Bitcoin, Blockchain y tokenización para inquietos. Miguel Caballero. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Miguel Caballero
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Социология
Год издания: 0
isbn: 9788468543215
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que utilizaban en aquella época era muy rudimentario y consistía básicamente en un cifrado por clave única: es decir, origen y destino conocían la combinación de caracteres necesaria para que, una vez reordenados, la carta tuviera sentido. Por ejemplo, si el cifrado era «2n-1», cada letra contenida en el pergamino (encriptada) tenía una correspondiente letra en latín (desencriptada) que equivalía a la misma posición del abecedario multiplicándola por dos y restando una posición; la B se traducía a C, la C a H y así sucesivamente. Desencriptar este sistema es pan comido con la tecnología actual, pero en aquella época resultaba sumamente complicado si no se conocía la correspondiente «ecuación» o clave criptográfica.

      Al acabar la Segunda Guerra Mundial el gobierno de los Estados Unidos se percató de la importancia que tenía la criptografía en la sociedad y la trató como una cuestión de estado. Se creó la NSA y se prohibió estudiar criptografía en las universidades durante décadas, siendo los entornos gubernamentales los únicos lugares para poder formarse en esta disciplina. No fue hasta mediados de los 70 cuando un juez de EE. UU. declaró la criptografía como un derecho básico del ser humano y se pudo volver a publicar libros y a enseñar en el sistema educativo convencional. Durante estos años aparecen grandes matemáticos y se producen los avances más significativos en cuanto a la generación de algoritmos de cifrado, como la criptografía de clave pública (las firmas digitales) y los conocidos árboles de Merkle, que tienen una aplicación práctica y directa en Bitcoin (como veremos en el capítulo 8).

      Durante los años 70 se produjeron también grandes avances en criptografía. Quizás el año más significativo fue 1977, cuando Ron Rivest, Adi Shamir y Leonard Adleman diseñaron el Algoritmo RSA (con sus iniciales: Rivest, Shamir, Adleman). Este algoritmo es utilizado hoy en día por todos nosotros, ya que dio origen a los cifrados de clave pública donde los usuarios tenemos dos claves: una pública y otra privada. La encriptación asociada a Blockchain utiliza esta tipología de cifrado. Como curiosidad, cuando publicaron el algoritmo, abrieron una «competición» en la revista Scientific American en la que anunciaron que obsequiarían con cien dólares a quien consiguiera romper el cifrado. Nadie lo hizo.

      Avanzamos. La década de los 80 está marcada por movimientos hacktivistas, es cuando aparece la figura del hacker. A diferencia de otras evoluciones culturales, es curioso cómo los matemáticos que durante los 60 y 70 trabajaron en criptografía fueron durante los 80 los principales precursores del movimiento hacker. Pero antes de continuar analicemos el origen y significado de la palabra hacker.

      Podríamos definir un hack como «un conjunto de hazañas impregnadas de innovación, estilo y virtuosismo técnico». Es decir, un hack es algo bueno. Por lo que un hacker es alguien que hace cosas buenas. Un hacker es un programador que encuentra errores en los sistemas o caminos alternativos y creativos para llegar al mismo destino. Un hacker no tiene ningún ánimo vengativo ni destructivo desde la perspectiva técnica, simplemente es alguien con ideas brillantes y con ganas de compartirlas con el mundo. Por esta razón, los hackers son los primeros en reportar las vulnerabilidades que encuentran en los sistemas, para que se solucionen.

      La figura del hacker ha estado denostada por parte de la prensa generalista y la han asociado a un delincuente informático. No debemos caer en el error y confundir un hacker con un delincuente o terrorista informático. Quizás el libro más conocido que recopila los movimientos hacktivistas sea La conciencia de un hacker (1986), de Loyd Blanckendhip, con su famosa frase «sí, soy un criminal. Mi crimen es la curiosidad».

      ¿Y qué ética sigue un hacker? podríamos resumirla en los siguientes puntos:

      • El acceso a los ordenadores y a todo recurso que pueda enseñar alguna cosa sobre cómo funciona el mundo debe ser ilimitado y total.

      • Toda la información debe ser libre.

      • Desconfía de la autoridad. Promueve la descentralización (y la no violencia).

      • Los hackers deben ser juzgados por su hacking, no por sus títulos, edad, raza o posición.

      • Se puede crear arte y belleza en una computadora.

      • Las computadoras pueden cambiar tu vida para mejor.

      Seguimos avanzando en la línea temporal y cambiamos de década. ¿Qué ocurrió durante los 90? Los criptógrafos que en los 60 y 70 se rebelaron contra lo establecido y que en los 80 pasaron a ser hackers se convierten, una década después, en los líderes del movimiento ciberpunk. Los ciberpunks son «hackers evolucionados» que promueven la libertad de expresión, el acceso a la información, la privacidad y el uso de la criptografía y la tecnología como herramientas para crear una sociedad mejor. También son los primeros en promover el uso de dinero tecnológico y supranacional, es decir, que no dependa de ningún país o banco central. En 1990 se crea la EFF (Electronic Frontier Foundation) por John Gilmore, Mitch Kapor y John Perry Barlow como pilares fundamentales del movimiento ciberpunk.

      Durante esta década surgen dos momentos en relación a la cultura ciberpunk que merecen nuestra atención, y ambos se produjeron en el mismo año: 1993.

      Por otro lado, dos informáticos —que tendrían años más tarde una labor fundamental en la creación de Bitcoin, Hal Finney y Adam Back— consiguieron hackear el navegador Netscape en su versión europea de 40 bits. Desde la propia compañía aseguraron (y no sin falta de razón) que este hackeo hubiese sido imposible llevarlo a cabo en Estados Unidos, ya que la encriptación que tenía allí Netscape era de 128 bits. Este comentario abrió los ojos a los políticos europeos, que se dieron cuenta por primera vez de la importancia estratégica que podía suponer el tener una ventaja competitiva asociada a la criptografía.

      Resulta paradójico que habiendo sido Europa líder mundial en el desarrollo de la criptografía décadas antes (recordemos a Alan Turing y Enigma) pasara a tener un papel tan irrelevante a nivel internacional durante los años 90. Es posible que muchas razones estén unidas al nacimiento y despegue tecnológico de Sillicon Valley desde mediados de los 70, lo que permitió una explosión de creatividad en criptografía (con una derivada directa en aplicaciones empresariales), mientras que en Europa sus colegas criptógrafos seguían trabajando para universidades o para el ejército. Desde ese momento, nunca nos llegamos a recuperar y Europa siempre ha ido a la cola en materia de innovación tecnológica, pero también es cierto que el hackeo de 1993 puso en alerta a los políticos de Bruselas y se empezaron a destinar más fondos a la seguridad informática de los planificados hasta la fecha.

      Resumiendo esta sección, podemos concluir que los precursores del movimiento critpo fueron los ciberpunks, que previamente se habían convertido en hacktivistas y que los más veteranos empezaron siendo