Para mucha gente, comenzar una relación romántica hace que se apague ese impulso. El trabajo ya está hecho, ya hemos ganado la carrera; no hay necesidad de buscar nuevas relaciones. Pero para algunas personas, estar en una relación no apaga ese interruptor. Mantenemos la posibilidad de nuevas conexiones y más amor. Nos involucramos en múltiples relaciones románticas y nos encanta que otra gente lo haga también, porque al hacerlo enriquecen las vidas de todas las personas involucradas. Querer a más de una persona a la vez no es una huida del compromiso; es una aceptación entusiasta de la intimidad.
Las relaciones poliamorosas tienen beneficios prácticos. Más personas adultas en una familia da mayor libertad y seguridad económicas. Alguna gente poliamorosa reúne espacios de convivencia, ingresos y gastos, lo que aumenta la flexibilidad económica de todo el mundo. Incluso cuando la gente poliamorosa no convive o comparte gastos gana mucho con el apoyo mutuo de muchos miembros de la relación. Si tienes un mal día, hay más personas para consolarte y ayudarte. Si tienes un problema, tienes más puntos de vista. Tiene más de todo lo que obtienes de las relaciones románticas: más compañía, más consejos, más felicidad, más amor.
Ser una persona poliamorosa también puede ser fantástico para tu vida sexual. El sexo es una habilidad aprendida, y el horizonte sexual humano es inmenso. Sean cuales sean tus gustos, por muy ingeniosa que sea tu imaginación, la variedad de experiencias sexuales es tan amplia que alguien, en alguna parte, está haciendo algo que te encantaría hacer y que nunca se te había ocurrido. Cada vez que invitas a un nuevo amor a tu vida, tienes la oportunidad de aprender cosas que podrías no haber aprendido nunca de no haberlo hecho... a menudo, cosas que puedes incorporar a las relaciones que ya tienes. Nadie tiene tanta creatividad como para no tener nada que aprender de nadie.
Por otro lado, hay un dicho de la comunidad poliamorosa: «Alguna gente se convierte en poliamorosa para tener más sexo; Y alguna gente se convierte en poliamorosa para tener menos sexo». Una pareja monógama con un deseo sexual desigual tiene un problema serio. La frustración constante para un miembro de la relación y las constantes demandas no deseadas para el otro destrozan matrimonios sistemáticamente. Pero cuando la diada es parte de una red de amantes mayor, es más fácil para todo el mundo encontrar su propio ritmo y desaparece la presión.
¿Eres una persona poliamorosa?
A algunas personas nos resulta obvio saber si lo somos o no lo somos; para otra gente, no lo es. Muchas personas poliamorosas sienten que es una parte intrínseca de quienes son, como el color del pelo o su orientación sexual. Una persona que se siente inherentemente no monógama se puede identificar como poliamorosa aunque tenga una sola relación o ninguna.
Otra gente abraza el poliamor porque lo ven inherentemente más honesto que la monogamia, que a menudo requiere negar que se siente atracción hacia otras personas. Hay quienes ven el poliamor como una manera de dejar atrás las creencias sobre propiedad y control que durante mucho tiempo han ido de la mano de la monogamia.
Decidir si nos encaja ser una persona poliamorosa requiere no solo decidir si eres una persona no monógama sino también si las cosas que deseas en esta vida y tu ética personal encajan bien con tener múltiples relaciones románticas honestas. Por ejemplo, el deseo de variedad sexual sin tener una relación romántica puede indicar que el swinging te podría encajar mejor. El deseo de tener varias relaciones románticas pero sin honestidad ni transparencia podría significar que es recomendable cierto trabajo de crecimiento personal.
El poliamor no es para todo el mundo. El poliamor no es el siguiente paso en la evolución humana. Ni tampoco es una opción más inteligente, más espiritual, más progresista o más avanzada que la monogamia. La gente poliamorosa no se hace automáticamente menos celosa, más empática o mejor comunicándose que la gente monógama.
Creemos que las relaciones que se construyen de manera deliberada, intencionada, son más satisfactorias y llevan a la felicidad más probablemente que las relaciones cuya forma viene determinada por las expectativas sociales comunes. Es totalmente posible construir relaciones monógamas tras una elección cuidadosa y deliberada. Muchas personas son felices en relaciones monógamas. La monogamia no significa necesariamente que se limite a seguir las normas sociales. Si decides que el poliamor no es una buena idea para ti, no hay problema. No lo hagas ni dejes que nadie te presione para adoptarlo.
Es útil pensar sobre el poliamor como una consecuencia de un cierto tipo de ideas sobre las relaciones. En lugar de preguntarte «¿Soy una persona poliamorosa?» puedes preguntarte «¿Me son útiles las herramientas e ideas del poliamor?». Incluso si no deseas tener múltiples relaciones, las cosas sobre las que hablamos en este libro pueden serte de utilidad.
Malentendidos respecto al poliamor
A estas alturas, puede que alguna gente todavía esté pensando «¡Viva! ¡Orgías sin fin!», mientras que otra pensará «¡Vaya cantidad de estupideces! Esto es solo una manera encubierta de decir que tu pareja te permite que la engañes». Para quienes creen que ser poliamoroso/a significa acostarse con quien sea, cuando quieres, sin tener en consideración los sentimientos del resto, tenemos malas noticias: una relación poliamorosa no quiere decir que todo vale. Significa que hay que escuchar, hablar y autoanalizarse mucho más de lo que quizá tengas por costumbre.
Puede que termines teniendo una sola relación (si eres uno de los extremos de una relación en V o en N o en W) o incluso que no tengas ninguna (es posible ser una persona poliamorosa y no tener ninguna relación en este momento). Podría suceder que tuvieses menos relaciones en toda tu vida que alguien que ha tenido muchas relaciones monógamas en serie, como, por ejemplo, Johnny Depp. La promiscuidad puede indicar cierta falta de criterio; la gente poliamorosa puede ser muy quisquillosa.
Por supuesto que puedes, si es lo que quieres, acostarte con toda la gente que puedas... siempre que aceptes las consecuencias. Si ignoras las necesidades y sentimientos de las personas con quien te acuestas, no volverás a acostarte con ellas. Y en el mundo poliamoroso, corre la voz. Comportarse sin tener en cuenta a las personas con quien tienes una relación es una mala estrategia para las relaciones a largo plazo.
También tenemos malas noticias para quienes piensan que poliamor es una palabra sofisticada para engañar a tu pareja. «Engañar» es perder la confianza al romper las reglas de la relación. Si tener amantes no rompe esa confianza, por definición, no hay engaño. La traición, no el sexo, es el elemento que caracteriza el engaño. (Una persona puede pasar del engaño al poliamor, aunque es un camino plagado de peligros; hablamos de eso en el capítulo 17).
Puede resultar tentador pensar que una relación que permite tener varias relaciones simultáneamente no tiene ninguna regla en absoluto, pero es mejor reconsiderar esa idea. Hay muchos tipos de relaciones poliamorosas; cada una tiene sus propios acuerdos. Pero todas requieren confianza, respeto y comportarse empáticamente.
A pesar de las imágenes relacionadas con el amor libre que puedan aparecer en tu cabeza, el poliamor no significa necesariamente vivir en una comuna o en una comunidad intencional. No todo el mundo convive con varias de sus relaciones y, es más, hay personas poliamorosas que no conviven. Del mismo modo que el poliamor no consiste únicamente en buscar terceras personas.
El poliamor no indica necesariamente una atracción por el sexo no convencional. Se puede ser una persona poliamorosa sin tener que montar un trapecio en el dormitorio. Mucha gente en relaciones poliamorosas tiene gustos muy sencillos. Las familias poliamorosas dedican el tiempo a revisar sus cuentas, ver Netflix, lavar la ropa, todas esas cosas cotidianas que hace una familia. Si te interesa el poliamor porque imaginas orgías y perversión sin parar, puede que te decepcione.
No nos malinterpretes; no estamos criticando las fiestas de sexo salvaje o las orgías. A alguna gente poliamorosa (Franklin, por ejemplo) le gustan mucho esas cosas. A otras (como Eve), no tanto. A muchas personas poliamorosas no les gusta el sexo en grupo, no se identifican como bisexuales o pansexuales e incluso no tienen un vibrador, y mucho