Dudas sobre la salvación . Jesús, después de enseñarles a sus discípulos a orar “perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”, les dijo, “si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:12, 14-15). Nuestra falta de disposición de perdonar a un ofensor a la luz de todo lo que se nos ha perdonado en Cristo, debería darnos un momento para considerar si realmente estamos en la fe (Mateo 18:21-35).
Recordar con gran especificidad los detalles de una ofensa. La amargura elogia las particularidades. Realmente es posible, al repasar la ofensa una y otra vez en nuestra mente, confabular (inconscientemente reemplazar hechos con ficción) detalles que nunca ocurrieron.
Sin importar cómo hemos sido heridos, como cristiano que está comprometido a agradar a Dios, no tienes opción más que perdonar a tus ofensores por cualquier pecado que cometan en tu contra.
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