Mientras que los seguidores del escepticismo pirrónico, en principio, negaron la posibilidad de juicios seguros y de conocimientos indudables, Plotino, en el siglo III d. C., transformó la teoría de las Ideas de Platón para dar lugar a un neoplatonismo. Su concepción de la gradación del Ser (del “Uno” a la materia) ofreció al cristianismo una variedad de enlaces y fue la filosofía dominante de finales de la Antigüedad.
Filosofía medieval
La filosofía medieval es la filosofía de Europa y Oriente Medio durante lo que hoy se llama el Medioevo o la Edad Media, que se extiende aproximadamente desde la caída del Imperio Romano hasta el Renacimiento. La filosofía medieval se caracteriza principalmente por intentar conciliar las doctrinas cristianas (pero también judías e islámicas) con la filosofía heredada de la antigüedad clásica. Algunas de estas doctrinas fueron especialmente difíciles (como la encarnación y la trinidad), pero el esfuerzo por resolverlas fue el motor de gran parte de la filosofía medieval, y llevó a desarrollar conceptos, teorías y distinciones que heredaría toda la filosofía posterior.
Aunque la influencia de la filosofía pagana fue crucial para la filosofía medieval, la gran mayoría de los textos de autores clave como Platón, Aristóteles y Plotino fueron inaccesibles a los estudiosos medievales. Los medievales tuvieron acceso al pensamiento de estos y otros autores principalmente a través del trabajo de autores patricios como Tertuliano, Ambrosio y Boecio, y de autores paganos como Cicerón y Séneca. En los siglos XII y XIII, sin embargo, una gran cantidad de trabajos de Aristóteles reingresaron a Europa desde el mundo islámico, influenciando enormemente a la filosofía. Este importante hecho permite dividir a la filosofía medieval en dos períodos: el período antes del reingreso de Aristóteles, y el período durante y después de su reingreso.
El primer período fue marcadamente platónico, con un estilo generalmente ameno y asistemático, y sin una distinción clara entre teología y filosofía. Algunos de los autores más importantes fueron Agustín de Hipona, Boecio, Juan Escoto Erígena, Anselmo de Canterbury y Pedro Abelardo.
El segundo período fue más aristotélico. Asistió a la creación de las universidades, a una mayor profesionalización y sistematización de la filosofía, a nuevas traducciones y a nuevas formas de enseñanza. La escolástica fue el movimiento teológico y filosófico dominante, y entre los autores clave estuvieron Ramon Llull, Tomás de Aquino, Juan Duns Scoto, Guillermo de Ockham y Buenaventura de Fidanza.
Algunos de los temas centrales a lo largo de la filosofía medieval fueron: la relación entre la fe y la razón, la existencia y unidad de Dios, la cuestión de la compatibilidad entre atributos divinos; el problema del mal; el problema de la compatibilidad de la omnisciencia divina con el libre albedrío; el problema de los universales y la causalidad.
Filosofía renacentista
La filosofía renacentista, o filosofía del Renacimiento, se desarrolló principalmente entre los siglos XV y XVI, comenzando en Italia y avanzando hacia el resto de Europa. En el Renacimiento, la filosofía todavía era un campo muy amplio que abarcaba los estudios que hoy se asignan a varias ciencias distintas, así como a la teología. Teniendo eso en cuenta, los tres campos de la filosofía que más atención y desarrollo recibieron fueron la filosofía política, el humanismo y la filosofía natural.
En la filosofía política, las rivalidades entre los estados nacionales, sus crisis internas y el comienzo de la colonización de América renovaron el interés por problemas acerca de la naturaleza y moralidad del poder político, la unidad nacional, la seguridad interna, el poder del Estado y la justicia internacional. En este campo destacaron los trabajos de Nicolás Maquiavelo y Jean Bodin.
El humanismo enfatizó la centralidad de los seres humanos en el universo, su enorme valor e importancia. Este movimiento fue antes que nada un movimiento moral y literario, y fue protagonizado por figuras como Erasmo de Rotterdam, Santo Tomás Moro y Michel de Montaigne. Hubo además un retorno parcial a la autoridad de Platón por sobre Aristóteles, tanto en su filosofía moral, en su estilo literario como en la relevancia dada a la matemática para el estudio de la naturaleza.
La filosofía de la naturaleza del Renacimiento quebró con la concepción medieval de la naturaleza en términos de fines y ordenamiento divino, y comenzó a pensar en términos de fuerzas, causas físicas y mecanismos. Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Johannes Kepler, Leonardo da Vinci y Galileo Galilei fueron precursores y protagonistas en esta revolución científica, y Francis Bacon proveyó un fundamento teórico para justificar el método empírico que habría de caracterizar a la revolución. Por otra parte, en la medicina, el trabajo de Andreas Vesalius en anatomía humana revitalizó la disciplina y brindó más apoyo al método empírico.
Filosofía moderna (siglos XVII y XVIII)
La filosofía moderna se caracterizó por reconocer plenamente la preeminencia de la gnoseología por sobre la metafísica, argumentando que antes de intentar conocer lo que hay, es prudente conocer lo que se puede conocer.
Los principales debates de esta época fueron, por lo tanto, debates gnoseológicos. El racionalismo, la escuela que enfatiza el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, tuvo sus principales proponentes en René Descartes, Baruch Spinoza y Gottfried Leibniz. Por el otro lado, la escuela empirista, que sostiene que la única fuente del conocimiento es la experiencia, encontró defensores en Francis Bacon, John Locke, David Hume y George Berkeley.
En 1781, Immanuel Kant publicó su famosa Crítica de la razón pura, donde rechaza ambas posturas y propone una alternativa distinta. Según Kant, si bien todo nuestro conocimiento empieza con la experiencia, no todo se origina de ella, pues existen ciertas estructuras del sujeto que anteceden a toda experiencia, en tanto son las condiciones que la hacen posible. Esta postura inspiró lo que luego se llamó el idealismo alemán.
Filosofía del siglo XIX
Generalmente se considera que después de la filosofía de Immanuel Kant, se inició otra etapa en la filosofía, en gran parte definida por ser una reacción a Kant. Este período empezó con el desarrollo del idealismo alemán (principalmente Fichte, Schelling y Hegel), pero siguió con una cantidad de otros movimientos, la mayoría de los cuales fueron creados por filósofos trabajando desde fuera del mundo académico:
En Alemania, los excesos metafísicos del idealismo dieron lugar a un movimiento neokantista.
Kierkegaard y Nietzsche sentaron las bases para la filosofía existencialista.
Auguste Comte acuñó el término «positivismo» y popularizó la escuela del mismo nombre.
En la ética, Jeremy Bentham y John Stuart Mill elaboraron el utilitarismo, según el cual la acción correcta es aquella que produce la mayor cantidad de felicidad general.
Karl Marx y Friedrich Engels invirtieron la filosofía hegeliana para fundar el materialismo dialéctico.
En los Estados Unidos, Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey dieron origen a la escuela pragmatista.
Por el final del siglo, Edmund Husserl inició la escuela de la fenomenología.
En el último tercio del siglo, Gottlob Frege empezó con su trabajo en lógica matemática, que habría de proveer las herramientas para la filosofía analítica, pero que permanecería desconocido hasta el siglo XX.
Filosofía del siglo XX
En el siglo XX, la mayoría de los filósofos más importantes trabajaron desde dentro de las universidades, especialmente en la segunda mitad del siglo. Algunos de los temas más discutidos fueron la relación entre el lenguaje y la filosofía (este hecho a veces es llamado «el giro lingüístico») y las implicaciones filosóficas de los enormes desarrollos en lógica a lo largo de todo el siglo.
Las tradiciones filosóficas más significativas y abarcadoras del siglo XX fueron dos:
La filosofía analítica se desarrolló principalmente en el mundo anglosajón, y debe