En noviembre de 1957, la empresa 3M presentó en la Exhibición Nacional de Negocios (National Business Show) de la Ciudad de Nueva York el prototipo de una máquina lectora de rollos de microfile que además podía imprimir copias de sus páginas en papel de forma rápida y económica. Fue producida desde entonces a gran escala con el nombre de Filmac 100 y se convirtió en un gran éxito industrial, pues solicitada en todo tipo de instituciones. Originalmente podía contener imágenes hasta tamaño carta, pero para 1959 había sido perfeccionada y el modelo Filmac 200 ya podía manejar tamaños de planos de ingeniería. Poco tiempo después, manejaría también microfichas. Al atractivo precio de 919 dólares, se convirtió en todo un éxito comercial. Fueron muy solicitados en bibliotecas (Conners y Amundson 1975, 46-48). En el Boletín de la ALA de diciembre de 1962, puede observarse un anuncio de uno de estos dispositivos ya operado con monedas para ser utilizado directamente por los usuarios de las bibliotecas, los cuales podían personalmente revisar las micropáginas e imprimir aquellas que les interesaran. Podía ser programado para cobrar 15, 20 o 25 centavos de dólar por impresión. Existía además la opción de adquirirse con un cambiador integrado de billetes por monedas (ALA Bulletin 1962, 980-981).
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Proyector de transparencias Kodak con carrusel, ca. 1965. |
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Lectora-impresora de rollo de microfilme “Filmac 100C” operada con monedas. Imagen con permiso de “fair use”, ALA Bulletin, vol. 56, num. 11, December 1962, p.980. |
Es conveniente recalcar en este punto que las tecnologías y los equipos mencionados hasta este punto no son todos las que existieron: son solo una muestra representativa, y ninguno de ellos fue computacional. No fueron dispositivos que requirieran una computadora asociada para funcionar. Fueron dispositivos mecánicos, eléctricos, electromagnéticos, fotográficos, fotoeléctricos, etcétera, pero no fueron parte de una computadora electrónica; en lo absoluto. La máquina de Hollerith usaba electricidad, pero sólo para establecer contactos eléctricos con la ayuda de las perforaciones y sus contadores se movían con relevadores electromagnéticos.7 El lector de microfichas usa electricidad solo para encender el foco que ilumina al microfilme, la máquina Gaylord usaba electricidad solo para mover un pequeño motor que estampaba el número de la credencial en un papel, etcétera.
Las computadoras actuales tienen también raíces en equipos mecánicos y electromecánicos. De hecho, todas las máquinas sumadoras, calculadoras, tabuladoras, clasificadoras, de contabilidad, de registro unitario, etcétera, existentes durante los siglos XIX y XX son antecesores de las computadoras actuales. Hubo algunos ejemplos destacados, como la máquina analítica de Charles Babbage de 1837, la máquina Z1 de Konrad Zuse de 1938, la Mark I de la Marina de Estados Unidos de 1939, por citar algunas; todas ellas integran ya la mayoría de los elementos considerados como propios de las computadoras, pero todas se basaron en elementos mecánicos o eléctricos.
La forma en que concebimos a la computadora moderna se basa fundamentalmente en la electrónica. Esas máquinas empezaron a ser consideradas como computadoras electrónicas cuando comenzaron a tener componentes electrónicos, y no solo eléctricos o electromecánicos. No es lo mismo. Al margen de definiciones canónicas —y para ponerlo de manera simple—, la diferencia fundamental estriba en que los dispositivos eléctricos usan la corriente o el flujo de electrones simplemente para convertirla a algún otro tipo de manifestación de energía: movimiento, calor, frío, luz, etcétera. En cambio, los dispositivos electrónicos manejan y controlan la corriente o el flujo de electrones de forma precisa para que ese flujo realice una tarea más sutil y compleja como acoplar, transmitir y recibir datos usando una señal eléctrica; amplificar o reducir esa señal, generar o conducir datos a través de ella. La señal puede rectificarse, modularse, adaptarse o afinarse por medio de otra señal eléctrica, etcétera.
Todos los dispositivos electrónicos se basan en el proceso delicado y control minucioso sobre los electrones –de ahí viene el nombre y la esencia de lo electrónico–, que solo se logra con componentes específicos e indispensables. La electrónica nació en 1904 con el descubrimiento del “bulbo”, también llamado válvula de vacío o válvula termoiónica, que en su forma de diodo y de triodo permitiría el primer control del flujo eléctrico gracias al cual se desarrollarían en pocas décadas la radio, la televisión, el tocadiscos, el magnetófono o grabadora de sonido, el sonar, el radar y, en la década de los cuarenta, las computadoras electrónicas. A partir de la década de los cincuenta, el desarrollo de los semiconductores sustituiría a los bulbos con transistores, y estos a su vez con microcircuitos, circuitos integrados o chips, etc., que permitieron la reducción de los tamaños de los equipos y sentaron las bases de la electrónica moderna.
Si se revisan los ejemplos mencionados hasta el momento, todo es tecnología y mucho es automatización aplicada a las bibliotecas, pero nada fue computadoras. De ahí la aseveración al principio de este texto de que la automatización de bibliotecas no necesariamente implica el uso de computadoras interactuando con actividades y funciones en la biblioteca. Cierto que ello es lo más conocido y relevante pero, como ha podido comprobarse, existió mucha automatización de bibliotecas antes y más allá de las computadoras.
Notas
1 En su versión original, esta bibliografía contenía 12 mil títulos de tres mil autores clasificados por nombre, seguida en 1548 de una tabla sistemática con los libros distribuidos en veintiún secciones, y de un apéndice en 1555. [regresar]
2 La idea de información contenida en tarjetas perforadas fue dada a Hollerith por John Shaw Billings, jefe de la Oficina de Estadística de la Oficina del Censo, quien tenía mucha experiencia en organización de información en bibliotecas: Había organizado y dirigido la Biblioteca de la Oficina del Cirujano General, que sería después la Biblioteca de Medicina del Ejército de Estados Unidos. Fue también el primer director de la Biblioteca Pública de Nueva York, y creador del actual Index Medicus. [regresar]
3 El primero en usar tarjetas perforadas para automatizar un proceso fue Joseph-Marie Jacquard, un industrial francés que en 1801 concibió una secuencia de tarjetas de madera con perforaciones a través de las cuales pasaban las agujas de sus telares y en función del arreglo de las perforaciones cambiaba el patrón de tejido de la tela que era hilada.[regresar]
4 Las máquinas clasificadoras de tarjetas perforadas existieron desde mucho antes que las computadoras. Fue inventada por Hollerith en 1890, y desde entonces se perfeccionaron ininterrumpidamente. Con el advenimiento de los equipos de cómputo en los cincuenta, frecuentemente se asociaron a ellos –aunque podían usarse de forma independiente– y fueron usadas ampliamente hasta los ochenta. Se podían programar mecánica o eléctricamente para separar o clasificar tarjetas de acuerdo a un patrón preestablecido. [regresar]
5 Hasta ese entonces, el medio típico era un rollo de película a cuyas imágenes se accedía de forma secuencial, o bien pequeñas piezas unitarias de