Estos guerreros de élite coincidieron en que ya se han escrito demasiados libros sobre los SEAL de la Marina de los Estados Unidos como organización, especialmente sobre el agotador entrenamiento al que se someten para obtener el derecho a ser llamados SEAL y las peligrosas misiones encubiertas que llevan a cabo en todo el mundo, a menudo muy por detrás de las líneas enemigas. Añaden que sería refrescante tener un libro escrito sobre uno de los suyos que triunfó sobre la adversidad para convertirse en un líder capaz, un marido y padre compasivo y, lo que es más importante, un SEAL que estaba dispuesto a sacrificar su propia comodidad para que los que le rodeaban no tuvieran que sufrir.
Irónicamente, al preguntarle a uno de los compañeros SEAL de Adam cuál sería el punto de partida ideal para el libro, se le dice a Blehm que mire primero los eventos del 17 de marzo de 2010, el día en que Adam murió.
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FUNDAMENTOS
17 de marzo de 2010. El SEAL Adam Brown se está preparando para una misión en la región montañosa del Hindu Kush en Afganistán. El objetivo de su unidad es un líder talibán con el nombre en clave "Objetivo Lago James", un individuo que ha ganado cierta notoriedad por haber ordenado ataques a otras unidades militares estadounidenses que operan en la provincia de Kunar. La última inteligencia disponible situó a James en una aldea aislada que no solo estaba rodeada de montañas sino que también estaba justo al lado de un valle que albergaba a cientos de insurgentes armados. En otras palabras, la zona era un verdadero avispero, lo que hacía que cualquier asalto directo a pie o incluso mediante la inserción de un helicóptero fuera una propuesta peligrosa. Complicaba el problema aún más el hecho de que el mismo complejo donde James y sus hombres se escondían también albergaba a civiles, entre los que se encontraban mujeres y niños; por lo tanto, llamar a un ataque aéreo sobre las posiciones enemigas (lo que los SEAL también eran capaces de hacer) tampoco era posible.
La única opción que les quedaba a los SEAL era atravesar (a escondidas, si era posible) el territorio ocupado por el enemigo, cumplir su misión y volver a atravesar la misma ruta pero en dirección opuesta para minimizar su exposición a las fuerzas hostiles. Los SEAL sabían que la caminata por sí sola podía llevar fácilmente de treinta minutos a una hora en un solo sentido, y había una posibilidad, por mínima que fuera, de que la fuerza insurgente, numéricamente superior, pudiera ser alertada de su presencia en ese pequeño rincón de Afganistán a pesar de sus mejores esfuerzos por evitar ser detectada.
Adam y sus compañeros de operación estaban, en efecto, entre la espada y la pared, pero también sabían que más soldados estadounidenses perderían sus vidas a manos de los insurgentes de James a menos que intervinieran.
El capítulo vuelve a la vida en la zona rural de Hot Springs, Arkansas, a finales de los años sesenta y principios de los setenta, desde el punto de vista de las dos personas que más tarde se convertirían en los padres de Adam: Larry Brown y Janice Smith. Larry era un electricista y un veterano de la Marina de los Estados Unidos que sirvió dos veces en Vietnam mientras que Janice se esforzó por ser la mejor ama de casa que podía ser a pesar de haber crecido con una madre que no estaba en casa prácticamente todo el tiempo. Ambos provenían de familias de trabajadores que sostenían el ideal de que hacer lo correcto era más importante que cualquier otra cosa.
La pareja vivía en Jacksonville, Florida, antes del despliegue inicial de Larry en Vietnam, cuando tuvieron su primer hijo, Shawn. La familia se mudó de nuevo a Hot Springs después de que Larry completara su alistamiento de cuatro años en la marina y terminara su aprendizaje de electricista. Larry estaba decidido a asegurarse de que podía ganar y ahorrar lo suficiente para que Janice se quedara en casa criando a Shawn y manejando los asuntos de la casa.
Janice eventualmente quedó embarazada nuevamente después de que los Brown regresaron a Hot Springs. Sin embargo, un mes antes de la fecha prevista para el parto, el médico les dio a Larry y Janice Brown la noticia de que no esperaban un solo hijo, sino dos.
Manda y Adam Brown nacieron con solo tres minutos de diferencia el 5 de febrero de 1974.
ALGO ESPECIAL
Cuando estaba aprendiendo a gatear a cuatro patas por sí mismo, Adam Brown ya había desarrollado una tendencia a meterse en problemas, para frustración de sus padres. Para cuando ya era capaz de caminar por sí mismo, no solo lo hacía, sino que también subía escaleras, vallas, escalas o cualquier otra cosa que llamara su atención en casa. Larry y Janice Brown naturalmente tenían todas las razones para preocuparse de que su hijo menor sintiera que era imparable.
Sin embargo, no solo fue la inclinación de Adam a realizar acrobacias peligrosas (para un niño pequeño) lo que se hizo obvio durante su primera infancia. Siguiendo el ejemplo de sus padres, también aprendió a ser amigable, cortés y educado incluso con los más extraños, rasgos que le servirían más tarde en la vida.
Fue durante este período que los Brown tuvieron su primer sabor de la verdadera dificultad. La crisis económica que afectó a toda América a finales de los 70 se sintió especialmente en la zona rural de Arkansas, por lo que Larry tuvo que trasladarse a Colorado para poder seguir ganando lo suficiente para poner comida en la mesa familiar. Los niños de Brown fueron los que más sufrieron por ello. Janice también sintió el dolor, pero lo soportó de buena gana y se concentró en criar a sus tres hijos para mostrarles que hacer lo correcto era lo que los mantendría sanos.
Resultó que Larry tuvo que mudarse a otro estado una y otra vez durante los dos años siguientes. Se hizo inevitable llevar al resto de la familia a donde fuera para que estuvieran juntos. El dinero era escaso, pero los Brown soportaron valientemente esta y otras dificultades como familia. Los niños aprendieron a contentarse con lo que tenían aunque no tenían mucho en comparación con otras familias.
Mudarse mucho también significaba que los niños de los Brown no tenían más remedio que inscribirse en una nueva escuela y adaptarse a un nuevo entorno más de una vez al año. Esto, como era de esperarse, afectó a Shawn, Manda y Adam, a pesar de que no tuvieron problemas para hacer nuevos amigos dondequiera que fueran, y por eso Larry finalmente decidió mudar a toda la familia de vuelta a Arkansas.
Al mudarse de nuevo a Hot Springs, Larry y Janice pusieron y comenzaron