Estrés y paz interior. Cesáreo Amezcua Viedma. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Cesáreo Amezcua Viedma
Издательство: Bookwire
Серия: Aprender
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9788428561334
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VIEDMA, PH.D.

      SYLVIA GARCÍA SÁNCHEZ

      Colmenar Viejo (Madrid), junio de 2019

       Introducción

      La mejora de la calidad de vida es un reto individual y colectivo. Podemos mejorar nuestra calidad de vida a través de los siguientes pasos:

      • Examinar nuestra conducta actual y aprender a mejorarla.

      • Fijarnos metas para cambiar.

      • Seguir y monitorizar nuestro progreso.

      • Premiarnos por nuestros avances.

      • Revisar nuestras metas cuando sea necesario.

       1

       Qué es y cómo me afecta el estrés

       ¿Qué es el estrés?

      El estrés es la presión que experimentamos en nuestro entorno y que nos tensiona por falta de una respuesta adecuada. También podemos autoproducirnos el estrés con una forma negativa y pesimista de ver la vida.

      El estrés es un hecho inevitable de la vida. Afecta a todo el mundo y una cierta dosis es necesaria para funcionar bien. Pero demasiado estrés puede llegar a enfermarnos.

       Factores que producen el estrés

      Una de las principales causas de estrés es la experiencia de CAMBIO, especialmente el cambio repentino y desagradable. Muchos o muy drásticos cambios nos producen con frecuencia tensiones nocivas. A continuación se identifican una serie de cambios y su descripción:

       Tipos de cambios

      En este cuadro se reseñan tres tipos de cambios: los cambios sobrevenidos, los impuestos y los elegidos. Los tres cobran un precio en nuestra salud si no aprendemos a gestionarlos adecuadamente.

       Factores de estrés laboral

      También el entorno laboral genera sus propios factores de estrés. Se mencionan y describen a continuación:

       Algunas observaciones curiosas a propósito del cambio

      Considerando los cambios que hemos presenciado los nacidos antes de 1945, hemos de reconocer que somos unos supervivientes. Por ejemplo, nacimos antes de la televisión, la vacuna contra la polio, la comida congelada, las fotocopiadoras, el plástico, las lentes de contacto. Antes de los frisbis y la píldora; antes del radar, las tarjetas de crédito, la desintegración del átomo, el rayo láser y el bolígrafo. Nacimos antes de los pantimedias, el lavaplatos, la lavadora y la secadora; antes de las mantas eléctricas, del aire acondicionado y la limpieza en seco. Nacimos antes de que el hombre caminara por la luna.

      Primero nos casábamos y después vivíamos juntos. Somos seres extraños. Antes de 1945 los armarios eran para la ropa, no para «caminar por ellos».

      Antes de 1945 pensábamos que la «comida rápida» era lo que se comía durante la cuaresma. Entonces no existía el esposo «ama de casa», ni derechos de los gais, ni citas online. No existían matrimonios trabajando y viajando los dos, cada uno por su lado. Nacimos antes de las guarderías infantiles, la terapia de grupo y las residencias para la tercera edad. Nunca habíamos oído radio FM, ni música en streaming, no existían ordenadores personales, ni corazones artificiales, ni el yogur, ni hombres con pendientes. Un chip era un trozo de madera o una patata frita. El hardware era la ferretería, y el software no era siquiera una palabra. No sabíamos nada de inteligencia artificial, ni de robótica, ni de redes sociales, ni de ingeniería genética.

      En aquellos tiempos, «made in Japan» significaba producto basura. Las pizzas, las hamburguesas y el café instantáneo no se conocían. Vinimos al mundo cuando había tiendas donde por 5 o 10 céntimos se podía comprar algún producto. Por un céntimo nos podíamos regalar varios refrescos. Tener una bicicleta era un lujo de poca gente. Ver un avión volar se nos antojaba la venida del Anticristo. Ya existía la gasolina, pero no teníamos coches. Nacimos antes del CD, la videocámara, la videoconferencia y el Internet. Éramos una generación tan antigua que pensábamos que para tener un hijo había que tener un marido.

      No es de extrañar que andemos confusos. Sin embargo, tenemos motivos para celebrar: ¡¡¡SOMOS SUPERVIVIENTES!!!

       Efectos del estrés

      Cuando experimentamos algún tipo de cambio significativo en nuestra vida, nuestro cuerpo produce una serie de respuestas fisiológicas. A continuación se mencionan las más importantes:

      • se eleva el ritmo cardiaco;

      • se eleva la presión sanguínea;

      • aumentan nuestras pulsaciones;

      • se incrementa el flujo sanguíneo al cerebro y a los músculos;

      • se eleva la tensión muscular;

      • se eleva la actividad hormonal;

      • se dilatan las pupilas;

      • se debilita el sistema inmunológico.

       Ejercicio 1

      Identifica algunos factores de estrés que te puedan producir estos síntomas.

      1. ...

      2. ...

      3. ...

      4. ...

       El síndrome de adaptación general al estrés

      Muchas de las teorías sobre lo que ocurre bajo condiciones de un prolongado estrés son especulativas. Pero existe un modelo señero generalmente aceptado. Es el ideado por Hans Selye en su obra El estrés de la vida. Selye define el estrés como «un estado caracterizado por un síndrome específico, consistente en cambios inducidos en forma no específica, que tienen lugar dentro del organismo biológico». El estrés es, pues, una configuración específica de procesos fisiológicos que se desencadenan por uno o muchos factores. Selye la llama «el Síndrome de Adaptación General». El profesor Hans Selye concibe y diseña este Síndrome en tres fases que se describen a continuación.

      Fase I: Alarma (pelear o huir)

      Es la respuesta inicial y más dramática a un factor estresante. Moviliza todo el aparato fisiológico del organismo. En esta fase, la función principal del «Síndrome de Adaptación General» (G.A.S.) es seleccionar el órgano o sistema más apropiado para afrontar el factor estresante.

      Fase II: Adaptación o resistencia

      En esta fase la actividad de la hormona adrenocorticotrópica disminuye,