Bram Stoker
Drácula
(Clásicos de la literatura)
e-artnow, 2015 Contacto: [email protected]
ISBN 978-80-268-3498-4
Nota Editorial: Este libro es una transcripción completa del texto original.
Contenido
Capítulo 1 - DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER
Capítulo 2 - DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER (continuación)
Capítulo 3 - DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER (continuación)
Capítulo 4 - DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER (continuación)
Capítulo 5 - CARTA DE LA SEÑORITA MINA MURRAY A LA SEÑORITA LUCY WESTENRA
Capítulo 6 - DIARIO DE MINA MURRAY
Capítulo 7 - RECORTE DEL “DAILYGRAPH”, 8 DE AGOSTO (Pegado en el diario de Mina Murray)
Capítulo 8 - DEL DIARIO DE MINA MURRAY
Capítulo 9 - CARTA DE MINA HARKER A LUCY WESTENRA
Capítulo 10 - CARTA DEL DOCTOR SEWARD AL HONORABLE ARTHUR HOLMWOOD
Capítulo 11 - EL DIARIO DE LUCY WESTENRA
Capítulo 12 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD
Capítulo 13 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD (continuación)
Capítulo 14 - DEL DIARIO DE MINA HARKER
Capítulo 15 - EL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD (continuación)
Capítulo 16 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD (continuación)
Capítulo 17 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD (continuación)
Capítulo 18 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD
Capítulo 19 - DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER
Capítulo 20 - DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER
Capítulo 21 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD
Capítulo 22 - DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER
Capítulo 23 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD
Capítulo 24 - DEL DIARIO FONOGRÁFICO DEL DOCTOR SEWARD, NARRADO POR VAN HELSING
Capítulo 25 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD
Capítulo 26 - DEL DIARIO DEL DOCTOR SEWARD
Capítulo 27 - EL DIARIO DE MINA HARKER
Capítulo 1 - DEL DIARIO DE JONATHAN HARKER
Bistritz, 3 de mayo. Salí de Münich a las 8:35 de la noche del primero de mayo, llegué a Viena a la mañana siguiente, temprano; debí haber llegado a las seis cuarenta y seis; el tren llevaba una hora de retraso. Budapest parece un lugar maravilloso, a juzgar por lo poco que pude ver de ella desde el tren y por la pequeña caminata que di por sus calles. Temí alejarme mucho de la estación, ya que, como habíamos llegado tarde, saldríamos lo más cerca posible de la hora fijada. La impresión que tuve fue que estábamos saliendo del oeste y entrando al este. Por el más occidental de los espléndidos puentes sobre el Danubio, que aquí es de gran anchura y profundidad, llegamos a los lugares en otro tiempo sujetos al dominio de los turcos.
Salimos con bastante buen tiempo, y era noche cerrada cuando llegamos a Klausenburg, donde pasé la noche en el hotel Royale. En la comida, o mejor dicho, en la cena, comí pollo preparado con pimentón rojo, que estaba muy sabroso, pero que me dio mucha sed. (Recordar obtener la receta para Mina). Le pregunté al camarero y me dijo que se llamaba “paprika hendl“, y que, como era un plato nacional, me sería muy fácil obtenerlo en cualquier lugar de los Cárpatos. Descubrí que mis escasos conocimientos del alemán me servían allí de mucho; de hecho, no sé cómo me las habría arreglado sin ellos.
Como dispuse de algún tiempo libre cuando estuve en Londres, visité el British Museum y estudié los libros y mapas de la biblioteca que se referían a Transilvania; se me había ocurrido que un previo conocimiento del país siempre sería de utilidad e importancia para tratar con un noble de la región. Descubrí que el distrito que él me había mencionado se encontraba en el extremo oriental del país, justamente en la frontera de tres estados: Transilvania, Moldavia y Bucovina, en el centro de los montes Cárpatos; una de las partes más salvajes y menos conocidas de Europa. No pude descubrir ningún mapa ni obra que arrojara luz sobre la exacta localización del castillo de Drácula, pues no hay mapas en este país que se puedan comparar en exactitud con los nuestros; pero descubrí que Bistritz, el pueblo de posta mencionado por el conde Drácula, era un lugar bastante conocido. Voy a incluir aquí algunas de mis notas, pues pueden refrescarme la memoria cuando le relate mis viajes a Mina.
En la población de Transilvania hay cuatro nacionalidades distintas: sajones en el sur, y mezclados con ellos los valacos, que son descendientes de los dacios; magiares en el oeste, y escequelios en el este y el norte. Voy entre estos últimos, que aseguran ser descendientes de Atila y los hunos. Esto puede ser cierto, puesto que cuando los magiares conquistaron el país, en el siglo XI, encontraron a los hunos, que ya se habían establecido en él. Leo que todas las supersticiones conocidas en el mundo están reunidas en la herradura de los Cárpatos, como si fuese el centro de alguna especie de remolino imaginativo; si es así, mi estancia puede ser muy interesante. (Recordar que debo preguntarle al conde acerca de esas supersticiones).
No dormí bien, aunque mi cama era suficientemente cómoda, pues tuve toda