Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Juan Eduardo Vargas Cariola
Издательство: Bookwire
Серия: Historia de la República de Chile
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789561424562
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el gran salón del segundo piso, los suscriptores disponían de periódicos chilenos y de diferentes naciones extranjeras, además de la lista de naves de Lloyds. A través del ventanal que daba al mar podían ver, con la ayuda de un telescopio, el arribo de los buques al puerto.

      En los salones de la Bolsa se efectuaba toda clase de negocios: la compra y venta de mercaderías importadas y frutos del país, la compra de oro y plata en barra, y la transacción de títulos del gobierno y letras de cambio. Esta última actividad la hizo precursora de la Bolsa de Valores de Valparaíso622.

      Uno de los salones del edificio nuevo fue dedicado al uso exclusivo de la Cámara de Comercio, fundada ese mismo año de 1858. Sus objetivos comprendían, por una parte, procurar toda la información relativa a asuntos mercantiles y marítimos, y promover los intereses del comercio ante las autoridades, es decir, la defensa del gremio. Por la otra, se proponía actuar como árbitro en los asuntos que le fueran sometidos a su conocimiento, de manera “que su resolución sirva de guía para lo venidero, y poder de este modo formar un código de costumbres en uso que facilite las transacciones mercantiles”. Tal como era de suponer, en la lista de miembros fundadores predominan los apellidos extranjeros y algo similar se observa entre los 15 miembros de la comisión administradora623.

      La Cámara de Comercio parece haber perdido preeminencia en los años siguientes y Recaredo Tornero no hace referencia a la misma cuando alude al edificio de la Bolsa Comercial de Valparaíso en 1872. De hecho, la institución fue refundada a fines de 1883 y al año siguiente se le otorgó personalidad jurídica y se aprobaron sus estatutos624.

      LOS SEGUROS

      Un negocio complementario a la actividad de las grandes casas comerciales era la agencia de las compañías de seguros extranjeras, obtenida merced a las gestiones de los socios en Europa o en los Estados Unidos.

      Hasta mediados del siglo, no existían compañías chilenas de seguros y se recurría a las compañías extranjeras. Estas no operaban directamente en Chile, sino a través de agentes locales, que en su gran mayoría eran las casas comerciales mayoristas de Valparaíso, principalmente británicas, aunque también hubo alemanas, francesas, belgas y estadounidenses. El sistema de agencias era más barato para las compañías extranjeras con sede en Gran Bretaña y Alemania que, a cambio de pagar una comisión, se ahorraban el gasto de montar una oficina en un mercado remoto y buscar personal idóneo para la misma. Este sistema resultó tan efectivo que siguió imperando en Chile hasta principios del siglo XX625.

      La primera compañía chilena de seguros fue organizada en Valparaíso en 1853 por iniciativa del empresario minero Agustín Edwards Ossandón, con la colaboración de otros hombres de negocios, como Jorge Lyon, Jorge Cerveró y Tomás Garland, y la participación de algunas casas extranjeras de la plaza, como Williamson Balfour. La firma, que se denominó Compañía Chilena de Seguros, tenía un capital nominal de dos millones de pesos, de los cuales hasta agosto de ese año había suscrito un millón 876 mil pesos, según avisaba en El Mercurio de Valparaíso, una suma respetable para el medio local, pero que no se comparaba con el equivalente a 10 millones de pesos de capital que podía ostentar la Royal Liverpool, que anunciaba en el mismo periódico626. En los años siguientes, hasta 1880 ingresaron otras empresas al mercado: la Unión Chilena (1858), la Mutualidad (1860) la América (1861) y la Compañía Nacional de Seguros. Todas estas debieron competir por el mercado chileno con las compañías inglesas existentes, con el consorcio de Lloyds y con las aseguradoras que ingresaron posteriormente. Entre estas últimas estaban la British and Foreign Marine Insurance Co. y la Lancashire Insurance Co., cuya agencia para Chile fue conseguida por Duncan Fox en Liverpool, en 1863627.

      Respecto de la Lancashire Insurance Co., se conocen las instrucciones específicas que entregó sobre formularios y procedimientos, los riesgos que no se debían asegurar y los montos máximos en algunas categorías, además de exigir que se trabajara solamente con personas de confianza, “ya que de lo contrario podemos ser conducidos a desagradables reclamos en casos de incendio”. Se especificaba la forma de remitir el monto de las primas, sin perjuicio de la posibilidad de invertir las mismas en Chile, dado que el interés corriente en la plaza era más alto que en Gran Bretaña, siempre que ellos garantizaran la inversión. La British and Foreign ofreció a los agentes una comisión del cinco por ciento sobre el monto de las primas y un margen de 10 por ciento para dar rebaja a los asegurados en caso de que fuera necesario, mientras que la Lancashire les asignó una comisión del 10 por ciento628.

      En un comienzo, y tal como ocurrió en otros países del continente, la actividad aseguradora estaba concentrada principalmente en los seguros marítimos, un campo existente desde antiguo en la América española. El monto del seguro marítimo desde Inglaterra a Chile dependía mucho del tipo de riesgo —si se trataba de la pérdida total de la nave o específicamente de la mercadería— y de la naturaleza de la carga asegurada. Para un cargamento de tejidos, el artículo de importación más frecuente en la época, el costo fluctuaba entre el dos y el cuatro por ciento del valor de la carga. Muchos factores explicaban esta diferencia, siendo los más importantes el embalaje utilizado para proteger la mercadería contra el daño por agua de mar, la edad y estado de la nave, la reputación de los embarcadores, la época del año en que se realizaría el viaje y la ruta por seguir, entendiendo que los transbordos implicaban riesgos mayores629.

      Los seguros contra incendio representaron una novedad en Chile. Las primeras pólizas fueron contratadas en Inglaterra para asegurar las mercaderías depositadas en las bodegas en Valparaíso. La prima cobrada era de dos por ciento anual para textiles y algo menos para otros productos. Manuel Llorca-Jaña estima que al escaso desarrollo inicial de esta actividad contribuyó el elevado riesgo constituido por los incendios, debido a la ausencia de un cuerpo de bomberos en el puerto. Este fue fundado solo en 1851630.

      Ya por entonces había un acuerdo entre las compañías aseguradoras para fijar las tarifas y aminorar la concurrencia. Sin embargo, estos convenios duraron poco631.

      Hay que tener presente que el volumen de negocios de seguros era muy pequeño: en 1883, ya al final del periodo, el total de primas captadas por las compañías nacionales y extranjeras en Valparaíso solo alcanzaba a 75 mil libras esterlinas, que representaban apenas el 0,7 por ciento del valor de las exportaciones de productos chilenos en ese año632.

      EL COMERCIO INTERIOR

      EL CABOTAJE Y EL VOLUMEN DEL COMERCIO INTERNO

      Como se dijo más arriba, a Valparaíso llegaba la mayoría de las importaciones y constituía el centro de distribución de mercaderías hacia el resto del país.

      Una parte de lo desembarcado era enviada por tierra a Santiago y a los pueblos vecinos, primero por carretas y recuas de mula, y más tarde, en especial a partir de la década de 1860, por ferrocarril. La extensión de las vías férreas era limitada. La línea que conectaba a Valparaíso con Santiago, completada en 1863, atendía al valle de Aconcagua, mientras que aquella que avanzaba desde la capital hacia el sur por la depresión intermedia no llegaba más allá de Curicó en 1872. Para los despachos desde Valparaíso hacia el interior existían en la década de 1870 diversas compañías de expresos, conforme al sistema imperante en los Estados Unidos, que se encargaban de esas tareas633.

      En el norte, los ferrocarriles que se habían construido conectaban el interior con la costa para facilitar la salida de minerales, como era el caso del ferrocarril de Caldera a Copiapó. Algo así sucedía en el sur con la línea que unía a Chillán con Talcahuano, destinada al transporte de la producción triguera. De este modo, el comercio entre Valparaíso y el norte, incluida la provincia de Coquimbo, y hacia el sur desde la región de Ñuble, se hacía mayormente por mar.

      El registro del comercio de cabotaje permite, pues, conocer el volumen y las características de ese tráfico. Las cifras anotadas corresponden a los puertos mayores. En 1845 tenían esa calidad Valparaíso, Coquimbo, Huasco, Caldera —o, más exactamente, Copiapó donde estaba la aduana—, Talcahuano, Constitución, Valdivia, Ancud y Bulnes (o Fuerte