundación S. Maugeri IRCCS, el Hospital “Le Terrazze”; el Hospital Moriggia Pelascini, el Instituto Clínico de Perfeccionamiento (Italia); y el Instituto de rehabilitación J.F.K. Johnson; junto con el Centro de Desórdenes de Movimiento de la Universidad de la ciudad de Nueva York (EE.UU.) [20].
En el estudio participaron 138 pacientes con una edad media de 69 años, de los cuales 77 eran mujeres. Se separaron en dos grupos a los participantes, el primero con 89 pacientes, que recibió conjuntamente tratamiento farmacológico y entrenamiento físico, y el otro, con 49 participantes, que únicamente recibió tratamiento farmacológico. A todos se les examinó para comprobar su diagnóstico, a través de la escala de sintomatología de la enfermedad de Parkinson denominada Hoehn y Yahr Scale [10] y el Mini-Mental State [12].
Después de 28 días se volvieron a examinar a todos los participantes para comprobar si se producían efectos diferenciales entre los dos grupos, empleando en esta ocasión la escala estandarizada denominada Unified Parkinson’s Disease Rating Scale [17].
Los resultados muestran mejoras significativas en el tratamiento conjunto entre el farmacológico y los ejercicios diseñados al efecto, produciéndose un decremento de los problemas de sueño, en cambio no se encontraron diferencias en el grupo control que solo recibieron tratamiento farmacológico para tratar los problemas de sueño asociados. Entre las limitaciones del estudio está el no tener un tercer grupo de investigación, que reciban exclusivamente el entrenamiento, para comprobar si se producen o no los efectos positivos deseados.
Igualmente, el realizar una única evaluación a los veintiocho días, no garantiza que los efectos positivos en la mejora de los problemas del sueño se mantengan a lo largo del tiempo, por lo que se requeriría de posteriores evaluaciones para comprobarlo.
Síntomas No Motores de la enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad causada por la degeneración de las células nerviosas (neuronas) en el cerebro. Esta enfermedad generalmente cursa con trastornos del movimiento como temblores, rigidez, bradicinesia e inestabilidad en la postura corporal, pero también pueden presentarse síntomas no motores, que pueden preceden a los síntomas clásicos. Pudiendo ser así un signo temprano de la enfermedad de Parkinson.
Los síntomas no motores de la enfermedad de Parkinson se dividen en varias categorías: disfunción autonómica, síntomas cognitivos y psiquiátricos, trastornos del sueño y otros síntomas [16,21]. Los síntomas como la disfunción olfativa, el estreñimiento y la depresión pueden ser signos tempranos de aparición de síntomas motores. de la enfermedad de Parkinson. Las alucinaciones y la demencia ocurren en la enfermedad de Parkinson avanzada [21,22].
Disfunción autonómica
Las disfunciones autonómicas que pueden ocurrir en la enfermedad de Parkinson son hopotensión ortostática, disfunción olfatoria, salivación y sudoración excesivas, hipo, dificultad para tragar, náuseas, vómitos, estreñimiento, incontinencia fecal, disfunción de la vejiga, disfunción sexual y pérdida o aumento de peso. [21,23,24].
Son debidas a la afectación del sistema nervioso autónomo. El encargado de mantener las funciones del organismo de forma inconsciente y automática.
Saliva y sudor excesivos
La salivación excesiva o sialorrea afecta a aproximadamente al 10% de todos los pacientes con enfermedad de Parkinson, y la sudoración excesiva se observa en el 30 a 50% de los pacientes.
Los pacientes que experimentan salivación excesiva pueden experimentar complicaciones por hipo y neumonía. Los pacientes con enfermedad de Parkinson pueden experimentar sudoración excesiva en todo el cuerpo, sin limitarse a las axilas, las palmas o los pies y la cara.
La salivación excesiva se debe principalmente al deterioro de los movimientos de la boca y la deglución en lugar de la producción excesiva. Este es el resultado de la acinesia en la enfermedad de Parkinson.
Hipotensión ortostática
Estos síntomas ocurren en alrededor del 30 al 50% de todos los pacientes con enfermedad de Parkinson. Los síntomas más experimentados son dolores de cabeza, fatiga, mareos con los cambios posturales y disminución de la consciencia después de estar de pie o comer mucho.
La disminución y la pérdida de visión pueden ocurrir repentinamente en los casos severos [21,24].
La hipotensión ortostática se define como una disminución sistólica de más de 20 mmHg o diastólica de más de 10 mmHg. Es causada por la disfunción del reflejo baroreceptor y la denervación simpática (estimulante) cardíaca.
El reflejo baroreceptor es el encargado de regular la frecuencia cardíaca y la tensión arterial en función de la información recibida sobre la presión arterial en las carótidas, donde se alojan estos receptores. La terapia habitual con dopamina también puede causar hipotensión ortostática [21,24].
Olfato y disfunción gustativa
La disminución del olfato (hiposmia) y su pérdida total (anosmia) ocurre en aproximadamente en el 90% de los pacientes con enfermedad de Parkinson. Una de las disfunciones olfativas, la hiposmia, a menudo es un signo temprano de síntomas motores de la enfermedad de Parkinson.
La percepción del gusto se ve afectada también (disgeusia) al verse alterado el olfato. Estos síntomas no son demasiado graves, pero en algunos casos, esta disfunción puede causar una disminución del apetito.
La degeneración del núcleo olfativo anterior y el bulbo olfatorio puede causar la patología olfatoria. Fumar, el traumatismo craneal y otras afecciones neurogenerativas también pueden causar esta disfunción del olfato [21,25,26].
Hipo y dificultad para tragar
El 50% de todos los pacientes con enfermedad de Parkinson experimentan hipo y dificultad para tragar.
El paciente presenta trastornos leves de deglución en las primeras etapas y disfagia severa en las etapas avanzadas.
Los pacientes tienen problemas al